Triple femicidio. Estamos hartas


Luego de la noticia de que Morena Verri, Brenda Loreley Del Castillo y Lara Morena Gutierrez fueron asesinadas, la bronca no tardó en expresarse. Llevadas desde La Matanza a Florencia Varela, donde sus cuerpos aparecieron con la peor expresión del horror. Frente a la violencia patriarcal, la desidia del gobierno y el amarillismo de los medios de comunicación, el miércoles nos expresamos en Plaza Flores. Una nueva acción se convocará para el sábado 27 de septiembre a las 16 h, donde seremos miles al grito de Ni Una Menos.


¿Cómo escribir cuando te hierve la sangre de angustia? Cuando llega la noticia es quedarse en silencio sintiendo como la impotencia se gesta y las lágrimas se asoman. No nos alcanza con gritar que estamos hartas. No nos alcanza con la idea de pensar en prender fuego todo. No nos alcanza si es que a diario nos matan, nos prenden fuego, nos desaparecen. El esfuerzo de recordar todos sus nombres para que signifiquen algo, para que sean el último y darse cuenta que son tantos. La lucha feminista nos reconoció sujetos políticos, pero algo pasó en el medio, hubo una pausa que le cuesta la vida a decenas y decenas pibas. Retomar el camino para cambiar todo, enfrentar a los monstruos  sin volver al pasado. Algunas reflexiones de las hijas de la cuarta ola.

¿Cuántas más?

Pretenden que vuelva el discurso de que somos exageradas, el de “es todo ideología de género” o el “nos matan a todos por igual”. Qué tenían puesto, que si eran putas o andaban regaladas. Afirmaciones que justifican y argumentan como costumbre el asesinato de mujeres. Ni aislados, ni excepciones de quienes se la buscaron; nadie busca ser violada, asesinada y descuartizada. Por eso, acá algunos datos de la realidad que matan cualquier relato:

  • Durante el 2024 existieron 291 víctimas de femicidio, superando la media histórica. El 78% de los atacantes eran parte del círculo de la víctima. 173 infancias quedaron huerfanes. En este año, ya son 174 femicidios.
  • Hasta junio del corriente año sucedieron 102 crímenes de odio, es decir por discriminación sexual o identidad de género. La cifra indica un incremento del 70% en relación al 2024 señalando como principales víctimas a las mujeres trans.
  • Entre el 2021 y el 2023 se registraron alrededor de 1500 denuncias a la línea 144 por víctimas de trata sexual, marcando un claro incremento por año. El nuevo gobierno, por supuesto, ese registro no lo actualizó.

  • Tan solo la Ciudad de Buenos Aires cuenta con 14 Centros de Atención Integral a la Mujer, de los cuales la mitad son auto-gestionados por organizaciones sociales. Todos mantienen a las trabajadoras en situación de precarización laboral. Insuficiente por donde se vea.

Los datos son contundentes porque la realidad cachetea cualquier concepción patriarcal. El gobierno de Javier Milei y sus secuaces llegaron a desarmar todo lo conquistado. Eliminó y desfinanció programas de género y el Ministerio de la Mujer, decretó contra la Ley de Identidad de Género y el cupo laboral trans. Son la corrupción y gobiernan para reproducir el entramado de la violencia.

Los discursos de odio son el reflejo de esta política. Se orientan específicamente a las identidades sexuales y de género, mientras allanan el camino para que la violencia se ejerza con impunidad.  El incremento de muertas no es una casualidad: en menos de 2 años vemos triples asesinatos, es un indicador de “Puedo hacerlo, y lo puedo hacer tranquilo”. Acá es cuando nuestras voces tienen que volver a la escena. Hacer lío, molestar donde haya que molestar, revolucionar para cambiar todo de una buena vez.


¿Qué pasó con la revolución feminista?

Después de lograr el aborto legal y profundizado con el triunfo de Milei en las elecciones y su primer año de gobierno, parte del movimiento feminista, que por supuesto es heterogéneo, demostró un repliegue. Aunque la necesidad frente a esta coyuntura hace dar unos pasos atrás para salir fortalecidas. Pero hay un debate nuevamente ¿Qué nos pasó? Tomemos dos aristas. Quiénes se apropiaron de las conquistas, y la pregunta que resuena: ¿Interpelamos a los varones?

La cuarta ola hizo eco en todo el mundo, el epicentro fue nuestro país, entre otros. Al calor del desarrollo del propio movimiento y la disputa de la dirección del mismo, distintas posiciones se enmarcaron. Logramos la conquista de la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que con la unidad en la diversidad, el plan de lucha con pañuelazos y vigilias por la ley, logramos su aprobación. Sin embargo, las direcciones del peronismo se hicieron de referentes durante el proceso, y cuando bajo el gobierno de Alberto Fernández ocuparon cargos de funcionarias públicas, se alejaron de las demandas que históricamente levantamos. 

Crearon el Ministerio de Género y Diversidad anunciado con bombos y platillos, pero contando con un presupuesto subejecutado, con partidas que además de insuficientes no se usaban. Bajo el disfraz de un gobierno de “todes”, tomaron las banderas feministas para no hacer nada, mientras por abajo las direcciones políticas desarticularon la propia organización de la marea verde. ¿Se acuerdan del presidente de entonces que anunciaba haberle puesto el “fin al patriarcado”? Una clara señal de anticiparnos que “hasta acá llegamos”, negando que venía a reconstruirlo. Lo grave de esto, es que al desmovilizar y diluir la fuerza, miles de pibas activistas quedaron sin rumbo, incluso a pesar de que desde la izquierda nos mantuvimos firmes defendiendo nuestros espacios de lucha por nuestros reclamos.

¿Y el balance del feminismo peronista y liberal o una parte de ese espacio politico es…? “Nos pasamos tres pueblos” como si fuera la radicalidad de nuestro movimiento el problema y no el hecho de que las de arriba representaron un feminismo de cartón. Ojo, son las justificaciones en todo el campo social, político y económico del progresismo al haberle dado paso a los gobiernos de ultraderecha en Latinoamérica, “fuimos por mucho”. Y el feminismo reformista revela la verdadera razón: pasarse tres pueblos significa tocar los intereses de este sistema capitalista y la clase social que representa toda la política tradicional: la burguesía. 

Es momento de debatir qué tipo de feminismo es necesario. Nuestro planteo parte de la base de un feminismo socialista y revolucionario independiente de toda clase social explotadora y opresora como de los gobiernos de turno y que siente una estrategia para cambiar de raíz todo, junto con la clase trabajadora y por supuesto, con los trabajadores. El feminismo liberal y radical son dos caras de una misma moneda: de centrar la mirada en los problemas individuales de la misoginia para con reformismo hacer de este un sistema donde opresores y oprimidos “podamos convivir”, de un “capitalismo sin patriarcado”, entre otras ficciones. 

La opresión de las mujeres surge con la propiedad privada y, a través de distintos modelos económicos, tendió lazos inquebrantables con el capitalismo bajo una ecuación que solo les significó ganancia. La reproducción obligatoria de los futuros trabajadores en masa, como garantía para abaratar costos en el salario, y por otro lado, el de resolver las necesidades básicas dentro del hogar para que no sean gastos para los patrones, es decir, el trabajo no pago. Guerras mundiales mediante, la incorporación femenina al mundo del trabajo trajo consigo la desigualdad salarial y el techo de cristal. Es decir, una de las claves para la existencia y ganancia del capitalismo, como la división de clases, es la opresión del patriarcado. No caerán si no los tiramos juntos. 

Entonces, la participación de los compañeros requiere hacernos cargo de que nadie va a construir por nosotres la sociedad que necesitamos. En la defensa de nuestra clase social como mayoritaria y oprimida, podemos tener el poder para dar vuelta todo, y tiene el desafío en unidad de resistir la división de los nuestros por las concepciones posmodernas de la interseccionalidad. Es más que válido reconocer las especificidades opresivas pero que no deben ser utilizadas para dividir y jerarquizar las luchas de liberación. El problema no fue no llegar a los varones y nada más, el problema fue no incluirlos para tirar este sistema.


¿Los monstruos marcaron una nueva era?

Milei quiere ir contra todo lo “woke” , feminista o los derechos adquiridos, argumentando que es adoctrinamiento comunista. Los datos demuestran que no se trata sólo de ideología sino de las vidas que están en juego. Nuestra respuesta no puede ser a la defensiva. Este gobierno llegó bajo el amparo del imperialismo yankee, el FMI y el sionismo genocida, con el sustento de gobernabilidad de la UCR, el PJ y la centrales sindicales. El armazón del régimen ante la crisis global donde saltan chispas por todos lados tuvo como principales tareas acallar todas las voces y recrudecer la miseria. Y hasta el discurso de Davos, la pelota estaba de su lado. La respuesta masiva del 1F en la Marcha Federal, el 8 de marzo y el propio 24 de marzo unitario confirmaron que la fuerza para enfrentarlos existe. La apuesta se redobló al salir al aire las coimas y frenarles tres vetos con la movilización popular. Las alertas sonaron, salió el FMI a la cancha nuevamente pero el gobierno tiene que retroceder en chancletas. Ahora, el movimiento feminista tiene que rearmarse para subirse al tren de la rebelión junto al Garrahan y las Universidades. 

Milei podría marcar una nueva era si no contaramos con el reservorio de lucha que tiene nuestro pueblo y nuestras compañeras. Quienes aprendimos a gritar con la marea verde estamos listas para tomar la posta. Milei se tiene que ir, y se tiene que ir ya. No podemos esperar hasta el 2027 y seguir acumulando muertas. No queremos cuidar la institucionalidad que a vista de todes orquesta el narcotráfico y la trata de personas. El Estado es responsable de todas las que faltan junto a cada uno de sus gobiernos. Se llevan en pala el presupuesto que debería estar destinado a la prevención de la violencia, la ESI y cada uno de nuestros derechos. Por eso es en la calle, uniendo las luchas, junto con todes los trabajadores, construyendo un feminismo de clase y dando debates necesarios, sobre proyecto de país.

Solo podemos llevarlo a cabo haciendo política por y para les trabajadores, por la liberación de clase y siendo antipatriarcales. El momento de activar es ahora. Si a vos tampoco te alcanza con marchar y gritar, súmate a militar con nosotras porque es en una organización de científicas de transformar la realidad y profesionales de la lucha en unidad donde vamos a encender la chispa para poder dar vuelta todo. Las puertas están abiertas y hay un lugar para vos.

Micaela Escobar

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