sábado, 7 septiembre 2024 - 20:31

Un RIGI en Buenos Aires. La patria no se vende, pero se negocia

Axel Kicillof mandó a la Legislatura Bonaerense un proyecto de similares características al RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) a nivel nacional, sin modificar la esencia de dicho régimen sino para asegurarse que sea en la provincia bonaerense la instalación del proyecto energético de GNL (Gas Natural Licuado). Una manera de adherir disputando uno de los proyectos mas estratégicos de USD 50 mil millones.

Disputas discursivas, acuerdos estratégicos

Desde hace varias semanas distintas legislaturas provinciales del país han ido adhiriendo al RIGI nacional. Pero en la provincia de Buenos Aires eso va a demorar un poco, porque ante la exigencia que tiene fundamentalmente el sector más afín con el gobierno nacional, el gobernador de la provincia de Buenos Aires va a presentar un proyecto propio de similares características al RIGI.

El único objetivo de esta presentación en la provincia de Buenos Aires es asegurarse que el proyecto energético de YPF y PETRONAS se instale en Bahía Blanca.  El proyecto energético tiene un monto de inversión de USD 50.000 millones y se materializará con la planta de GNL (de gas natural licuado), que Kicillof busca se haga en la provincia de Buenos Aires.

En el proyecto se deja establecido la estabilidad tributaria por el mismo plazo que figura a nivel nacional en el RIGI, intentando convencer.

Quienes rodean a Axel Kicillof tratan de explicar que de esta manera evita adherir al RIGI a nivel nacional, pero convengamos que el proyecto que presenta el propio gobernador tiene las mismas características y en realidad no plantea nada diferente; sino que lejos de oponerse, quiere garantizar que el negocio energético quede en la provincia bonaerense.

Los sectores de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires ya habían intercambiado con el gobierno de la provincia para garantizarle que, si adhería al RIGI a nivel nacional, era muy probable que el proyecto energético fuera otorgado a la provincia de Buenos Aires. Por supuesto que entonces ante la presentación de un proyecto propio, es dable opinar que será favorable que este sector acompañe con su voto. El PRO en cambio exige la adhesión y evalúa rechazar el proyecto bonaerense. La disputa por el proyecto energético tiene a varias provincias haciendo su propia campaña para obtenerlo. Evidentemente, lejos de rechazar al RIGI nacional, la discusión se basa en quién se queda con el negocio.

Recuperar nuestros bienes comunes, nuestra patria

Los diferentes gobiernos que hemos transitado han sido grandes negociadores de nuestros bienes comunes. Para lograr cuidar a la patria, primero debemos recuperar nuestros bienes comunes para las y los argentinos.

Mas allá de eso, hoy atravesamos un gran dilema, porque estamos frente a uno de los gobiernos más entreguistas que retoma las políticas más colonialistas que hemos tenido en la historia de Argentina. Quienes dicen ser oposición deberían presentar una lucha consecuente con esto, enfrentando esas políticas con formatos que protejan nuestros recursos y bienes. Sin lugar a dudas este proyecto energético puede traer dinero o mejoras coyunturales para Bahía Blanca y Buenos Aires pero, ¿cuál es el costo?

El complejo agroportuario bahiense es una de las principales concentraciones porturario-industriales del país, pero sus terminales portuarias están en manos de  pulpos multinacionales. En 1983 el puerto de Bahía Blanca pasó a manos de la provincia de Buenos Aires, y se creó el ente público no estatal que tendría a su cargo la administración y explotación del mismo, donde sin intromisión del Estado declaran a sola firma lo que exportan sin que haya un control real de sus cargas. Las ganancias millonarias de estas multinacionales no se han visto en Bahía Blanca, que es una ciudad de grandes desigualdades; y todos parecen tener un proyecto en común: promesas de que los negocios de Vaca Muerta, el petróleo o el gas son un futuro asegurado para la ciudad, pero al día de hoy eso no ha sido así.

El plan de todos es juntar dólares con el extractivismo, que no serán para la población y que traerán mayores problemas ambientales a nuestras costas. Es clave defender nuestro mar y nuestro suelo frente a la prefación capitalista. Pero además discutir de verdad de quiénes son esos bienes que hoy se disputan.  La patria no se vende, pero tampoco se negocia.

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