Precedido por acciones convocadas por las organizaciones que componen la Unidad Piquetera, hoy se reunió el Consejo del Salario. El cónclave que se llevó a cabo de manera virtual, compuesto por los representantes sindicales (CGT y CTA), los movimientos sociales ligados al gobierno, más las 16 cámaras empresariales y el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, dispuso nuevamente que el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) permanezca por debajo de la línea de pobreza. Finalizada la cita virtual se conoció que el nuevo aumento será en septiembre de $ 51.200, en octubre de $ 54.550 y en noviembre en $ 57.900, con una nueva revisión en noviembre.
La última vez que se había reunido el Consejo del Salario el aumento dispuesto había sido de un 45% que, producto de la inflación, se terminó adelantando a pesar de las cuotas pactadas. Así la nueva suba se dio sobre los magros $47.850 que significa el SMVyM. Un monto que comparado con la canasta básica (de julio) que calcula el INDEC no significa ni siquiera la mitad. Más vergonzoso es aún cuando se compara el monto con los $ 179.990 que la Junta Interna del INDEC calcula que necesita por mes una “familia tipo” para no ser pobre.
El sello de la gestión de Massa al frente del Ministerio de Economía, con el apoyo de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, sigue lesionando los ingresos de los sectores asalariados. La resultante del aumento de hoy, que en total significa una suba del 80,9% del SMVyM en todo el año, es una cifra que, según lo que calcula el REM del BCRAi, va a quedar por detrás de la inflación anual. Queda en claro así que, la marcha testimonial convocada por la CGT y la CTA el jueves pasado fue al servicio de hacer pasar estas políticas de ajuste. A quienes nadie votó para representar a los trabajadores y hoy se sentaron en esa mesa de “negociación”, personajes como Hugo Yasky, Pablo Moyano y los demás integrantes de la CGT, decidieron que la clase permanezca hundida en la pobreza. Ni siquiera hicieron valer lo que dijeron de forma previa a la reunión. El titular de la CTA había vociferado que iban a exigir el aumento anual sea del 90%, mientras la CGT, por su parte, había adelantado un 80%.
Una orientación económica que se profundiza: la torta en manos de pocos
No es menor el resultado de la reunión del Consejo del Salario, ya que la misma funciona de alguna forma como antesala de otras discusiones salariales que se van a dar en los próximos días. Mientras la inflación sigue desatada y se avizoran cifras del 90% para terminar el año, el gobierno del Frente de Todos, en conjunto con las direcciones burocráticas de las centrales sindicales, sigue empeñada en dar más porciones de la renta nacional a los empresarios. Como lo detalla un informe publicado por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) y el área de Economía y Tecnología de FLACSO: “los cambios más relevantes consisten en un incremento muy significativo en la participación relativa de los empresarios (EEB) entre 2016 y 2021 que alcanza a 7 puntos del valor agregado total, mientras que la de los asalariados registrados y no registrados desciende en casi 9 puntos también sobre el valor agregado”. En concreto, los empresarios subieron su porcentaje de apropiación de la riqueza producida de un 40,2% en 2016 al 47% en 2021. Mientras que, los trabajadores, redujeron su porcentaje del 51,8% al 43,1% durante el mismo período. Y, como también lo remarca el trabajo citado, esta nueva forma de distribución regresiva, que golpea a los asalariados, registró “la mayor la pérdida durante el gobierno actual”.
Tan inocultable se ha vuelto esta realidad, que hasta las mismas usinas del gobierno lo confirmar. El periodista económico Alfredo Zaiat, ayer, en su columna dominical, afirmó que: “Con particularidades y todavía con rasgos heterogéneos diferenciadores, la economía argentina se está pareciendo cada vez más a las del resto de la región, tendencia que se acentúa luego del padecimiento de las recurrentes crisis macroeconómicas”ii. Haciendo alusión a un fenómeno que empieza a hacerse presente como en muchos países latinoamericanos: una desigualdad estructural. Estructuración social y económica que se cimenta bajo un régimen de sobre explotación, con salarios e ingresos como el acordado el día de hoy, de pobreza, que ubica a un contingente del 40% debajo del mismo escalafón. Lejos de existir “dos economías”, como se trata de ubicar en el imaginario social, existe una organizada al servicio de los intereses de una minoría que lucra del trabajo ajeno en mayores magnitudes.
El salario mínimo tiene que ser igual a la canasta básica
La discusión no es tan compleja. El aumento que hay que discutir ante la situación detallada, tiene que ser uno que permita colocar a los ingresos en un monto igual al de la canasta básica. Todos los trabajadores tienen que tener ese piso como básico inicial y, como afirmó César Latorre, “(…) a la vez se discutan paritarias para ver las particularidades de cada sector y reformar los convenios colectivos a la alta para establecer derechos, cargas horarias máximas, reconocimientos de desgaste laboral y un largo etcétera”.
Ni el ajuste que quiere imponer Massa en voz del cogobierno que tiene el Frente de Todos con el FMI es inevitable, ni tampoco es imposible conquistar lo propuesto. Sin embargo; sí hace falta mover algunas piezas. En principio, lanzar un paro general como inicio de un plan de lucha contra el gobierno, el FMI y los empresarios que no se cansan de remarcar y ganar con la inflación. También hace falta una renovación sindical, la entrega de los burócratas sindicales en el día de hoy es otro botón de muestra de su comportamiento político. Son las bases quienes tienen que decidir todo, en base a un método democrático. Pero los dramas que aquejan no son meramente de carácter sindical, sino profundamente políticos. Es por tal motivo que, también, es necesario un cambio en ese sentido.
Como proponemos desde el MST en el FIT-Unidad, es hora de que se vayan todos los que gobiernan, tanto como la oposición de Juntos por el Cambio, para que las decisiones de todo lo necesario para restablecer condiciones de vida dignas para las mayorías, las tomen los trabajadores y sectores populares. Para eso, es necesario convocar elecciones a una Asamblea Constituyente libre y soberana que, por ejemplo, defina que los salarios no pueden ser ingresos de pobreza.
i Según el Relevamiento de Expectativas del BCRA del mes de julio, la inflación anual será del 90,2%
ii Consumo explosivo y la plata no alcanza. Página 12