La candidata a presidenta de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, tras varios furcios o directamente ignorancia para transmitir su programa económico de ajuste brutal en noventa días, presentó a su vocero económico: Carlos Melconian. El economista de uno de los think tank que supo tener el menemismo en materia económica, la Fundación Mediterránea, tendrá la tarea de ir al frente en todas las polémicas para defender lo que Patricia no puede y, además, disputar el voto de Javier Milei.
Durante el ciclo “Voces Federales” de la fundación mencionada, en Córdoba, la candidata que venció a Larreta hizo la presentación de su ladero junto a varias firmas del poder económico más concentrado del país. Allí, de algún modo, lo que el ex funcionario de Mauricio Macri trató de demostrar es que su plan económico es viable. Seguramente que en las cabezas presentes no habrá sonado como un disparate lo dicho por Melconian, quien dijo: “Estamos listos para desambarcar. Hay un plan, hay un programa, es realista, es implementable, tiene sentido común, es práctico. Tiene futuro, tiene luz al final del túnel. No estamos frente a un salto al vacío”. Lo cierto, sin embargo, es que la última vez que un cambiemita dijo que estábamos cerca de la luz del túnel, la crisis económica se recrudeció. Sólo alcanza con repasar los archivos de la ex vicepresidenta Gabriela Michetti.
Más allá de la fraseología y el discurso vacío, distintivo de las últimas campañas electorales de las coaliciones del régimen, el vocero económico de Bullrich lanzó: “Hay que encontrar una nueva fórmula para permitir que los compatriotas que trabajan en la informalidad sean demandados nuevamente en forma normal”. Lo que se venden como buenas intenciones, no son tal. El propio Melconian fue quien semanas atrás había anunciado que en caso de llegar al gobierno lo primero que haría, como lo solicita el FMI, es pegar un hachazo en la masa salarial del Estado central. Para resumir, echar trabajadores de sus puestos de trabajo. Además, la anterior cita del promotor de las ideas neoliberales, también están cargadas de reformas. Fue Melconian quien se separó de la experiencia anterior del macrismo por no haber aplicado las políticas de shock en vez del reformismo permanente, y también por no haber acelerado con la reforma laboral, tributaria y previsional #in importar la estafa que cometió Macri y los legisladores de su fuerza y el peronismo en el Congreso.
Escuchar de la boca del integrante de la fundación que fue fundada en la dictadura: que “puede estar tranquila la sociedad argentina: hay un plan, no es un salto al vacío, hay un programa realista, ‘hacible’, implementable, con sentido común y práctico, no dogmático”, no puede ser más que un llamado de atención para las mayorías trabajadoras.
A menos de 50 días de las elecciones Generales ya están explícitos todos los programas económicos de los diferentes tercios, que no reniegan en continuar la aplicación del programa del FMI en caso de llegar al gobierno.
Sergio Massa lo demuestra con su función como ministro de Economía. Sobre Milei, no hace falta agregar mucho. Y con esta presentación ante las limitaciones de la candidata que escogieron, Juntos por el Cambio puede darle cuerpo al plan de shock a implementar.
Todos, sin duda alguna, querrán imponer estos programas por medio de la represión hacia los sectores que menos tienen. En este punto ayer mismo, ahora sí gozando de experticia, Bullrich declaró: “El cambio no es una idea abstracta, es una necesidad. Queremos plantear que para frenar el caos de la Argentina, se necesita orden. La Argentina del caos es ingobernable, la gobernabilidad es cambiar el caos por orden. La anomia se debe reemplazar por la ley, donde las piedras que nos quieran tirar se conviertan en edificios, en puentes, en caminos. Los privilegios se tienen que terminar de una vez para siempre”.
Prepararse para resistir el combo de ajuste y mano dura, gane quien gane, va a ser una necesidad para todos los trabajadores.