En el acto del 1° de Mayo en Plaza de Mayo, el debate sobre la guerra Rusia-Ucrania estuvo presente. Izquierda Socialista minimiza la injerencia imperialista de la OTAN y el PTS omite todo apoyo a la legítima resistencia del pueblo ucraniano ante la invasión de las tropas rusa, creemos erradas ambas posturas. Sin embargo, la mayor equivocación la comete el Partido Obrero. Su dirigente Gabriel Solano reafirmó una política pro-campista, es decir funcional al imperialismo ruso que lidera Putin.
“Los bandos que se enfrentan en esta guerra son todos reaccionarios”, lanzó Solano. Desde ya, lo es la imperialista OTAN. El problema es que el PO define al gobierno de Putin como apenas “restauracionista”. Error: hace rato que en Rusia se restauró el capitalismo, sus empresas actúan en todo el mundo, es la segunda potencia militar del planeta y encima busca expandirse y controlar a los países de la ex URSS, ahora invadiendo a Ucrania. O sea, Rusia es imperialista.
Compartimos obviamente su denuncia al plan de ampliar la OTAN sobre Europa del Este, así como también el refuerzo en los presupuestos militares que hacen las potencias imperialistas occidentales. Pero el PO invierte las cargas del actual conflicto bélico. El rol de la OTAN no obvia la co-responsabilidad del imperialismo ruso y su nefasto ataque militar expansionista. Además, nazismo hay en muchos países y a nadie se le ocurre justificar una invasión militar a otro país por eso, como hace Putin. No es hoy “el pueblo ucraniano usado como carne de
cañón” quien invade Rusia, sino que es el ejército de esa potencia quien avasalla el derecho democrático del pueblo de Ucrania a su autodeterminación.
La postura campista del PO es reaccionaria hacia esa lucha por la autodeterminación nacional, principio que Lenin y Trotsky defendieron y aplicaron siempre desde la Rusia bolchevique hacia Ucrania. Ese grave error es otra expresión del arraigado nacional-trotskismo del PO, que desde la Argentina, a miles de kilómetros, desconoce la realidad concreta de lo que sucede, carente de toda visión internacionalista. Mientras que el verdadero trotskismo es siempre sinónimo de internacionalismo, la mirada unilateral y nacional de Solano y del PO conserva la marca de origen de su antiguo dirigente Jorge Altamira. Y es para tapar esa gruesa falencia que encima Solano lanza calumnias absurdas, como que el MST pretende ampliar el FIT Unidad hacia la centroizquierda.
Pero pueblo, gobierno y Estado son categorías diferentes para discernir la política revolucionaria de cualquier marxista y más aún del trotskismo. Por eso, comprender estos elementos básicos de la realidad y alentar la resistencia del pueblo trabajador ucraniano no es tampoco, como mal denuncia Solano, estar a favor de Zelensky. Ni nuestros compañeros de la Liga Socialista Ucraniana y del sindicato
independiente Zjist Pratsi (Defensa del Trabajo), ni el MST ni toda la Liga Internacional Socialista, tenemos la más mínima confianza en ese gobierno ucraniano ajustador, sirviente de la OTAN, el FMI y el imperialismo occidental. Al revés: lo denunciamos.
Una política revolucionaria hacia el actual conflicto debe integrar el repudio a Putin y su invasión, a la OTAN y su extensión, y el apoyo a la resistencia del pueblo ucraniano y su derecho a decidir su propio destino. Esto es parte de un programa de transición por un gobierno
de los trabajadores y el socialismo en Ucrania, hacia una Federación Libre de Repúblicas Socialistas en todo el territorio de la ex URSS y toda Europa. Lamentablemente, la postura campista y nacional-trotskista del PO le capitula a Putin y al imperialismo ruso.