Como pocos otros en los últimos tiempos, el de Qatar es un mundial cruzado por los vaivenes de la crisis política que atraviesa el globo, en el cual la lucha de los oprimidos y explotados por este sistema capitalista en decadencia se manifestó en más de una forma. En nuestro país, los representantes del gobierno y el establishment intentan utilizarlo, sin éxito, para amortiguar la bronca que tiene la población trabajadora. La derecha no pudo dejar de mostrar la hilacha cuando sus medios afines criticaron lo “maradoniano” y “vulgar” de la frase de Messi o con la policía de Larreta reprimiendo a las familias que intentaban llegar a festejar al Obelisco por una Av. Corrientes insólitamente vallada.
No habían comenzado los partidos y toda la prensa mundial resaltaba que Qatar no era un país futbolero, que tenía escasa tradición y que la copa se jugaba allí porque seguramente pagó coimas fuertísimas a la conducción de la FIFA que lo designó como país anfitrión. La denuncia de más de 6.000 trabajadores muertos en la construcción, a todo trapo, de las obras de los estadios y de la infraestructura necesaria develaron la cara negra del evento comprado por los jeques árabes que dirigen al país. El alquiler de una hinchada pagada, de árabes provenientes en gran parte de El Líbano para que suplante a la poca adicción qatarí fue el lado más grotesco de la trama.
Ni bien iniciado, ya los partidos mostraron innumerables hechos y corremos el riesgo de omitir alguno. Estuvo la selección alemana con el gesto de la boca tapada porque impedían salir con los colores de la comunidad LGTB+ en un país mega machista y patriarcal, donde las mujeres deben usar velo obligatorio y están privadas de los más elementales derechos.
Estuvo esa enorme hinchada árabe por Palestina, un canto y una causa respaldada por los integrantes de ese equipo “revelación” marroquí, contradiciendo las políticas del gobierno de su país.
Están también las movilizaciones en Bangladesh y la India en apoyo a la Selección Argentina. Hinchas fanáticos de un team que representa a un país que supo enfrentar al imperialismo inglés en la guerra de Malvinas, el mismo imperialismo que los esclavizó por años. Basta recordar, para bronca de todos aquellos que intentan que ese glorioso capítulo de nuestro pasado reciente pase convenientemente al olvido, la canción de La Mosca que se hizo viral: “En Argentina nací, tierra de Diego y Lionel, de los pibes de Malvinas que jamás olvidaré”.
Cuando los miembros de la Selección de Irán guardaron silencio al sonar el himno de su país en solidaridad con las enormes protestas en defensa de los derechos de sus mujeres, duramente reprimidas por el siniestro régimen que gobierna su país, se arriesgaron a durísimas sanciones; como ya lo habían hecho en septiembre en su partido amistoso con Senegal al tapar los símbolos de su país al interpretar el himno nacional. Son noticias de estas horas el ahorcamiento en lo alto de la grúa de un joven condenado a muerte y la posible ejecución de otro jugador de fútbol por el que se ha desatado una ola de protesta mundial.
En nuestro país la derecha vernácula expresó un odio de clase que no pudo disimular. Pese a ser cómplice con el gobierno en la intención de que la alegría de los éxitos de la escaloneta tape, aunque sea por unas pocas semanas, la bronca popular contra el brutal ataque que están sufriendo los ingresos populares mientras se cumple con el FMI y los empresarios siguen realizando grandes negocios, no pudo dejar de mostrar la hilacha.
En la nota editorial de La Nación del sábado 10 de diciembre titulada Lionel Messi: el futbolista extraordinario no pudo contener al hombre vulgar se criticaba duramente la frase del capitán argentino, cuando el futbolista de Países Bajos, Wout Weghorst, le hacía burlas mientras daba una entrevista a un medio televisivo. Otros propagandistas de la derecha se hicieron eco de la nota, hasta que el inmenso repudio que causó les hizo cambiar de tema convenientemente.
Lo que expresa el diario La Nación, como señala correctamente el periodista Alejandro Bercovich (1) es un desprecio enorme por lo popular. Estos propietarios de una falsa moralina en realidad expresan una moral de clase. La moral de los que desprecian las manifestaciones populares, mientras cínicamente avalan, por ejemplo, a Ritondo cuando hace gestos obscenos en el Congreso; o lo que es peor, mientras avalan la obscenidad de las obscenidades: que nos estén matando de hambre para imponer un plan económico favorable a la clase que representan y defienden. Vieron reflejado en Messi lo mejor de un Maradona irrespetuoso y crítico con los que detentan el poder y eso les molesta mucho. Al revés de lo pretendido por La Nación, esa frase que pasará a la historia, “qué mirás bobo, andá pa’ allá”, se ha ganado el corazón de la inmensa mayoría de los que amamos las jugadas del genio y ahora lo queremos más por esa actitud, que nos hace acordar a lo mejor de Diego.
Para ser justos, también las hermosas atajadas y dichos del Dibu que, entre otros, mencionó la difícil situación que viven la mayoría de los argentinos fueron parte de esa actitud “maradoniana”.
Les molesta lo popular, les molesta su irreverencia. Así lo demostraron después de finalizar el partido. Cuando miles y miles de familias salieron a las calles a festejar el triunfo, a exteriorizar su alegría, la policía de Larreta y D’ Alessandro reprimieron en las adyacencias del Obelisco a quienes protestaron por un vallado completamente arbitrario que separaba la transitada avenida Corrientes del Obelisco.
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El Qatargate
Por si fuera poco, unos pocos días antes de este nuevo y categórico triunfo de la albiceleste se destapó un escándalo de corrupción en la dirigencia de la Unión Europea, el llamado Qatargate. El pasado viernes seis personas, entre ellas la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Eva Kaili, fueron detenidas por orden de la Justicia belga. Unidades especiales de la policía de ese país hicieron hasta dieciséis redadas- entre ellas uno en la sede legislativa y diez en los domicilios de asistentes parlamentarios. Encontraron en la casa del ex eurodiputado italiano Pier Antonio Panzeri, jefe de la ONG donde trabaja el novio de Kaili llamado Giorgi, 600.000 euros, celulares y documentación que demostrarían una trama corrupta, en la que están involucrados el novio, el padre de la parlamentaria –al que encontraron con fajas conteniendo cientos de miles de euros- y otros altos funcionarios.
Luego cayó la inmunidad de la parlamentaria y en el allanamiento a su domicilio hallaron otros bolsos con cientos de miles de euros y objetos de origen qatarí, desde relojes de alta gama hasta medallas. También están investigados e involucrados dos eurodiputados más, se trata de Marc Tarabella, socialista belga de origen italiano y de José Ramón Bauzá, ex presidente de las islas Baleares por el Partido Popular, ahora eurodiputados por Ciudadanos, ambos fervientes defensores del régimen qatarí.
Eva Kaili estaba a cargo de las relaciones de la UE en Medio Oriente. Había viajado a principios de noviembre a Doha, donde saludó las reformas del ministro de Trabajo en ese sector –“reformas” que causaron miles de obreros muertos por las malas condiciones de trabajo-. Otros medios comentan que existe en el Parlamento Europeo un proyecto de ley para habilitar a los qataríes a transitar libremente por el espacio Schengen, o sea sin utilizar pasaporte ni visa especial para ingresar en el espacio de libre tránsito europeo. Es conveniente mencionar que el emirato qatarí provee a la Unión Europea del 45% del gas que consume, en épocas complicadas por el boicot ruso.
La pelota no se mancha
El mundial está reflejando con toda su fuerza dos puntas de la realidad mundial. En un lado, los negocios corruptos, la sed de ganancias de la directiva de la FIFA –de la que ya cayó y de la que continúa dejando que se realicen los negociados pactados- y lo que es peor, de importantes representantes del Parlamento Europeo. Los que con la vice presidenta Kaili cayeron no son sino la punta de un largo ovillo ¿O es que el resto de los eurodiputados no sabían nada de los negocios con Qatar?
A este capitalismo salvaje no le interesan ni los 6.000 obreros muertos en la construcción de las obras para el mundial, ni los negocios non sanctos con los jeques qataríes. Es que el capitalismo decadente de esta etapa es capitalismo salvaje, no tiene nada de eficiente como pretende convencernos Cristina en sus discursos. Su eficiencia es hacer negocios a costa de la inmensa mayoría de la población mundial.
En la otra punta, en el torneo de fútbol se expresaron las luchas y los reclamos contra la opresión y la negación de los derechos de género en un Estado que no respeta los más elementales derechos humanos. La pelea por los derechos de la mujer en Irán, la defensa de Palestina frente al Estado sionista de Israel y las traiciones de la dirigencia árabe, la solidaridad anti imperialista frente a los ingleses, en nuestro país mostró la hilacha y el odio de la derecha contra todo lo que huele a popular. Quizás expresando el miedo a que, más tarde o más temprano, se desaten vientos de lucha y de cambio en los que los de abajo no quieran seguir siendo gobernados como hasta ahora. Vientos que ya soplan muy fuertes en distintas latitudes de nuestro castigado planeta.
Solo de la mano de las luchas de los trabajadores y pueblos oprimidos del mundo lograremos que ese hermoso deporte que es nuestro amado fútbol, sea separado de tanta mancha y enjuague al que lo someten los que dirigen el negocio futbolístico y el poder de este sistema. Con la alegría de los goles de Messi o Julián Álvarez, de las jugadas de la escaloneta, mucho más cerca de Marruecos que de Francia en la otra semifinal, y contradiciendo a La Nación que escribió “la selección no es confiable y probablemente no lo vaya a ser en lo que queda del Mundial”, apostamos a nuestros muchachos con la ilusión puesta en el domingo. Seguiremos peleando por sacarles las manchas a la pelota y lograr un sistema sin explotación, opresión y miseria, un sistema socialista.
(1) Artículo Bercovich y la nota de La Nación sobre Messi: ‘Las elites consideran vulgar lo popular’, publicado en Radio con Voz del 12/12/2022