sábado, 5 abril 2025 - 23:55

Tres Arroyos: una lucha testigo. Las fortalezas y límites de la lucha obrera en la Argentina de Milei

Imagen de Santiago Lacava (@imagociclo)

En los últimos cuatro meses, los trabajadores de la planta La China en Concepción del Uruguay, perteneciente a la firma Granja Tres Arroyos (GTA), llevaron adelante una lucha testigo contra despidos, recortes salariales y reformas en las condiciones de trabajo. El resultado tiene un final abierto, con puntos contradictorios, y nos sirve para pensar las fortalezas y las limitaciones de dar estas peleas en la era de Milei.

“La planta insignia” de la lucha

Granja Tres Arroyos no es una avícola más; es la principal empresa de su sector en el país. Mueve ganancias por 185,000 millones de dólares anuales, que obtiene de comercializar con más de 60 mercados internacionales, en una producción que se distribuye en ocho plantas en el país.

De Grazia, un empresario mileísta que apoya a Bullrich, no tiene pelos en la lengua. Durante todo el conflicto, se encargó de aclarar que su batalla era por recortar derechos, reducir salarios y que sus ganancias capitalistas valían más que las familias trabajadoras.  En diciembre, proyectaba que el futuro era muy prometedor con este gobierno. Prometedor para sus bolsillos, claro.

 La verdad es que, desde agosto hasta diciembre de 2024, había logrado, con el apoyo de la Federación de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (FTIA), implementar preventivos de crisis en todas las plantas del país, excepto en La China, la planta ubicada en Concepción del Uruguay, que lo había rechazado en asambleas multitudinarias. Estas asambleas estudiaron los alcances del preventivo que la patronal impulsaba y lo rechazaron de plano por el impacto negativo que tendría.

La crisis a la que alude la empresa no se condice con la realidad. Por un lado, en el mercado local, la venta de pollos aumentó de manera exponencial. El 2024 fue récord en consumo interno, superando incluso al consumo de carne vacuna. Además, fue el año de recuperación del mercado internacional, tras la crisis de la gripe aviar en 2023.

Entonces, ¿de dónde sale que la empresa está en crisis y no llega ni a pagar salarios? El Ministerio de Trabajo confía en la palabra empresarial y garantiza los recortes, avalando preventivos de crisis sin siquiera revisar los libros contables de las empresas.

La Federación actúa como garante de las maniobras empresariales y, aludiendo a la necesidad de “resguardar los puestos de trabajo”, acepta los recortes salariales. De Grazia se pasea de reunión en reunión con el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, para expandir y recuperar el mercado internacional (China), mientras en los medios declara que su problema con la planta La China es que no está dispuesto a pagar ítems salariales que lo pongan en desventaja con otras firmas de su sector. Así, en el gobierno de Milei, el ajuste avanza, garantizado por esos acuerdos tripartitos: Estado, burocracia sindical y empresarios.

El inicio del conflicto

Como mencionamos, los trabajadores, en asamblea, rechazaron el preventivo de crisis. Llegaron hasta diciembre sin despidos, pero con un recorte salarial del 14%, que fue rechazado pero aplicado compulsivamente. En enero, llegaron 80 telegramas de despido, que apuntaron y golpearon a un sector joven y combativo de los trabajadores, ya que, por luchas anteriores, este sector se expresaba con decisión a luchar y apoyar las listas opositoras y más combativas dentro del sindicato.

Así surge una fuerte presión al sindicato por parte de las bases, se para la producción exigiendo la reincorporación de todos los trabajadores. La empresa acude a su alianza con el Ministerio de Trabajo Nacional y dictan la conciliación obligatoria, que establecía la reincorporación de los 80 despedidos mientras se continuaba la negociación.

Ya en febrero, mujeres y familiares de los trabajadores comienzan un acampe en la puerta de la planta. En otra maniobra, la empresa descontaba del salario de los trabajadores las cuotas alimentarias judicializadas y no las transfería a las cuentas de las familias. Las mujeres se organizaron para exigir a la empresa que se ponga al día. Así se comienza a conocer que la empresa debía: cuota alimentaria, vacaciones, y no transfería lo correspondiente a la obra social, jubilaciones y cuota sindical.

Los trabajadores seguían con trabajo moderado por la bronca que no paraba de crecer ante una patronal que ya incumplía la conciliación obligatoria. Llegó la madrugada del jueves 20 de febrero, cuando la patronal avanza con un lockout y frena la faena en La China hasta nuevo aviso. Desalojando trabajadores a la madrugada con la ayuda del gobierno provincial, porque ese desalojo lo hizo la policía de Entre Ríos.

 Más de 700 trabajadores se apostaron en la puerta de la planta, y el Sindicato de la Industria de la Alimentación decide levantar esa acción autoconvocada y llamar a asamblea recién para las 9 a.m. Esa asamblea se hace y se da la primera movilización a la municipalidad. El intendente, Laurito (PJ), los recibe y se lava las manos: “No hay cómo pueda intervenir”, “No conozco los alcances del preventivo de crisis”. Los trabajadores continúan con asambleas diarias, y el acampe se fortalece en unidad con las mujeres de la Alianza de Familias Trabajadoras.

Las fake news como herramienta patronal

Los medios de comunicación siempre fueron utilizados por los empresarios multimillonarios para imponer agenda y confundir a la opinión pública. Este conflicto no es la excepción. Son tan escandalosas las maniobras mediáticas como importante la respuesta que los trabajadores dieron frente a ellas.

La lucha, gracias al apoyo social, tuvo su punto culminante el pasado domingo 23, cuando más de 5 mil personas se movilizaron en apoyo a los trabajadores. No solo se llenaron las calles de Concepción del Uruguay de gente, sino que también negocios y casas mostraban colgados en sus puertas y paredes carteles que apoyaban la lucha. Para que los trabajadores, entre otras medidas, pudieran copar los medios de comunicación.

El punto más paradigmático fue cuando De Grazia se presentó a un medio radial para decir que los recortes de puestos de trabajo y salariales eran necesarios porque todos sus colegas pagan menos salarios que él, intentando instalar que los trabajadores tenían salarios superiores a los 2 millones de pesos, cuando en algunos casos no cobran ni 600,000.

Los trabajadores respondieron con organización, fueron hasta la puerta de la radio a pedir el derecho a réplica, y sus testimonios no solo desnudaron las mentiras de De Grazia, sino que mostraron que el conflicto sí tenía apoyo social.

Estábamos en momentos definitorios, ya que la cabeza del grupo económico Granja Tres Arroyos había afirmado estar dispuesta a cerrar la fábrica el tiempo que fuera necesario para quebrar la lucha de los trabajadores y sus familias. Una muestra más de que lo económico no era el factor principal de este conflicto y un elemento más que generó el crecimiento de la solidaridad con la lucha. Una experiencia muy importante para trabajadores que, en muchos casos, nunca habían realizado una acción de lucha fuera de las asambleas de la fábrica.

El salario no se toca. ¿Lo negocian?

Miguel Klenner es el secretario general de la seccional de Concepción del Uruguay del STIA. Posó de luchador, lleno de falsas promesas a los trabajadores y sus familias, con acciones como encabezar las movilizaciones, pero no tardó mucho en mostrar sus verdaderas intenciones: la de enchalecar la lucha. Actuó como un burócrata de manual. Fue, en última instancia, el garante de que la empresa consiga su preventivo de crisis, porque el martes 25 de febrero, en la quinta audiencia en el marco de la conciliación obligatoria, le puso el gancho al acuerdo, obligó a firmar a delegados de planta después de una bochornosa y extorsiva votación, mientras la FTIA decidió no rubricarlo.

La empresa tuvo su preventivo de crisis y su tan ansiado recorte salarial. Así lograron tirar por tierra parcialmente un extra al convenio laboral, que representaba un 21% y constaba de un 9% de salario y un 12% de premio por presentismo, conquistado en luchas precedentes. La propuesta firmada incluye la reducción al 10% del presentismo y la “compra” del 9% de los derechos adquiridos por cada año trabajado, a pagar en 8 cuotas si firman individualmente la renuncia a esa conquista.

Este es uno de los puntos en donde la lucha sigue; hoy, la mayoría de los trabajadores se niegan a renunciar a este beneficio salarial. Así, mientras los trabajadores siguen en pie de lucha porque el salario no se toca, Klenner no da la cara desde la firma del acuerdo donde negoció esta nefasta reducción salarial.

 Los pedidos de renuncia de este burócrata se escuchan en cada conversación, y se están pensando nuevas acciones para exigirle que convoque a elecciones, porque si hay una conclusión primera que sacaron los trabajadores es que el sindicato tiene que estar al servicio de los trabajadores, no como negociador de la patronal. En un contexto de ataque permanente a las organizaciones obreras, recuperar sindicatos con listas combativas es urgente.

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Sobre votaciones y métodos de lucha

Pasada la movilización masiva donde se demostró la fuerza de la solidaridad con la lucha de los trabajadores de Tres Arroyos, el lunes 24 en el Ministerio de Trabajo de la Nación se llevó a cabo la cuarta audiencia de conciliación. Tiempo después confirmaríamos que la empresa, en connivencia con el sindicato local y el gobierno, pactaron que el acuerdo que allí estaban cocinando tendría que ser aceptado por los trabajadores en una votación condicionada.

Cuando los asistentes de la audiencia llegaron a Concepción del Uruguay, no fueron al acampe a contar las novedades; no solo no adelantaron nada de la supuesta propuesta que la empresa tenía, sino que además comunicaron que la resolución solo podía contemplar una aceptación o un rechazo de una propuesta que conocerían al día siguiente en el camping municipal El Espinillo, que había sido cedido para poder realizar la votación, en una urna, trabajador por trabajador.

Esta exigencia fue rechazada de plano por los trabajadores que venían luchando. La burocracia mostró su cara más real, metiendo miedo a los trabajadores con una amenaza que ya circulaba: si no aceptamos esta propuesta, van a cerrar La China, o aceptemos para que se reincorpore a los trabajadores y después seguimos luchando desde adentro.

 A pesar de que la asamblea en el acampe rechazó esta propuesta, la comunicación formal indicó que la asamblea resolutiva era de carácter obligatorio, en el Camping El Espinillo, un espacio prestado por el intendente que fue clave para alejar a los trabajadores del acampe, espacio emblema de la organización de la lucha, para alejarlos de la planta misma y para imponer sus métodos de votación.

Ese martes se consumó la entrega, al mismo tiempo que se cimentaron las bases para continuar la lucha. Con una escribana que aportaba una supuesta seriedad institucional al mamarracho que se propuso como método de votación, la asamblea comenzó con los abogados del sindicato explicando la propuesta. Que no era más que el preventivo de crisis con las modificaciones que, hasta ahí, la lucha le había arrancado a una patronal envalentonada por el clima de época.

La patronal prometía no despedir por un año y habilitar retiros voluntarios y los recortes que ya mencionamos con anterioridad, además de la paz social dentro de la fábrica. El rechazo se escuchaba con fuerza, junto al pedido de que la votación fuera a mano alzada, como siempre se había hecho. Se impuso la votación por urnas; nunca se pudo discutir una contrapropuesta ni cómo continuar el plan de lucha.

Como expresión del descontento, un sector de trabajadores se retiró de la votación. Largas filas y un par de horas llevó a que los 628, de más de 1100, que fue el número de trabajadores que se quedaron, pudieran emitir su voto. Al final de la votación, se percibió que no solo los habían jodido con los modos de votación, sino que habían hecho votar a trabajadores jerarquizados, capataces y sectores administrativos de la gestión, algo que enojó aún más a los trabajadores en lucha.

Cuando el resultado llegó, había ganado la aceptación por tan solo 28 votos. El descontento se expresó en acciones, gritos, empujones, al canto de ¡Que se vayan todos! La burocracia tuvo que encerrarse primero en un baño y luego, por el accionar policial que desalojó el galpón, pudo ocupar un espacio más grande. Virales se hicieron las imágenes de cuando las mujeres se acercaron para gritarle “traidor” al secretario general, y alguien le tiró un baldazo de agua, que expresa el sentimiento de repudio generalizado que se ganó esa podrida burocracia.

Así, con acta en mano, viajaron el miércoles 26 a Buenos Aires. La Federación se negó a firmar el acta, y el sindicato avanzó igual. Se anunció que todos volvían a sus puestos de trabajo, y el jueves 27 en Tres Arroyos estuvieron todos adentro, pero el conflicto claramente no se cerró.

Ellos cooperan para ajustar, nosotros organicémonos para responder

Para los y las revolucionarias, no es una novedad que el sindicato burocratizado actúe adaptándose a la defensa de las ganancias capitalistas y la propiedad privada del patrón.  Frente a medidas que en la lucha se presentan como necesarias, como la permanencia dentro de la fábrica o el bloqueo de salidas de camiones para la exportación, medidas que para nada son irracionales y que son legítimas y necesarias, y sobre todo, respuestas proporcionales en relación al ataque que significa que la patronal pase semanas sin depositar la cuota alimentaria, que te deba vacaciones o que cierre la planta sin previo aviso y con presencia policial.

Aún es más necesario cuando se enfrentan a empresas que, por más que quieran aparentar ser locales, actúan como multinacionales y monopolizan la producción. Pero no alcanza solo con que se tomen las medidas justas y necesarias; es condición para que eso suceda que previamente se desarrolle un elemento fundamental para determinar si el sindicato está al servicio de los derechos de los trabajadores o como mediador de la patronal.

Ese elemento es aplicar un método de democracia obrera, una democracia directa, donde el conjunto de los trabajadores decide todo: lo que concierne a los modos de organización del sindicato, a los modos de trabajo, a las condiciones salariales, a la relación con la patronal, los modos de lucha y la coordinación con otras luchas. Una democracia que permite que los trabajadores puedan de verdad decir todo.

Es importante que no nos confundamos; para continuar la lucha y para que esta lucha nos permita avanzar en conclusiones políticas, es necesario poder evaluar todos los elementos que la componen. Hoy, en Tres Arroyos, no hay trabajadores despedidos, y eso es gracias a la coordinación de la resistencia que le permitió a los trabajadores fortalecerse en la lucha. Al coordinar con las familias en lucha, al dejarse abrazar por los vecinos de Concepción del Uruguay que apoyaron y al usar las asambleas como método de discusión. Esa incipiente organización por abajo les permitió traspasar a la burocracia.

Se vuelve fundamental fortalecer esa incipiente organización para impulsar una conducción alternativa al sindicato. La formalización de un Comité de Trabajadores y Familias de Tres Arroyos permitiría construir esa alternativa tan necesaria. Ya está incipiente coordinación demostró tener fuerza para plantear que Klenner se vaya, y podría, si se concreta ese comité, no solo lograr la renuncia, sino exigir las elecciones para un recambio en toda la conducción del sindicato. Y recuperar, de la mano del sector más combativo, el sindicato al servicio de la lucha.

Esto es necesario en un país donde se profundizan las maniobras que la patronal usó, avaladas por la Ley Bases y todas las medidas antiobreras que Milei tomó y que son sostenidas por toda la política tradicional que le vota todo en el Congreso.

El gobierno, también puede hacer correr el ajuste por la inacción de la CGT. Central que debería estar llamando a un paro general porque lo que está pasando en Granja Tres Arroyos pasa en Praxair, en Shell, en Volkswagen, Ledesma, Vicentín, en Acindar, y en tantas otras plantas y fábricas del país. Y si ampliamos un poco el recorte de derechos, también afecta a los trabajadores de la salud, del Estado, docentes, universidades, a los jubilados. Hay una cooperación constante entre los gobiernos, las empresas y las burocracias para que avance la estafa que son las políticas antiobreras y la represión.

Por eso, como el ataque es global, como el gobierno de Milei es la estafa más grande, no podemos seguir esperando. Desde el MST en el FITU, con nuestra Agrupación Nacional Clasista y Antiburocrática (ANCLA) en Alimentación, creemos que los trabajadores de GTA nos demostraron que, incluso en las aparentemente peores condiciones, con un gobierno de ultraderecha que quiere pasarnos por encima, patronales voraces y burocracia servil, aun así, se pueden frenar los ataques integrales a nuestra clase.

Su lucha desnuda uno de los límites que tienen nuestras peleas, y es la burocracia sindical podrida que ha secuestrado a los sindicatos, que son herramientas que tenemos que recuperar para los trabajadores. La lucha de GTA nos da impulso para profundizar la pelea por otro sindicalismo. Casi no debe haber trabajador que piense que la CGT sirve para algo. Sus métodos constantes de entrega no hacen otra cosa que desmoralizar y planchar nuestra potencia, con consecuencias profundas para nuestra clase.

Por eso, es hora de que los sectores combativos nos organicemos en una nueva central democrática y combativa, que se anime a avanzar en las luchas hasta ganarlas. Hay que impulsar la movilización, la construcción de una nueva central sindical democrática, combativa y con independencia política frente a los gobiernos y a los patrones, para defendernos de todos los ataques, pero también para organizar una salida a toda esta situación. Porque Milei se tiene que ir, y nosotros, los trabajadores, necesitamos fortalecer la herramienta política que nos permita gobernar a quienes nunca hemos gobernado. Por el Comité de Trabajadores y la Alianza de Familias Trabajadoras, por la pelea por otro sindicalismo, combativo y con democracia obrera, te invitamos a sumarte al ANCLA en Alimentación dentro del MST en el FITU.

ANCLA en Alimentación

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