Este jueves 18 de abril, en un contexto de amplia conflictividad generada por los recortes presupuestarios a la universidad pública y en vísperas de la marcha federal universitaria del día martes 23, el gobierno nacional propuso ‘’un aumento de un 140% para el presupuesto universitario’’.
¿Aumentó de presupuesto? Otra mentira más
En el marco de una inflación interanual de 300%, las partidas presupuestarias que manda el gobierno siguen significando un recorte superior al 50%. Además, este supuesto ‘’aumento’’ se concentra en los gastos de funcionamiento, los cuales representan solo el 10% del total del presupuesto universitario, e ignorando otras áreas tales como salarios docentes y no docentes, becas educativas y programas de ciencia e investigación. Por lo tanto, lejos de ser un aumento, significa la aplicación de un verdadero plan de ajuste que pone en duda la continuidad de la universidad pública y responde al miedo que genera en el gobierno los diferentes planes de lucha que se están organizando desde abajo en las diferentes casas de estudios del movimiento estudiantil.
Concesiones, conclusiones y amenazas ante el miedo de la lucha universitaria
Ante el ajuste hacia las universidades, el movimiento educativo comienza a activar y ser esa juventud que le pone el cuerpo a las ideas. Clases públicas, asambleas estudiantiles, huelgas docentes, abrazos a las facultades, cacerolazos, se enmarcan dentro de un plan de lucha que se le ha podido arrancar a la burocracia estudiantil por parte de la organización que genuinamente y desde abajo está gestándose en el movimiento educativo y que pone nervioso al gobierno. Este plan tendrá un nuevo pico de ebullición este martes 23 a partir de la marcha federal educativa, donde millones nos encontraremos en las calles de todo el país en defensa de la educación pública y que deja un escenario abierto a continuar.
La realidad nos permite sacar conclusiones, y debemos hacerlo. Producto de esta organización popular es que el gobierno decide arrojar unas pequeñas migajas al presupuesto educativo. Esto deja en evidencia lo que ya veníamos diciendo, que plata hay, pero que se destina a la compra de aviones viejos, a aumentarle el sueldo a adorni y a los senadores, a saldar deudas de privados y al pago del FMI, lo que no hay, es la voluntad política por parte del gobierno para financiar a la educación pública. A su vez, esto nos muestra cual es el camino que tenemos que emprender en la defensa de nuestra educación publica, solo a través de la organización, construyendo asambleariamente un plan de lucha y en las calles, podremos arrancarle el presupuesto que hace falta, y tirar abajo el plan motosierra de este gobierno reaccionario.
Ahora bien, si acordamos en que plata hay, nos toca desenredar a que se debe este ataque a nuestra educación, aunque Milei trate de justificarse a través de la divulgación de fake news sobre que en las universidades hay ‘’adoctrinamiento marxista’’, ‘’pensamiento único’’. ‘’lavado de cerebros’’ y tantas otras mentiras, detrás se esconde una guerra declarada, que es económica, política, social y profundamente ideológica, porque a este gobierno de extrema derecha, le da miedo el pensamiento crítico que desenmascara su programa de ajuste, le da miedo el potencial que tienen lxs estudiantes, docentes y no docentes organizadxs, le tiene miedo a quienes desde nuestras carreras universitarias construimos puentes de intercambio con las comunidades, nuestros territorios y lxs trabajadorxs y que pongamos nuestros conocimientos y herramientas al servicio de un cambio social que logre de una vez por toda, independizarnos de estos gobiernos patronales. El proyecto de universidad que necesita este puñado de ajustadores, es una universidad vacia, al servicio del mercado, que le sea funcional a los intereses de los dueños de las multinacionales y fondos buitres, donde no se debata, donde no se cuestione, donde se acate y permita que se complete el traspaso a ser una colonia de los intereses de los privados y el imperialismo. Pese a esto, el abrazo a la educacion publica, es colectivo, no solo emerge desde estudiantes, docentes y trabajadores no docentes, sino que va mucho más allá y encuentra a una amplia franja de la población que toma como propio el reclamo de la comunidad educativa porque la entiende como una herramienta de soberania, de progreso y fundamental para no dearnos pasar por encima.
Proclamación unilateral del gobierno: autoritarismo al palo.
Desde el gobierno aclaran que ‘’esta medida se enmarca dentro de un consenso y un común acuerdo con la comunidad educativa’’. La realidad es que esta resolución no se discutió absolutamente con nadie. A su vez, no hay un común acuerdo por parte de la comunidad educativa sobre que estas medidas sean las que se necesiten para que la universidad pueda garantizar su continuidad. Más bien, se trata de una decisión unilateral por parte del gobierno donde pasa por arriba el masivo reclamo de la comunidad educativa. Para que haya un ‘’principio de acuerdo con las universidades’’ como ya titulan algunos medios de (des) información, es necesario una universidad que otorgue salarios dignos, conocimientos puesto al servicio de las mayorías sociales, plena democracia en la elaboración de planes de estudios y becas estudiantiles masivas y reales.
Ninguna confianza en la burocracia: la educación en nuestras manos
El consejo interuniversitario nacional (CIN) convocó a la marcha del 23 producto de la presión de las bases. Sin embargo, internamente legitiman el ajuste reduciendo los servicios de las universidades. Estos organismos responden, a su vez, a los partidos tradicionales (PJ-UCR), que a nivel nacional negocian el ajuste en la nueva ley ómnibus a través de los gobernadores. La burocracia, por lo tanto, no tiene ningún derecho a definir sobre el conjunto del movimiento educativo y no tiene ninguna respuesta que permita defender la educación de forma consecuente. El pasado y el presente nos desmuestra que ante la derecha rancia no hay superestructura que nos pueda salvar: ni líderes mesiánicos, ni jefas, ni amigos del Papa. Si queremos construir un futuro con educación pública y un mundo diverso, es necesario que le pongamos el cuerpo a las ideas en la organización colectiva desde abajo.
La pasividad es obsoleta. Hay que radicalizar la lucha. Todxs unidxs.
El ataque de Milei nos plantea un desafío: la lucha es a todo o nada. Para defender la educación pública es necesario abandonar las medias tintas y radicalizar la lucha. Nuestra tarea es masificar las asambleas estudiantiles y las clases públicas, con el objetivo de realizar asambleas interfacultades acompañadas de masivas tomas de universidades que nos permitan pegar con un mismo puño y ponerle un punto final al programa económico ajustador del gobierno. La unidad entre estudiantes, docentes, cientificxs y trabajadores no docentes surge como necesidad elemental para ponerle un freno a Milei.
Este 23 reventemos las calles por la universidad, con la exigencia a todas las conducciones de construir un verdadero plan de lucha que garantice nuestros derechos. Para lograr el éxito de esta lucha, es necesario ampliar la organización y darle continuidad, a través de la elaboración colectiva y democrática desde abajo. Y nunca olvidar que el ataque del gobierno es al conjunto de los trabajadores, los sectores populares, jubilados, y en definitiva, a la mayorías del país. Por lo tanto, la respuesta tiene que surgir de la unión de todos estos sectores.
Equipo del MST de la Facultad de Ciencias Sociales – UBA