En un acto desarrollado el martes en el Senado, la vicepresidenta de la Nación habló de reabrir “todas las causas de víctimas del terrorismo”.
Agenda reaccionaria
Esta semana venía atravesada por el escándalo que significó la visita de los diputados libertarios a los genocidas en el penal de Ezeiza, luego de que Arrieta destapara la olla y en el humo se vislumbre un gran tramado de complicidades políticas y planificación, con el objetivo de sacar genocidas de la cárcel.
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La vicepresidenta, que había salido ilesa de los chats publicados por la diputada mendocina, aprovechó el Día Internacional de la Conmemoración a las Víctimas del Terrorismo para robarse los reflectores y avanzar con “su agenda”.
En ese sentido, Victoria Villarruel declaró: “Reabriremos todas las causas de víctimas del terrorismo para que sea la Justicia que haga lo que debió hacer más de 20 años”.
Además, agregó: “Arranqué siendo demonizada y repudiada, pero Argentina, nuestra patria dorada, para que pueda vivir su aurora, su renacer con justicia, debe hacerlo solo con este valor. Y, para ello, todos los montoneros tienen estar presos por ensangrentar nuestra Nación“.
La vicepresidenta y el gobierno desean imponer una nueva discusión con una relectura sobre lo sucedido en la ultima dictadura militar. Esconden su reivindicación de la dictadura, disfrazada de la teoría de los dos demonios.
Asimismo, lo que omite mencionar en su discurso es que una gran parte de la militancia de esa época fue secuestrada, torturada, “juzgada” sin ningún tribunal y asesinada de las formas mas cruentas posibles por quien presidia el poder del estado en ese momento.
Desde el entorno de Milei buscan atribuirle todo lo relacionado a esta “agenda” a Villarruel. Por su parte, la vicepresidenta, quien ya ha visitado genocidas antes de estar en su cargo, no menciona opinión sobre el recorrido en el penal de Ezeiza y encuentra este giro discursivo, aun, siendo muy cercana al Padre Ravasi, quien organizó la visita.
Repudiamos que vuelvan con la falsa teoría de los dos demonios, que sólo busca encubrir la responsabilidad del terrorismo de Estado y el genocidio que provocó. La única causa que hay que abrir es a los genocidas y sus cómplices empresariales y eclesiásticos que siguen impunes. https://t.co/Bxo2bSMJ8q
— Cele Fierro (@Cele_Fierro) August 28, 2024
Desde sus esquinas de la interna, Milei y Villarruel, tensan la cuerda lo máximo posible en el marco de la “batalla cultural” que profesan. Sus límites son los que genera el rechazo popular, ninguno puede hablar abiertamente del proyecto que les concedería la domiciliaria a los genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad. Es difícil comprender que toda esa gestación de la visita se produjo sin un visto bueno de las máximas autoridades libertarias, de hecho, se deja sobre la mesa una serie de nombres que habrían sido colaboradores directos como Martin Menem, Patricia Bullrich, Fernando Martínez y Lilia Lemoine.
Del mismo modo, al conocerse el hecho, nadie actuó dentro del oficialismo de alguna forma que no sea encubriéndolo. Si realmente expresara un clamor contrario a lo que piensan Villarruel, por un lado, o Milei por otro, ya se hubieran tomado medidas con los diputados.
Villarruel quiere dar un guiño al público pro-dictadura que vio aguar sus planes luego que las fotos y los chats trascendidos de la visita a los genocidas causó tanto repudio.
La política del conjunto de alas del gobierno se complementa, por un lado, quieren darles domiciliaria a los genocidas, y por otro, desarrollan un discurso de demonización de la militancia setentista y en particular de las agrupaciones guerrilleras, encontrando uno de sus objetivos en excusar el plan de exterminio que llevo adelante la dictadura.
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Otro de los elementos que los motiva a llevar adelante estas actividades es recomponer a las Fuerzas Armadas que tienen una fuerte condena social al servicio de la estrategia represiva del gobierno de Milei, que busca modificar el régimen hacia uno más autoritario.
Contra estos nefastos objetivos y los infames argumentos que presentan para fundamentarlo, no hay que dar un paso atrás. Nuestro país hace mucho tiempo, ya dijo ¡Nunca más!