sábado, 7 septiembre 2024 - 21:06

Upgrade en la fase 2. Improvisación de Milei y Caputo

Desde aquella conferencia de Caputo se ve la desconfianza de los mercados con la llamada “fase 2”. No termina de convencer el crawling peg al 2% ni tampoco el dólar blend. Sube el riesgo país y el dólar paralelo escaló a $ 1500 al cierre de la semana pasada, en medio de la promesa por quitar el cepo.

La intervención liberal

Esta vez Caputo no quiere ser el fusible que salte. De modo que quiso tomar la delantera anunciando él, junto a Santiago Bausili, la fase 2 para pasar del déficit cero a la emisión cero.

La misma no tuvo la reacción esperada, el mercado insiste con la quita del cepo y no confía en que este paquete de medidas se desarrolle con eficacia en ese rumbo.

Desde ese momento, el dólar no paro de subir, el viernes de la semana pasada el dólar blue cerro en el récord de $ 1500 para la venta, la brecha con el dólar oficial se posicionó en 62,8%.

Ante tal situación, desde el gobierno empezaron a echar culpas. Milei acusó al Banco Macro de “golpista” por deshacerse de un tercio de los puts que poseía.

Luego, de forma desorientada empezaron a anunciar las condiciones necesarias para salir del cepo, siendo estas:

  1. Terminar con los pasivos remunerados (BCRA)
  2. Terminar con los puts emitidos por el BCRA
  3. La convergencia de la inflación y la devaluación tendiendo a cero.

Además, empezó a precisar más información acerca de cómo se llevaría adelante la fase 2. Luis Caputo se cansó de gastar saliva explicando que al final no toda emisión era dañina, diferenciando entre la maligna y la benigna, siendo esta última la que se realiza para la compra de dólares, para que el “nuevo upgrade de la política monetaria” tenga que ver con la necesidad de “esterilizar” esa emisión.

El ministro de Economía lo explicó de la siguiente manera: “En la medida que el BCRA inyecte pesos por compra de dólares en el Mulc (Mercado único y libre de cambios), efectivamente venderá dólares en el CCL (Contado Con Liquidación) para esterilizar esos pesos. Es decir, la cantidad de pesos ya no crecerá más. Solo se achicará, ya que tenemos superávit”.

El mesadinerista vaticinó: “El peso será la moneda escasa y demandada, ya que los impuestos se seguirán pagando en pesos. La absorción es por la cantidad de pesos. O sea, el Central retira solo los pesos emitidos y se queda con el neto de dólares en la medida que haya brecha“.

Este esquema causa incertidumbre acerca de la capacidad de acumulación de reservas teniendo en cuenta el desaprovechamiento de la liquidación de la cosecha. Las dudas sobre la acumulación de reservas derivan en preocupación sobre la posibilidad de pago de bonos en dólares como el Bopreal.

Un 9 que no para de errar

Las inversiones esperadas nunca llegaron. Caputo reacciona de la única forma que sabe: mayor endeudamiento y liquidación de reservas.

Según el ministro, la “economía es una de las pocas profesiones que uno puede errarle, errarle, errarle y seguir hablando con (casi) la misma autoridad”. Lo que hace Caputo no es errarle, es trabajar para el negocio de un minúsculo grupo de poderosos en desmedro de millones de trabajadores.

No es un nueve con la pólvora mojada que no puede encontrar el arco, en sus manos esta el rumbo inmediato del país. En el ensayo-error siempre erra en contra de los laburantes.

La improvisación sobre la marcha demuestra el grado de crisis que se desarrolla en la economía argentina. Sea cual sea el desenlace de la fricción entre el “upgrade en política monetaria” del gobierno y el mercado, la resolución de aquello derivará en mayor ajuste para los de abajo, como así también, más descontento y respuesta popular.

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