viernes, 22 noviembre 2024 - 22:59

Desastre ambiental. El Planeta estalla

El Paraná sufre una bajante histórica, Alemania y China se ahogan, se incendian las sierras cordobesas y varias regiones del planeta. Mientras que los ambientalistas argentinos advierten que la bajante record del Paraná es “un auténtico holocausto ambiental” que puede extenderse hasta el 2022, las imágenes de los medios nos muestran grandes inundaciones en el norte de Europa y China, con enormes costos humanos y a la vez graves incendios en regiones de Canadá y Estados Unidos. Para completar, uno de los pulmones verdes del planeta, la selva del Amazonas, no absorbe CO2 de la atmósfera, sino que ha empezado a emitirlo. El capitalismo está llevando al mundo al desastre y es necesario aplicar el freno de emergencia.

La depredación ambiental constante del planeta está acelerando el cambio climático y en estos días las pantallas de la televisión y las redes, ilustran el desastre en que está metida la humanidad. Ahora los graves desequilibrios no solo afectan a países del tercer mundo, con víctimas rápidamente olvidadas, sino que golpean duramente en los centros de las potencias mundiales, con un alto costo humano.

Así podemos observarlo en las tremendas inundaciones en Alemania, Bélgica, y los llamados “países bajos”, con un saldo provisorio de 191 muertos, un número que podría aumentar ya que son cientos los desaparecidos. En la otra punta del planeta, las inundaciones en China han producido el desplazamiento obligado de 100.000 habitantes y como si esto no fuera suficiente un reciente poderoso tifón que se cierne sobre la región amenaza agravar el desastre.

Las consecuencias del desequilibrio climático, que cada vez más se ubican entre las principales noticias diarias, están causando terribles incendios desde hace varias semanas en el oeste de Estados Unidos y Canadá. En este último país, una impresionante ola de calor causó muchas víctimas entre una población que, aun viviendo en uno de los países del primer mundo, no estaba preparada para esas tórridas temperaturas. En Estados Unidos los incendios arrasan en California, Nevada y Oregon. En este estado yanqui el incendio es más grande que la superficie de la ciudad de Nueva York, hasta la cual llega el humo de tamaño desastre ambiental.


El calentamiento del planeta está produciendo tremendas sequías por un lado y por otro aumenta la evaporación causando tormentas mucho más voluminosas que las de costumbre.

Por otro lado, el anuncio de un ciclo negativo en la Amazonia, esto es que la región empieza a emitir dióxido de carbono en vez de absorberlo, tal cual lo dio a conocer un reciente estudio de Luciana Vanni Gatti, científica del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, habla de la gravedad de la crisis que atraviesa la región y al planeta todo. La constante desforestación de la selva, en los últimos tiempos alentada por Bolsonaro y un empresariado rapaz, ha llevado a que el calentamiento en la estación seca sea, desde hace 40 años, de 2,3 grados celsius (centígrados), una de las más graves del planeta, comparada con el calentamiento que sufre el océano ártico.


Es necesario apretar el freno de emergencia

Recientemente Friederike Otto, una física de la Universidad de Oxford que estudia el cambio climático, dijo que para la gente “la idea de que posiblemente puedas morir por el clima es totalmente ajena” y “ni siquiera nos damos cuenta que la adaptación es algo que tenemos que hacer ahora mismo. Tenemos que salvar la vida de las personas”. (1)

Desde que se negoció el Acuerdo de París, la crisis climática y el calentamiento global siguieron en aumento. China es el mayor emisor del planeta, pero aún otros países que han disminuido un tanto sus emisiones, están lejos de hacerlo al ritmo necesario para evitar la catástrofe. De ahí, lo poco creíble de las declaraciones de compromiso frente a la catástrofe, de la canciller alemana Ángela Merkel o del nuevo presidente yanqui, Joseph Biden.

El 1 de noviembre de este 2021 se reunirá en la ciudad británica de Glasgow una nueva cumbre de la Naciones Unidas contra el cambio climático. Faltando pocos meses para la misma, la Comisión Europea presentó en estos días un plan para encarar la emergencia climática consistente en dejar de producir automóviles a combustión en 2035, hacer pagar a las empresas los costos de sus prácticas contaminantes e imponer un impuesto a las importaciones de países que no respeten pautas ambientales. Siendo insuficientes estas medidas, ya son muchas voces la que opinan que son de imposible cumplimiento, dado los intereses empresarios que se pondrían en juego. Justamente porque estas medidas están dictadas, por las instituciones capitalistas que sostienen estos empresarios.


Nuestro país sufre el calentamiento global

La bajante del río Paraná es la peor desde 1944. Según informó el Instituto Nacional del Agua (INA), se espera que esta tendencia desfavorable pueda incluso extenderse hasta febrero de 2022. Según este organismo, las próximas semanas serán ser críticas. Para la semana que viene se espera una nueva bajante de 10 cm. en el nivel de las aguas, que están muy lejos de su nivel promedio de aguas bajas (2,3 metros) y su altura en junio (3,21 metros).


De acuerdo al organismo nacional, corren peligro “las tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y procesos industriales, la navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de los márgenes” y la “exposición a incendios en márgenes e islas”. Como señalan los abogados ambientalistas en sus recientes declaraciones a Página 12: “es un auténtico holocausto ambiental y es el resultado directo de una serie compleja de intervenciones antrópicas asociadas a la expansión del extractivismo agroindustrial, ganadero, forestal, fluvial y minero”.

A este panorama se le suma el sobredragado que lleva adelante la empresa belga Jan de Nul sobre el Paraná para garantizar la fuga del 80% de nuestros bienes comunes. Sin estudios de impacto ambiental, el sobredragado constituye un verdadero crimen ambiental, afectando no solo la fauna sino también los ecosistemas fluviales y los humedales. En las últimas semanas la Asociación de Abogados Ambientalistas presentó la denuncia ante la Justicia para que se suspenda esta actividad, la cual dio lugar al reclamo.

Como lo señala nuestra compañera Nadia Burgos, pre- candidata a diputada nacional en la provincia de Entre Ríos por el MST en el FIT-U, “la bajante del río Paraná es consecuencia del cambio climático y del sistema capitalista que prioriza las ganancias por sobre nuestras vidas y nuestros territorios” y como alternativa propone avanzar con una ley de humedales y con una transición agroecológica hacia otro modelo productivo, libre de contaminación y explotación. (Declaraciones realizadas para APF Digital, Agencia de Noticias de Entre Ríos el 3/06/2021)
Ver: http://www.apfdigital.com.ar/despachos.asp?cod_des=358299

Y si faltaba algo para estar a “tono” con el desastre mundial, cuando escribimos estas líneas nuevos incendios en las sierras de Córdoba, de carácter intencional, vuelven a mostrar los niveles a los que llega la depredación ambiental de un empresariado dispuesto a todo con tal de maximizar sus ganancias y de gobiernos que hacen declaraciones de compromiso cuando la soga les llega al cuello pero que siguen impulsando el extractivismo.


El doble discurso de Fernández y el Frente de Todos

El Frente de Todos y el PJ posan como defensores del medio ambiente con dobles discursos, votando leyes verdes que nunca cumplen, o apoyando al presidente de Estados Unidos en sus ficticias posturas contra la crisis climática. Sin embargo, no van a tocar ninguno de los intereses capitalistas que están produciendo este ecocidio; empezando, por ejemplo, con prohibir el agronegocio basado en transgénicos y agrotóxicos, la megaminería, el fracking o la cementación urbana. Es más, en medio de la pandemia de Covid 19, vuelven a insistir con el acuerdo porcino con China para la instalación de factorías porcinas, peligrosísimo para la salud humana y los ecosistemas, ratificando que no hay grieta con la derecha más rancia en materia extractiva.

La propiedad privada y la ganancia capitalista que impera en nuestro país y en el mundo es la responsable del colapso ecológico, económico y sanitario que estamos atravesando. La crisis climática es una realidad y está produciendo la liquidación del planeta, por eso es tarea de primer orden evitar que la temperatura se eleve por encima de 1,5 grados celsius.

Hay solo dos caminos: seguir bajo esta lógica de carácter empresarial, de mercado y capitalista con más desigualdad, más desplazados climáticos, más pobreza y más contaminación; o abrir paso a otro modelo, a otro sistema justo, soberano, democrático y ecosocialista donde se planifique en función de las necesidades sociales y con las comunidades adentro, con reconversión energética a limpias y renovables, pero también con reconversión profesional para que no quede ningún trabajador en la calle; con reforma agraria y agroecología. Hablamos de otra economía para el 99% y de otro Estado sin políticos patronales, ecocidas, patriarcales y represivos. Este programa de salida que llevamos en cada lucha es la que vamos a llevar también en la contienda electoral desde la Red Ecosocialista y el MST en el FIT-U, sé parte.

Ver: El 1% nos lleva hacia la catástrofe. Fernández reniega pero avala – Periodismo de Izquierda

  1. Tomado del artículo Nadie está a salvo: el clima extremo afecta a los países más prósperos, publicado en el New York Times del 19/07/2021.

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