domingo, 22 diciembre 2024 - 18:59

Trigo transgénico. Brasil aprobó su uso

El trigo transgénico HB4 fue aprobado en el vecino país. La aprobación es solamente para harina transgénica, no para granos y semillas. La empresa Bioceres festejó la noticia mientras algunos molinos brasileños apelaron la decisión.

El gobierno de Bolsonaro dio a conocer en las últimas horas la aprobación del trigo transgénico tolerante a sequía denominado HB4, un desarrollo científico a cargo de la empresa Bioceres con participación de investigadores del Conicet.

La noticia hizo que las acciones de la multinacional dedicada al desarrollo biotecnológico agrario suban cerca del 3% tras el anuncio. El aval de Brasil es para la harina, y no para el grano ni semilla.

La noticia recibió críticas por numerosas cámaras agrícolas brasileñas. Al respecto, Rubens Barbosa, Presidente Ejecutivo de la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo – Abitrigo, advirtió que su espacio iniciara medidas judiciales para suspender la implementación de la aprobación de la Comisión Técnica ya que todavía no hay resolución del  Comité Nacional de Bioseguridad.

Sin embargo, Bioceres adelantó que ahora seguirá impulsando la producción de semillas y grano de trigo HB4 bajo el programa de identidad preservada, es decir, un acuerdo firmado en un pequeño cuarto y al que una ínfima cantidad de personas tienen acceso.

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Si contamina y envenena no es progreso

Desde hace años el lobby del agronegocio y de los agroquímicos se esfuerzan por desarrollar una enorme campaña mediática para resaltar los beneficios de las semillas transgénicas. Si observamos lo que acontece con el trigo HB4 rápidamente notaríamos que se lo vende como el mayor desarrollo científico resistente a la sequía y  que es seguro para el ambiente, la salud ambiental y animal.

En otros casos, la misma promoción se realiza desde esferas del propio Estado que destaca que el trabajo colectivo entre Bioceres junto al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Un negociado que llego a cotizar en la bolsa de valores Nasdaq Global Select Market y que se intenta promocionar como el mejor desarrollo de tecnología de punta nacional.

¿Pero por qué tanto temor? Muy sencillo, lo que hoy algunos medios de comunicación y voceros de este tipo de multinacionales presentan como una gran oportunidad para la agricultura y el abastecimiento de alimentos, está lejos de ser inofensivo. El trigo HB4 se cultiva usando el herbicida el glufosinato de amonio, un agroquímico/herbicida 15 veces más peligroso que el glisofato.

Además, en numerosos países de la Unión Europea tanto su comercialización como siembra se encuentran prohibidas por la peligrosidad que representa. Otro motivo que revela el  riesgo que este tipo de producción conlleva en los territorios y la seguridad de los alimentos que consumimos, en su mayoría provenientes del trigo.

De modo tal que, a pesar del enorme rechazo a nivel mundial  a mediados de octubre del 2020 el gobierno de Alberto y Cristina Fernández decidió pre-aprobarlo. Cuestión que evidencia que el avance extractivista del agronegocio cuenta con aval estatal en cada aspecto, incluso aquellos que ponen en riesgo todo.

 Eso explica en parte porque aún no hay Ley de Humedales a pesar de que fue promesa de campaña del Frente de Todos. El lobby del agronegocio y agroindustrial promueve su política de hacer de nuestro continente una zona de sacrificio socioambiental para mantener sus ganancias.

A excepción de la izquierda ninguna otra fuerza política quiere declarar la prohibición de los agroquímicos y de los transgénicos, mucho menos declarar los humedales  bienes intangibles, poner un freno a la especulación inmobiliaria, iniciar una transición a formas de generación de energía menos contaminantes, entre otros.

Por eso, el próximo 14 necesitamos que la izquierda se consolide como tercera fuerza y tenga mayor representación en el Congreso, las legislaturas y los concejos deliberantes. Mientras seguimos impulsando la mayor unidad socioambiental en las calles junto a todos los que luchan para construir una gran alternativa política y de poder que ponga a la naturaleza y la vida humana por sobre la ganancia de los capitalistas.

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