El fotoreportero Pablo Grillo se mostró por primera vez desde que las fuerzas de seguridad dirigidas por Patricia Bullrich le dispararon en la cabeza con una granada de gas lacrimógeno. El hecho como la definió el padre de Pablo, Fabian, “Fue asombroso”.
El fotógrafo lleva 55 días de atención en terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía y viene dando pasos positivos en su recuperación, una demostración de su voluntad de lucha.
La caminata fue recomendada por sus médicos ya que viene avanzando positivamente y “La gente de salud mental había aconsejado que, si podía, saliera un poco a esa terraza” expresó Fabian Grillo en una entrevista radial.
Por otro lado, en los últimos días, Pablo fue sometido a una intervención quirúrgica endoscópica a través de las vías nasales, la cual permitió aliviar la presión intracraneal que había causado la lesión en su rostro.
La salud del fotoreportero avanza positivamente pero sigue siendo observado con atención por los trabajadores de la salud del Hospital Ramos Mejía ya que sigue en terapia intensiva.
El padre expreso que es prematuro hablar de secuelas porque “por lo que nos cuentan los médicos, el cerebro es muy plástico, es muy incierto lo que puede pasar. Muchas veces, cuando fue la primera tomografía, el pronóstico era terrible”.
El Estado es responsable
El brutal ataque contra Pablo Grillo, el 12 de marzo durante la manifestación de jubilados, por parte del cabo primero de la Gendarmería Nacional Guerrero es el ejemplo más brutal de un plan sistemático de represión a las movilizaciones y a quienes salimos a cubrirlas.
El ataque directo, con la granda de gas lacrimogeno le provocó, a Grillo, una fractura de cráneo y la pérdida de masa encefálica, lo que requirió una intervención quirúrgica urgente.
Pablo podría haber sido cualquiera, muchos fotógrafos estuvieron minutos antes en la misma zona, muchos jubilados y manifestantes también. Por eso, el reclamo por justicia ante el hecho se suma a la exigencia de la renuncia de Patrica Bullrich y la eliminación de su protocolo anti piquetes.
Pablo es bandera y su nombre se grita en todas las movilizaciones porque pedir por su recuperación y justicia por el ataque realizado a su persona es un símbolo de la lucha que todas las semanas se da contra este gobierno hambreador por parte de los jubilados y otros sectores en lucha.
Por eso, las imágenes en la terraza son un reflejo de su voluntad de pelea y un rayo de luz para seguir peleando en estos momentos.