El 1 de diciembre se conmemora, desde 1988, el Día Mundial de respuesta al VIH. Infección emblemática no sólo por el enorme desafío médico que implica su estudio, diagnóstico y tratamiento, sino por la interseccionalidad con el colectivo LGBT+, el estigma social que lo rodea y por ser uno de tantos ámbitos en los que el Estado vulneró derechos frente a las necesidades de su gente, dejando profundas marcas.
El estigma es tal que todavía es necesario hacer y recalcar esta aclaración: VIH no es igual a sida. El primero, virus de la inmunodeficiencia humana, provoca una infección a veces asintomática o similar a la mononucleosis, y se da no sólamente por transmisión sexual sino también por uso de agujas contaminadas, por ejemplo. Tampoco es una infección propia de algunas poblaciones en particular o de hombres homosexuales, como se creía en su momento: el VIH puede infectar a cualquier individuo independientemente de su sexo biológico, sector social de pertenencia o identidad.
El sida, en cambio, es una etapa posterior a la infección por VIH, que puede terminar rápidamente en la muerte si no es tratada. Por el contrario, con un tratamiento adecuado, las personas con sida pueden convivir con el virus, sin ninguna de las complicaciones clínicas asociadas, ni posibilidades de infectar a otras personas por vía sexual.
En un contexto donde el gobierno de Javier Milei profundiza el desmantelamiento de la salud pública nos encontramos con Cristian Pizutti, militante de la Coalición Roby Jauregüi, quien nos cuenta su experiencia viviendo con la Infección, en la militancia por la defensa de sus derechos y en la interacción con el sistema de salud, cuya falta de respuestas condiciona su vida y la de miles. Nos habla de cómo el desfinanciamiento de la salud impacta directamente en la posibilidad de prevenir la infección por VIH, de diagnosticarlo y de tratarlo.
El último boletín epidemiológico confirma esta realidad, mostrando un franco aumento en la incidencia de casos nuevos de infección por VIH. Cristian destaca en su entrevista la importancia del apoyo del colectivo en respuesta al desamparo. Desde el simple hecho de compartir experiencias hasta recomendaciones médicas que el sistema de salud no está predispuesto a dar, todo atravesado por la militancia activa, visible y confrontativa que se necesita para cuestionar al gobierno y garantizar el acceso a la información que permita desandar el estigma y la discriminación social que violenta a las personas con alguna ITS, en particular el VIH, en su vida social y profesional.
Agustín Neira, La Marea FMED
A continuación les compartimos la entrevista completa.