jueves, 28 noviembre 2024 - 00:00

Triste partida. ¡Norita, venceremos!

Con 94 años, hoy 30 de mayo falleció Nora Morales de Cortiñas, Norita, querida Norita. Cabezona como era,  tenía que irse nomás un jueves, día de ronda, día de lucha…

Desde hace unos días estaba internada en un hospital de Morón, cerca de su casa. Y no era un secreto que a su edad, esa que nunca le gustaba decir, sus achaques la podían doblegar. Pero no por esperable la noticia de su partida es menos dolorosa. La tristeza es muy grande, enorme. Nadie que haya conocido a Norita podría olvidar a una mujer tan pequeña de estatura, pero a la vez de estatura humana tan grande.

Ama de casa, de barrio, del conurbano bonaerense, empezó su lucha en 1977, bajo la propia dictadura genocida que había secuestrado a su hijo Gustavo. Fue una de las primeras luchadoras que formó Madres de Plaza de Mayo, que tras la división continuó como Línea Fundadora. Incansable en aquellas rondas en la Plaza, que nunca dejó de dar. Incansable también en las Marchas de la Resistencia, que junto a Elia Espen, Mirta Baravalle y otras Madres mantuvieron hasta hoy aunque otro sector dejó de asistir cediendo a la cooptación del gobierno kirchnerista.

No voy a hablar de su biografía, que saldrá en varios lados. Voy a recordar a la mujer que durante tantos años estuvo en tantas luchas, acá y en el exterior. Porque Nora era de esas personas que siempre están en donde tienen que estar, en forma independiente de todo gobierno y más allá de simpatías o antipatías: del lado de los derechos, del lado de las causas justas, del lado Norita de la vida.

Nora estuvo siempre contra la impunidad de los genocidas. Contra la deuda externa, y guay que te olvidaras de incluir esa consigna en los actos del 24 de Marzo. Estuvo con las luchas de los trabajadores, de los desocupados, de todo sector con reclamos. Con las mujeres, por eso llevaba su pañuelo verde. Con la Marcha del Orgullo, por eso nos mandaba videítos o mensajes de apoyo cuando se los pedí. Con Palestina, por eso no dudó en sumarse como testigo de Alejandro Bodart en la causa que le inició la DAIA. Con las mujeres kurdas contra la opresión turca y con los mineros perseguidos de Bielorrusia. Y por supuesto, con todas las luchas antirrepresivas y por los derechos humanos de ayer y de hoy, como al firmar el amicus de Cele Fierro contra el protocolo de Bullrich. Norita estuvo siempre del lado de la mecha que había que estar.

Nora también era capaz de reírse de sí misma y de los demás. Porque era de esas personas maravillosas que pese a los golpes más duros saca fuerzas para seguir adelante, para seguir militando la vida con alegría. Cada vez que nos veíamos, primero me preguntaba por mi nieta. Y su segunda pregunta era “¿hoy qué me vas a hacer firmar?” Y yo a su vez le preguntaba primero por su salud y luego qué vinito nuevo había probado…

Entre otras cosas, Norita Cortiñas nos enseñó que el tradicional grito de “30.000 compañeras y compañeros detenidos-desaparecidos” sigue con un “Hasta la victoria, siempre”, que ella a su vez cerraba con su “Venceremos”. Y entonces, hoy más que nunca, lo hacemos nuestro: ¡Venceremos!

Pablo Vasco, CADHU-MST

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