domingo, 24 noviembre 2024 - 19:04

Yuri Gagarin. El cosmonauta que rompió el cielo

Se cumplen 60 años de una proeza de la humanidad: el envío del primer ser humano al espacio exterior. Esta hazaña dio un nuevo impulso a la carrera espacial entre la U.R.S.S. y Estados Unidos, y produjo avances tecnológicos que son el sostén de la comunicación actual.

Desde tiempos inmemoriales la humanidad se ha preguntado qué es lo que hay más allá de los cielos. En 1957 se comenzó a responder esa pregunta cuando la U.R.S.S envió el Sputnik I – el primer satélite artificial – al espacio y descubrió que ese vacío negro, con su ingravidez, su frío y sus rayos sin la protección de la atmósfera, no parecían ser un lugar agradable para la humanidad. Por eso, los esfuerzos giraron en torno a investigar y experimentar sobre las posibles consecuencias que el vacío del espacio podría generar en el ser humano.

Yuri Alekséyevich Gagarin, un joven que había trabajado como obrero metalúrgico y se había interesado en la aviación como pasatiempo, ingresaría más tarde en la fuerza aérea y sería seleccionado para tripular la Vostok-I, la primera cápsula espacial que llevaría a un ser humano al espacio. Si bien ya habían sido enviados otros seres vivos por parte de la U.R.S.S., siendo la primera la perra Laika, no se había logrado generar suficiente información para conocer las consecuencias de un viaje al espacio. Gagarin era la llave para abrir esa a puerta.

El 12 de abril de 1961, la Vostok despegó en su misión de 109 minutos en total, de los cuales 89 correspondieron al viaje de Gagarin a lo largo de todo el planeta, logrando una órbita entera. Por primera vez una persona lograba ver nuestro planeta desde “afuera” y recorrerlo en tan poco tiempo.  El viaje había sido un éxito, pero más aún la supervivencia de Yuri, que permanentemente debía informarle al control sobre su situación física y anímica.

La vuelta a casa

El éxito de la misión no solo estuvo dado por la vuelta en perfectas condiciones de Gagarin, sino también por el mérito que le representaba a la Unión Soviética lograr un avance de tal magnitud antes que Estados Unidos. La carrera espacial no era únicamente una demostración de poderío científico, sino también una disputa entre dos sistemas políticos:por un lado, el capitalismo norteamericano  basado en los contratos privados, que utilizaba como base el desarrollo de Wernhervon Braun, antiguo científico nazi. Por el otro,la U.R.S.S., con su programa con apoyo estatal y la dirección de Serguéi Pávlovich Koroliov, creador del cohete R-7 -el más avanzado de la época- que finalmente llevaría a la Vostok-I al espacio.

Gagarin sería recibido con algarabía popular y galardonado con la distinción de “Héroe de la Unión Soviética”. Ser el “primer hombre en el espacio” lo convirtió en una figura de renombre internacional, siendo invitado a comentar su experiencia en diversos países, tanto del bloque soviético como por fuera de él. Su figura fue tan famosa que hasta el presidente de Estados Unidos, John Kennedy, tuvo que prohibirle la entrada a Norteamérica para evitar la propaganda comunista que podría producir.

En su país natal, Yuri se convirtió en el jefe del programa de entrenamiento de los nuevos cosmonautas hasta que el accidente de la Soyuz-1, con un resultado fatal para su pupilo y amigo Komarov, lo alejó del programa espacial, retomando sus tareas como instructor de vuelo.

Simultáneamente, había sido electo como diputado para el Soviet de la Unión primero y más tarde para el Soviet de las Nacionalidades, siendo una figura admirada y respetada por el pueblo. Desde ese lugar se enfrentó varias veces con el politburó por el control cada vez más asfixiante que la burocracia  hacía sobre el programa espacial, al utilizarlo mas como propaganda que como un programa para conocer y explorar el espacio.

En 1968, al producirse la muerte de Gagarin en un extraño accidente aéreo, se multiplicaron las sospechas sobre una conspiración que apuntaba e involucraba directamente al gobierno soviético. Se realizaron tres investigaciones oficiales que se mantuvieron en absoluta reserva y en 2007 el presidente Putin se negó reabrir la investigación. Al día de hoy no se sabe la verdadera causa del accidente.

La carrera por las estrellas

La importancia de Gagarin no está dada solo por su hazaña personal, sino enmarcada en el esfuerzo colectivo de cientos de hombres y mujeres que durante la primera etapa de la carrera espacial produjeron los hitos más importantes de la misma. Durante la dirección de Koroliov se puso en órbita el primer satélite artificial y se envió al espacio a la perra Laika, convirtiéndose en el primer ser vivo en salir de la atmosfera. También se envió el primer objeto creado por el hombre a la Luna (sonda Luna-1), a Marte (Mars-1) y a Venus (Venera-1). Como detallamos en esta nota, se produjo el envío del primer hombre al espacio,  pero también de la primera mujer – Valentina Tereshkova –  en 1963, 20 años antes que Estados Unidos le permitiera a Sally Ride ser la primera mujer norteamericana en ir al espacio, y se logró la primera caminata espacial en la misión Vostok-2.

Todos estos logros le dieron la delantera a la Unión Soviética por sobre Estados Unidos; pero también atrajeron la atención del politburó, que hasta 1964 había estado más interesado en el desarrollo de armas atómicas que en la exploración del espacio. En 1966, con la muerte de Koroliov, el politburó tomó el control absoluto del programa espacial, generando presiones y controles que detuvieron las misiones con sentidos científicos y fueron privilegiadas las misiones con sentidos propagandísticos. Esto debilitó enormemente el trabajo de los desarrolladores y científicos detrás del programa, permitiendo que Estados Unidos le diera un golpe de efecto a  la carrera espacial con la llegada del Apolo XI a la luna en 1969, y desde ese momento dominando la misma. Para mediados de la década del 70, el programa espacial soviético estaba prácticamente abandonado.

Sin embargo, los esfuerzos de estos hombres y mujeres – y deberíamos agregar también perros- fueron los avances que permitieron que hoy, en pleno siglo XXI, podamos estar conectados permanentemente ya sea  por los satélites que nos proveen o la experimentación con principios de la física y nuevos materiales, que permitieron la creación de los dispositivos y la tecnología que utilizamos. Se cumplen 60 años del momento donde un ser humano pudo ver por primera vez la tierra en su totalidad, dando inicio a un nuevo viaje del conocimiento humano. Es curioso que Gagarin, en su inocencia o su nerviosismo, al iniciar el despegue gritara: “¡Poyekhali!”, que traducido al castellano significa “¡Vámonos!”.

Con él viajaba toda la humanidad.

Germán Gómez

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