En el día de ayer, el bloque de senadores alineados a Cristina Fernández presentó un proyecto de ley para la creación de un “Fondo Nacional para la cancelación de la deuda con el FMI”. El comunicado oficial reza: “Se busca que quienes tengan bienes en el exterior que fueron fugados y no están declarados ante el fisco, realicen un aporte especial de emergencia”.
Es en este sentido, el proyecto apuntaría a que quienes fueran evasores o lavadores de dinero realicen un aporte del 20% de sus bienes no declarados, abonado en dólares.
En el marco de esta propuesta de los senadores, cabe aclarar que el bloque del Frente de Todos no cuenta con mayoría propia en ninguna de las dos cámaras, es decir que, para aprobar esta iniciativa, necesariamente tienen que sumar votos de la oposición. No hay que ser clarividentes para saber que el bloque de derecha más reaccionaria y empresarial jamás votaría a favor de un proyecto de esta índole. Esto es lo que nos da lugar a catalogar a esta propuesta como pura demagogia por parte del bloque oficialista.
Simultáneamente, Cristina se reunió con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley a quien le pidió su apoyo para este proyecto, marcando así nuevamente el aval hacia la estafa contraída por el macrismo.
Más allá de que está a la vista que no se van a conseguir los votos, se siguen sumando las contradicciones. En primer lugar, porque en el Senado el acuerdo con el FMI fue votado por la gran mayoría del bloque del Frente de Todos, a sabiendas de la bronca popular y luego de la represión en el Congreso cuando se estaba debatiendo en la Cámara de Diputados. Segundo, este sector que quiere presentarse como un ala “por izquierda” al gobierno de Alberto Fernández, en ningún momento llamó a movilizar en contra del nuevo endeudamiento, no hubo una política de fuerte rechazo; sino que todo se reduce a meras declaraciones testimoniales que no tienen ningún impacto en la realidad del pueblo trabajador.
Otro dato de color, es que el sector Patria Grande, liderado por Juan Grabois e Itai Hagman dio su apoyo a la propuesta. Aludieron al discurso ya conocido de que a la deuda la tienen que pagar quienes la fugaron, que el esfuerzo no puede venir de los trabajadores, etc. Una de las preguntas que cabe hacerse entonces es: ¿por qué Itai Hagman cedió su lugar en las comisiones para dar dictamen favorable a la tratativa del acuerdo? ¿Por qué no llamaron a una gran movilización para enfrentar el ajuste en las calles? Esta es solo una muestra más de cómo todos estos “opositores” al Fondo allanaron el camino para que se apruebe el acuerdo propuesto por el gobierno con el FMI y se someta al país a una revisión del organismo cada 3 meses y su única política sigue siendo la del cacareo sin acciones concretas.
Muchas maniobras, muchos discursos, muchas contradicciones, pero todo esto va en concordancia con un solo objetivo: pagar y pagar. Acción tras acción se confirma la política del gobierno, que es la de aceptar abonar la suma multimillonaria en dólares de un acto ilegítimo e ilegal, que solo benefició a los especuladores, empresarios, a Macri y a sus amigos.
Por más maquillaje que quieran ponerle, todo el trabajo de quienes nos gobiernan van en sintonía con expiar de culpas a quienes hipotecaron nuestro futuro. Por eso Macri está feliz y festejó la aprobación del acuerdo.
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Sabemos que al FMI lo vamos a echar en las calles y siguiendo la línea del no pago a la deuda externa, acompañado de un plan económico a favor de las mayorías, con nacionalización de la banca y el comercio exterior para controlar realmente la fuga de capitales. Esa es la única manera de poner un freno y evitar que los únicos beneficiados sean siempre los mismos.