Este 19 de septiembre la Universidad Nacional de San Juan demostró que las complicidades políticas pesan más que el acoso sexual. A principios del 2023, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFN) fue denunciado por una de las trabajadoras no docentes de la misma por acoso laboral, psicológico y sexual. La situación desató debates y controversias en el órgano máximo de representación de la UNSJ que duraron más de un año. El 19 de septiembre, finalmente, se tuvieron resoluciones sobre lo que iba a suceder.
La sesión convocada por el rector fue una convocatoria extraordinaria y secreta para tratar este único tema. La situación de acoso comenzó cuando la trabajadora le pidió a Bloch acceder a un cargo de gestión en su gabinete y este le solicitó, a cambio, mantener relaciones sexuales, generando un clima de acoso sexual y laboral generalizado para ella. Luego de exponer la situación en la Oficina por la Igualdad de Género Contra Las Violencias y la Discriminación, la denuncia avanzó a tal punto, que con pruebas presentadas y mediante sumario apoyado por la Dirección de Asuntos Legales de la UNSJ se dictaminó que lo correcto era que el Consejo Superior apartase de sus funciones a Rodolfo Bloch.
Pero como era de esperarse, esto no pasó. La sesión extraordinaria, en donde se lo acusaba por acoso sexual, acoso laboral y coacción por terceros, que necesitaba 26 votos para destituir al decano, terminó archivando la causa con 19 votos a favor de la expulsión, 13 abstenciones y 6 en contra, en donde los decanos y decanas decidieron abstenerse.
La misma impunidad de siempre
En un año preelectoral se comienzan a tejer las alianzas. Con un dictamen legal y un sumario administrativo, la denuncia contra Bloch quedó archivada para siempre. Incluso cuando comenzó el caso se suspendió al decano temporalmente, tuvo una licencia con goce de haberes durante 90 días, para luego volver a ser la cara visible de la FCEFN.
Bloch envió mensajes de texto durante toda la semana a distintos consejeros con parte de la documentación probatoria que presentó para defenderse. Mientras tanto, hizo lo posible para alargar el caso presentando pruebas cada cierto tiempo, lo que obligaba a revisar toda la documentación otra vez. Sería ingenuo pensar que no habló con las demás autoridades. Pero hoy, 20 de septiembre, en una entrevista radial ella expuso que “Bloch ha estado haciendo maniobras políticas, sostiene que esto era para perjudicarlo. Quienes me conocen saben que llevo 39 años en la UNSJ y no soy así” , y “sentí una lluvia de trompadas al enterarme del resultado. He estado golpeando puertas, y la tibieza de las autoridades del rectorado es deplorable”.
Con ese resultado, una pesadilla se hace realidad: la impunidad de la autoridad es tanta, que pesan más las posibles alianzas políticas a futuro que los derechos de las trabajadoras que habitamos estos espacios todos los días. Pero no pensemos solamente en esto, Bloch se salvó por la abstención de los decanos. El mismo grupo selecto que ordena la universidad entera en base a sus intereses, termina salvando a un acosador. Lo que nos hace pensar que entre ellxs no van a tocarse, porque echar a un decano habilita la posibilidad de perder el poder que creen manejar.
La creación de una oficina que luche contra la violencia, un pedido de sanción y la vanagloria constante con los derechos de las mujeres y las disidencias queda inerte ante un caso de inacción político de tal magnitud. No importan las políticas que se puedan tomar, luego las mismas autoridades que deciden crearlas van a mirar para otro lado cuando las trabajadoras son acosadas. Desde el principio la denunciante se enfrentó a la hipocresía, al abuso de poder y a una revictimización constante por parte de quienes no le creían. Lograr la mediatización y el señalamiento de un acosador con semejante poder político es una victoria, pero no es suficiente. En un contexto nacional y provincial en donde se criminaliza al movimiento feminista, en donde se persigue a activistas y se intenta pasar por encima de nuestros derechos, más que nunca tenemos que repudiar y exigir explicaciones a cada una de las autoridades y consejerxs que se abstuvieron y votaron en contra.
Una gestión ligada al PJ da cuenta de la hipocresía de quienes están en el ejercicio del poder. En vez de tomar seriamente y establecer políticas universitarias reales en contra de la violencia de género que dicen reconocer, terminan dejándose llevar por afinidades políticas, pero por sobre todas las cosas, Bloch se salva por sus amigos. Dentro de la sala de reuniones cada uno de ellos decidió defenderlo o abstenerse justificando lo injustificable y proponiendo que incluso la votación sea secreta para que no conste en actas lo que eligieron.
Ni una menos, ni una más: ¿que hacer?
Quienes habitamos las aulas, oficinas y todos los espacios de la universidad sabemos que la violencia, el acoso, y los comentarios están lejos de terminar, y hay que decir que es una burla por parte de las autoridades seguir manteniendo estructuras de poder que benefician la misma impunidad de siempre. La doble moral, el discurso vacío, y la inacción política son algunos de los elementos que han terminado por decepcionar de esta gestión.
Mientras la ultraderecha avanza, nuestros derechos se ven vulnerados en todos los espacios que habitamos, con la complicidad política de dejar que suceda que. Pero hoy no es momento de resignación. Hartas de la bronca y la rabia que todo esto genera, el dolor y la injusticia, pero conscientes de la necesidad imperiosa de luchar contra el sistema patriarcal, vamos a resistir. En la UNSJ repudiamos a cada una de las autoridades y consejerxs que se abstuvieron o votaron en contra. Enviamos toda la solidaridad a la compañera no docente afectada y seguimos exigiendo justicia, pero con esto no es suficiente.
Bloch se tiene que ir. Hay que exigir una aplicación aún más profunda de la Ley Micaela en cada una de las unidades académicas, exigir que la perspectiva de género esté como capacitación en cada uno de los estamentos universitarios, y democratizar los espacios de co-gobierno para que no exista ningún tipo de impunidad. Es una tarea cotidiana de docentes, no docentes y estudiantes defender la universidad pública ante los ataques de la derecha, pero al mismo tiempo pelear por políticas reales que mitiguen y extingan la violencia, el acoso y el abuso dentro de la casa de altos estudios. Es necesario organizarse, dejar de creer en discursos que no hacen más que decepcionar y luchar por una UNSJ democrática, feminista y sin ningún tipo de impunidad. Te invitamos, desde Juntas y a la Izquierda a defender lo que tenemos y conquistar lo que nos falta.
Secretaría de Género y Diversidades del CEFFHA
Juntas y a la Izquierda – La Marea