Compartimos el artículo publicado originalmente en el sitio web de la LIS (Liga Internacional Socialista).
El bloque imperialista toma nuevas medidas represivas y antihumanas para evitar la migración. Hace falta un movimiento unitario en defensa de los migrantes.
Año tras año miles de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares para intentar ayudar a sus familias desde el extranjero y, tal vez, regresar al cabo de unos años. Más que un sueño en muchos casos se trata de una cuestión de vida o muerte, ya que huyen de las guerras, del autoritarismo, del hambre y la pobreza extremas.
Un drama antes, durante y después
Los migrantes pasan varios días escondidos en edificaciones clandestinas, esperando la orden de salida. Hacen trayectos hacinados en furgonetas cerradas. Cruzan desiertos y fronteras hasta llegar a algún puerto en el que se hacen a la mar como polizón o en una patera junto a decenas de personas. Nada es gratis. Las familias venden sus vacas, pequeños terrenos o gastan sus ahorros de toda la vida para costear un arriesgado viaje hacia el Viejo Continente. ¿Por qué tanta pobreza?
El saqueo, una constante imperialista
Décadas de robo colonial europeo motivaron siglos de pobreza. Y la expoliación continúa con viejos y nuevos imperialismos como protagonistas. Sólo para tomar un ejemplo, los pescadores del oeste africano se están muriendo de hambre en base los acuerdos desventajosos con la UE que habilitan a faenar a casi 200 barcos de bandera internacional y a 40 fábricas de origen chino en Mauritania, Senegal y Gambia. Es imposible no mencionar los padecimientos del pueblo saharaui ante el saqueo de sus riquezas producto de las ambiciones coloniales de Marruecos, España y otras potencias. Es un hecho que, además, los estragos económicos provocados por la crisis capitalista, la pandemia y el aumento de los precios de los alimentos y el combustible por la guerra de Ucrania, están empujando a muchas personas a jugarse la vida en un cayuco rumbo a Canarias, Italia u otro destino europeo en el que no serán bien recibidos.
La represión disfrazada de cooperación
Los gobiernos de la UE y el Parlamento están negociando el Pacto de Migración y Asilo con terceros países, con el fin de evitar oleadas de refugiados como las que hubo en 2015 y 2016. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, afirmó que: “En tiempos de incertidumbres geopolíticas, es importante profundizar en la cooperación con nuestros socios estratégicos”. Es decir, a reforzar las fronteras exteriores con más represión a través de acuerdos con países de origen y tránsito para evitar el flujo de personas desde las costas tunecinas, de Pakistán, Afganistán o Niger después del golpe de estado. Esta modalidad está en práctica desde hace tiempo.
Antecedentes y nuevos socios
España la usó con Marruecos para cerrar la ruta a Canarias. Turquía recibió más de 3.000 millones a cambio de mayor vigilancia en las costas y de acoger a más de un millón de refugiados mayoritariamente sirios. Marruecos recibió 152 millones de euros y ayudas por 500 millones de aquí al 2027. Ahora la UE busca nuevos socios como Egipto, país con el que ya ha firmado una partida de 111 millones de euros, que se suman a otros 80 millones otorgados en octubre para gestionar las fronteras. Y también negocia con Túnez, a donde la “europeísta” Von der Leyen ha viajado con la “euroescéptica” primera ministra italiana, Georgia Meloni, con un plan que ofrece: 150 millones de euros en mano, más de 300 millones para distintos proyectos, 105 millones para el control fronterizo y la posibilidad de acceder a 900 millones extra a condición de acordar reformas con el FMI que, seguramente, implicarán ajuste y endeudamiento.
Por un gran movimiento unitario en defensa de los migrantes
La crisis migratoria existe y es grave. Para enfrentarla, es necesario poner de pie un gran movimiento unitario en defensa de los migrantes, para que los reclamos dispersos se coordinen y fortalezcan. Los responsables políticos y materiales de la represión en las fronteras y el abandono de personas en el mar deben ser castigados. Los derechos sociales y democráticos de todos los migrantes deben ser respetados. La construcción de la “Europa Fortaleza” y el saqueo de las multinacionales debe ser rechazado.
Movilización para priorizar la vida
La izquierda, el progresismo, los trabajadores, los movimientos sociales y feministas tenemos el desafío de impulsar la movilización de apoyo a los migrantes contra el racismo y las nefastas intenciones de la derecha y la ultraderecha a las que el reformismo deja acampar a sus anchas. La solución de fondo pasa por derrotar al capitalismo imperialista y construir un mundo sin fronteras, sin explotadores ni opresores, algo que solo puede llegar con la implementación de un sistema socialista.
Rubén Tzanoff