En la Escuela de Enfermería de la Universidad Nacional de Tucumán se respiran aires de empoderamiento y rebeldía. El 27 de mayo, en una asamblea multitudinaria, les estudiantes votaron tomar la escuela y desconocer a las autoridades impuestas por el decano de Medicina como parte de un plan de lucha desde marzo y con movilizaciones en el rectorado exigiendo un viejo reclamo: ser facultad.
La bronca por décadas de atropello por parte de las gestiones y los gobiernos a una profesión que en esta pandemia evidenció su importancia, empoderó a los estudiantes que reclaman la autonomía universitaria, con presupuesto propio y democracia real. “Le decimos basta a la sumisión de la enfermería que nos afecta ahora como estudiantes y después como trabajadores’’ planteaban reiteradas veces en la asamblea donde se votó la toma.
El MST y su Juventud Socialista tuvo un rol importante desde el primer día de la toma poniendo todos sus recursos a disposición, planteando lo fundamental y necesario que era extender el conflicto y que las bases decidan a través de asambleas democráticas. Esto último no fue bien recibido por un grupo pequeño de dirigentes, que los llevó a echarnos de las asambleas, sin consultar a los cientos de estudiantes que sostenían la toma y que valoran nuestra presencia y solidaridad.
La lucha venía fortalecida con apoyo social y de muchos docentes. Una marcha multitudinaria el sábado 4 con miles de estudiantes con sus familias y docentes.
La respuesta de la Universidad ante la enorme movilización fue violencia e intimidación, con una patota que sorprendió a los estudiantes que dormían en la toma el lunes 6. La directora junto al docente Morales, vicedirector del hospital Padilla, entraron a la escuela violentamente para levantar la toma. No pudieron, porque enseguida la escuela se llenó de estudiantes y echaron a las autoridades y la patota. Quisieron apagar el fuego con nafta, pero la rebeldía seguía vigente y el conflicto se fortalecía aún más.
La sorpresa fue que en este contexto, un grupo pequeño de voceros que actúan como dirigentes se reunieron con Hugo Saab, funcionario que maneja la Universidad, el decanato y las autoridades impuestas de la Escuela. Empezaron una negociación y, ante la primera propuesta, empezaron a agitar el levantamiento de la toma. Nos parece preocupante, porque más que propuesta fue una amenaza de desalojo y una maniobra para romper la fuerza de quienes se plantean cambiar la historia de enfermería y cuestionan el modelo universitario. Esta propuesta fue rechazada casi por unanimidad en la asamblea. Pero al día siguiente convocaron a una nueva asamblea para aceptar levantar la toma bajo un acta de acuerdo que plantea depender del rectorado y llevar el proyecto de transformarla en facultad al Consejo Superior, institución que no tiene poder estatutario para decidirlo: solo puede hacerlo la Asamblea Universitaria que debería convocarse. Muchos vieron un primer paso en desvincularse de Medicina y aceptaron lo acordado.
Desde el MST y la JS no depositamos ninguna confianza en este acuerdo, ya que las Escuelas experimentales medias reclaman lo mismo y nunca lo otorgaron. Nuestra confianza está en la movilización democrática para transformarlo todo. La fuerza está en los estudiantes organizados y en unidad con trabajadores y estudiantes de otras facultades, esa es la garantía para que el conflicto de verdad triunfe y avanzar en una transformación democrática, no tan solo de la EUE, sino de toda la UNT.
En medio de este final abierto y esta apasionante lucha, seguimos a disposición de los compañeros.
Angel Ruiz, estudiante