sábado, 23 noviembre 2024 - 02:33

Rusia. Putin, de nuevo contra la comunidad LGBTI+

“Mientras yo sea presidente no habrá matrimonio igualitario”, dijo. En un nuevo ataque contra la comunidad LGBTI+, el gobierno ruso concretó varias reformas a su Constitución, directamente prohibiendo que personas del mismo género se casen.

En el 2020, el presidente ruso, Vladimir Putin, presentó ante la Duma (cámara de diputados) nuevas enmiendas constitucionales, todas ellas regresivas. Finalmente, el 5 de abril firmó las enmiendas que oficialmente introducen un profundo retroceso en materia de derechos humanos de nuestro colectivo. Así, se prohíbe el matrimonio entre personas del mismo género y bloquea cualquier legislación al respecto y prohíbe las adopciones de niñeces trans.

La decisión del mandatario está sostenida en la concepción de una familia binaria y heterosexual excluyente. Por ende, el matrimonio sólo es reconocido entre un hombre y una mujer. Militantes y activistas rusos denuncian que esta reforma impone un único modelo de familia en todo el país, invisibilizando y negando la coexistencia de familias diversas e instaurando un obstáculo en la Constitución que las condena al desamparo y la violencia.

Dios en la Constitución

No es novedad la injerencia de las iglesias y religiones en los Estados. Sin embargo, Putin en esta nueva incorpora la figura de Dios en la Constitución rusa, imponiendo no sólo un tipo de religión sino también un valor y un juicio moral que debe regir sobre el conjunto del pueblo. La estrategia es clara: el gobierno necesita el mayor apoyo de todos los sectores conservadores para mantenerse en el poder.

Este 2021 recibió al gobierno de Putin con movilizaciones de varios sectores de oposición, demandando democracia real. En ese contexto, esta reforma clerical es una concesión a la cúpula de la Iglesia Ortodoxa Rusa a cambio de apoyo político y al antidemocrático plan de Putin de permitirse dos reelecciones más para continuar al mando del Kremlin hasta el año 2036.

De este modo, con toda su prédica confesional, nacionalista patriotera y heteropatriarcal, Putin asume como propio el viejo lema derechista de Dios, Patria y Hogar.

Un historial LGBTI-odiante

La agenda anti-derechos LGBTI+ de Putin tampoco es novedad. En el 2013 instauró en el país una ley que prohíbe la “propaganda gay” y cualquier expresión pública de diversidad sexual, con la excusa de“preservar los valores de la familia tradicional”. Un golpe para el activismo no sólo en el ámbito legal sino social y cultural, ya que esta medida reforzó la violencia de patotas neonazis ultranacionalistas como los Occupy Paedophilia. Muchas personas LGBTI+ tuvieron que exiliarse y refugiarse en otros países e incluso la activista lesbiana Yelena Grigórieva fue asesinada en San Petersburgo en 2019.

También, mientras descartaba que existiera discriminación hacia las minorías sexuales, el gobierno prohibió la adopción por parte de personas del mismo sexo, por personas solteras que provengan de países donde el matrimonio igualitario es legal y habilitó la posibilidad de quitarles los hijos biológicos a parejas del mismo sexo.

En Chechenia, república de la Federación Rusa que preside Ramzan Kadyrov, fiel a Putin, la situación es aún peor. Dese el 2017 se denuncia una purga de personas LGBTI+ en campos de concentración, donde les torturan, desaparecen o matan. Además, instauraron una ideología de la “muerte de honor” que avala a las familias de las personas liberadas a que las asesinen.

Peor que hace un siglo

Hace cien años, la situación era opuesta. Tras la Revolución Rusa de 1917, dirigida por Lenin y Trotsky, los bolcheviques abolieron todas las leyes reaccionarias del zarismo en materia de género y legalizaron el divorcio, el derecho al aborto y despenalizaron la homosexualidad, entre otros avances anticapitalistas y socialistas. Inclusive un homosexual, Gueorgui Chicherin, fue ministro soviético de Asuntos Exteriores.

Sin embargo, con el triunfo de la contrarrevolución estalinista a partir de 1923 se retrocedió en todas las conquistas sociales, incluidas las de las mujeres y las disidencias. Por ejemplo, en 1933 se añadió un articulo al Código Penal que prohibía la homosexualidad con hasta cinco años de trabajos forzados en prisión. En 1993 se volvió a legalizar, hasta que desde 2013 Putin reinició la ofensiva.

Resistencia

Ante el gobierno autoritario de Putin y el régimen antidemocrático ruso, el pueblo empieza a movilizarse. El poder político responde con represión. Pero la lucha sigue, porque se ha iniciado un período de inestabilidad y por eso Putin también apela a la derecha más rancia con tal de perpetuarse en el poder.

Desde Argentina nos solidarizamos con la resistencia popular en Rusia y demás repúblicas de la federación rusa, en especial con la comunidad LGBTI+. Debe cesar la represión al activismo,ser respetados los derechos y libertades democráticas, y castigados los responsables políticos y materiales de las violaciones a los derechos humanos. Basta de persecución bajo la moral religiosa: laicidad de todos los Estados. Sigamos luchando contra este capitalismo patriarcaly por un mundo libre de toda explotación, opresión y violencia; es decir, por el socialismo.

Micaela Escobar y Keili González

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