Este sábado 14 estuvimos acompañando a Tomi, en el pedido de justicia frente al boliche Club Leloir de Lanús. Tomás Pennisi es un pibe de 21 años que fue a festejar su cumpleaños, como tantos otros, a unos de los pocos boliches que quedaron abiertos en el centro de Lanús. Pero lamentablemente, como tantos otros también, fue víctima de una golpiza brutal por parte de los patovicas del Club Leloir. En palabras de Tomás: “pensé que me moría”.
Tomi no es la primer víctima de este tipo de violencia en Lanús, hubo muchos antes -y seguroe habrá más después-, pero en una sociedad sensibilizada, cruzada por el juicio ante el asesinato de Fernando Báez Sosa, también en la puerta de un boliche, este caso tomó la visibilidad necesaria para invitarnos a reflexionar.
Históricamente, estos personajes de la noche, han hecho estos actos de manera impune, por ser parte del triángulo de la impunidad: empresarios, municipio y policía. La gobernación de Lanús hace oídos sordos, la policía cuida a los empresarios y ellos hacen de las suyas, sin darse cuenta que las pibas y los pibes que asisten a sus boliches son personas con derecho a divertirse y no números que solo sirven para llenarse los bolsillos.
Sin ir más lejos, en la memoria del pueblo de Lanús, aún sigue estando vigente la causa “Disco La Casona”. En el año 2006, luego de muchas denuncias por violencia física y sexual dentro del boliche, las que nadie escuchó, asesinaron a Martín Castellucci, un chico de 20 años que agonizó 4 días, luego de la golpiza de los patovicas del lugar. Gracias a la movilización de las y los vecinos, logramos cerrar el lugar y una condena justa al responsable.
Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad, acompañamos a Tomás y a su familia. Y lo seguiremos haciendo porque sabemos que, a la “naturalización” de estos hechos de violencia, solo lo podremos cambiar de forma conjunta, organizada y con movilización.
Para que no haya un Tomi más en Lanús, por una investigación real, seguiremos movilizados hasta acabar con el entramado de corrupción, encabezado por Grindetti, Kravetz y todos sus secuaces.