Hace dos días se dio a conocer el aumento de un 30% del GNC para vehículos, que regirá a partir de mañana. Hoy se comunicó una suba del 9% en las tarifas de energía eléctrica para todas las familias argentinas, que también impactará en el mes de mayo.
Además del nuevo tarifazo que colaborará con la tendencia inflacionaria que no da descanso al bolsillo de los trabajadores, Alberto Fernández solicitó la renuncia de Federico Basualdo, el hasta entonces subsecretario de Energía. Según se supo, esto ocurrió luego de una reunión que mantuvo el presidente con su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el ministro de Economía, Martín Guzmán.
La explicación de la renuncia reside, por lo trascendido a partir de declaraciones hechas por funcionarios cercanos a Guzmán, en las diferencias políticas entre quien maneja la cartera económica y Basualdo. Este último era afín a mantener congeladas las tarifas, tema en el que difería con el actual ministro que responde al Fondo, organismo que propone un nuevo esquema tarifario en beneficio de las empresas como Edenor y Edesur.
A pesar de estas divergencias, ni una política ni la otra encuadra en las necesidades de las mayorías. No es pisar el precio actual ni alentar nuevas subas lo que necesita la economía de las mayorías, sino la desdolarización de las tarifas. Dejar de pensar estos servicios como un negocio y convertirlo en derechos sociales, como propone el MST en el FIT-Unidad exigiendo la estatización de estas empresas.
Medidas como estas, en una semana donde al salario mínimo vital y móvil volvió a establecerse por debajo de los índices de indigencia y pobreza, refuerzan el plan de austeridad que quiere imponer el gobierno del Frente de Todos.