viernes, 26 abril 2024 - 02:46

Tiempos Violentos. Coaliciones en crisis y la economía en bancarrota: ¿hacia dónde vamos?

Tiempos violentos. El título de la famosa película de Quentin Tarantino podría, en su expresión literal, describir el momento político de nuestro país. También su estructura narrativa. Diferentes historias, en diversos órdenes cronológicos, se conjugan. La interna del PRO; el exilio temporal de Sergio Massa -mientras se conoció la inflación más alta del gobierno del Frente de Todos-; el récord en el precio del dólar paralelo ($400); Bullrich y Milei difundiendo dinamitar todo frente a sus patrones; el operativo que no arranca y el clamor que no aparece; y el nivel que sube la expresión de la lucha callejera (paro de transporte -colectivos y subte-, marcha de la enfermería por el reconocimiento profesional y los trabajadores de Mondelez movilizados contra los despidos, entre otras expresiones), condensan las diferentes partes de un todo. La Argentina en una crisis prolongada en el tiempo, subsumida a las órdenes de un FMI que ahorca. Elecciones que se acercan, resultados inciertos y un futuro brumoso para que el ajuste siga en marcha. El nudo de la cuestión: la lucha de clases. Sin derrotas, se aproxima un futuro de conflictos fangosos, difíciles, pero posibles de una salida positiva para los trabajadores.

La economía ordena

Sin ser determinista, la situación del país no se entiende si no se ubica en primer orden el problema de los problemas: la economía. La forma en que la sociedad se organiza para su reproducción, es lo que está en debate en Argentina. De allí, en forma dialéctica, se refractan los demás problemas de índole político, social y cultural.

Con una inflación récord en marzo del 7,7%, que interanual ya llegó al 104%, no hay bolsillo que aguante. Los salarios se derriten al ritmo de las remarcaciones de los formadores de precios y la garantía de estas prácticas por parte del gobierno. Precios Justos, el programa que admite y alienta aumentos mensuales en los supermercados, ni siquiera es respetado en todos los lugares de ventas por las patronales. ¿Su maña? Las ganancias cruzadas que hacen remarcando aún más de lo prometido en los negocios de cercanía (el supermercado chino, la despensa, en el negocio que seguro vos siempre compras).

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Más allá de los dichos del secretario de Comercio el viernes pasado, el Frente de Todos no hace nada contra estas prácticas. Sólo deja correr los aumentos. Es una de las formas que, conjuntamente con las paritarias a la baja -trabajadas en conjunto con la burocracia sindical-, ha garantizado el traspaso en la renta nacional -de 2016 a 2022- de US$ 85.000 millones de nuestros salarios al capital.

La inflación y los salarios desinflados, de pobreza, no son todo. El estado de las reservas del país, a pesar de ya haber salido a jugar el nuevo “dólar agro”, sigue siendo muy crítico. Sergio Massa, quien no estuvo para el viernes negro, y a quien también se le diluyó su discurso de ser menos malo que su antecesor Martín Guzmán, no corre con suerte en su nuevo viaje en Estados Unidos. Intenta pasar la gorra, pero no consigue lo que necesita para menguar el peso de una sequía que descuenta entre US$ 15.000 y US$ 20.000 millones de la cosecha para este año. De los US$ 5.000 millones que fue a buscar, apenas se conocen créditos por US$ 1.100 millones que negoció con el FMI y el G20.

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Encima, Kristalina Georgieva, en el marco de una crisis económica mundial, que aún no se resolvió tras la quiebra de grandes bancos, parece no ser la “compañera” que muchos vendieron en el Frente de Todos. La número uno aprieta y, a pesar de la seca histórica y un pronóstico que ubica al país en una senda de estanflación (freno económico más inflación), pide cumplir sin excusas el 1,9% de déficit fiscal. Reclama más ajustes y sin “peros”, más allá del año electoral, para seguir las relaciones con una Argentina atrapada por una estafa de Macri, que el Frente de Todos decidió legalizar.

Sólo en este marco, acotado, que busca distinguir el estado de forma de la economía local, se puede entender el proceso de los demás debates que se abren en el país

Socios que se desconocen

Con las condiciones mencionadas, que facturan contra las acciones del Frente de Todos y cualquiera de sus candidatos de cara a las elecciones, otra de las coaliciones patronales, Juntos por el Cambio, se sumergió en una interna feroz.

Tras darse a conocer por parte de Horacio Rodríguez Larreta que, en CABA, las elecciones se realizarán con una metodología distinta (voto electrónico) y separadas a las nacionales (diferente urna), aunque en la misma fecha, Mauricio Macri y el ala de los halcones explotó de bronca. La medida del jefe de Gobierno excluye la posibilidad de que el elegido por el ex presidente para gobernar la ciudad, su primo, Jorge Macri, pueda pegar su boleta con las candidaturas de Larreta y Bullrich en las PASO de Juntos por el Cambio.

Horacio Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich

Pero, no fue sólo eso lo que encendió la interna. Si no, además, otro aspecto de la maniobra del ya ahora ex amigo de Macri. Contener a los radicales, abriendo la posibilidad de que Martín Lousteau pueda tener grandes chances de competir por la Ciudad. A cambio, claro, Larreta obtendría el apoyo de esa estructura para su campaña presidencial.

Toda la interna, sin embargo, no se explica sólo en términos de cálculo electoral. La discusión económica, como advertimos al principio, pesa y mucho. Larreta busca mostrarse como algo distinto a Macri, más allá que después haga “macrismo”. La renuncia a la carrera por el sillón de Rivadavia por parte del inventor del PRO, sólo se entiende por su imagen negativa, producto del rechazo que generó el ajuste que impartió del 2015 a 2019. Ese recuerdo, fresco, es el que lo hizo renunciar a sus ambiciones. Por eso, también, Larreta, busca ensayar un discurso distinto ante los empresarios, como hizo con la Sociedad Rural. Él, contrario a Macri y Patricia Bullrich, no dice querer “dinamitar” ni “semi dinamitar” todo. No porque no vaya a ajustar sino porque, en parte, Larreta admite que avanzar en ese sentido, “hacer todo lo que se hizo, pero más rápido”, tendría un costo político muy grande.

Un operativo que no arranca y Massa se desinfla mientras la inflación trepa

Si la economía quema candidatos, el Frente de Todos es quien más sabe del tema. La semana que pasó, seguramente, diluye en gran medida la candidatura de Sergio Massa. Al arribista del poder, como se lo conoce ahora por el nuevo título de Diego Genoud, parece que se le están acabando los conejos de la galera y desinflando el volumen político. Mientras se hablaba de la preparación de una campaña ubicándolo como el salvador -con el apoyo de Cristina Fernández de Kirchner-, ante lo que significó el episodio de la salida de Martín Guzmán, el 7,7% de marzo fue un mazazo a la estrategia, ya que se hizo de un récord, la mayor inflación de este gobierno.

Pero la repercusión de la espiral inflacionaria y el ajuste en curso, no sólo golpea como boomerang al ministro de Economía, sino a todo el Frente de Todos. Como las aspiraciones del presidente, que cada vez parecen ser menos y piensa sólo en dejar a un designado en su lugar. Todo apunta a que ese rol lo pueda tomar Daniel Scioli.

Acto frente a tribunales

También el operativo clamor no toma vuelo por estas mismas razones. Democracia o mafia judicial fue la consigna con la que se hizo una primera convocatoria en donde el principal orador del acto realizado frente a tribunales, Axel Kicillof, buscó ensayar el pedido por Cristina candidata. Y, además, practicó una gimnasia casi imposible. Despegarse de la estafa electoral que, en primer término, tiene a Alberto Fernández como primera cara visible, pero al lado suyo al nombre de quien aclaman y, además, principal responsable de asignar al actual presidente. De todas formas, sin nada resuelto, este sector del Frente de Todos, por el momento, sigue especulando con una posible postulación de CFK. Por eso, el próximo 25, harán un nuevo acto para reforzar el operativo comenzado.

Sin embargo, más allá de lo dicho, se acabaron las “jugadas maestras” y el agotamiento de toda tribu del oficialismo, desgastadas por las múltiples crisis que agravaron como gobierno, se da por la única estrategia común a la que se ciñen: respetar el acuerdo con el FMI.

Los liberfachos y la dolarización

Cuando decimos que todos están hablando de economía, todos están hablando de economía. Los liberfachos, con Javier Milei a la cabeza, también lo están haciendo. Principalmente ante lo peor de la casta de la que dicen no formar parte, las patronales agrarias. En la Sociedad Rural el despeinado volvió a insistir en una hoja de ruta para “terminar” con la inflación, la dolarización.

Esta fórmula no sólo haría lo contrario, aumentar aún más los precios en el país, sino que, sería una pulverización de los salarios e ingresos de las mayorías populares. Alejandro Bercovich, en su columna semanal, remarcó que: “Según los cálculos de Emiliano Libman, investigador de Economía de Fundar, para poder cambiar solamente el circulante en billetes y cuentas a la vista por las reservas netas del Banco Central, el dólar debería irse a $2.000. Todos volarían a comprar dólares a cualquier precio inferior a ése. Pero después empezarían a vencer los plazos fijos y sus dueños a intentar cambiar también esos pesos por dólares antes de que se vaya a casi $8.000, el tipo de cambio «de conversión» que haría falta para trocar todo por dólares. Ahí sobrevendrían los cracs bancarios”[i].

Milei en la Sociedad Rural

En los diferentes casos, estamos hablando de devaluaciones que serían de casi el 1000% o 4000%, según el precio del dólar oficial. Algo que llevaría a los ingresos de los asalariados a la indigencia total, ya que hoy, la gran mayoría, significan ingresos de pobreza a pesar de encontrarse dentro de lo que se considera trabajo formal.

Lo propuesto por el liberfacho, más allá de su ascenso en varias encuestas, que lo encuentran avanzando posiciones y hasta ubicándolo en una eventual segunda vuelta, nada tiene que ver con lo que reclaman hasta quienes pueden llegar a votarlo, embroncados con los responsables del actual desastre y estafados de antemano por un falso denunciante de la casta política. Así lo expresa una nota de Página 12, que reproduce un estudio de la consultora Analogías, donde se refleja que: “la mayoría rechaza la salida ortodoxa de devaluación, tarifazos y ajuste, lo mismo que el acuerdo en curso con el Fondo Monetario Internacional”[ii].

Esto demuestra, más allá de la encuesta en sí, las contradicciones que hay hacia el interior del fenómeno Milei y sus supuestos “adherentes”, como así también la inadmisibilidad de que continúe el ajuste y menos aún si es en proporciones mayores.

La calle se calienta

Todas las acciones que existieron esta semana, desde el paro de los trabajadores de transporte, tanto de colectivos como ciertas líneas de subte, además de la gran marcha de antorchas que realizaron las y los enfermeros en CABA -reclamando su reconocimiento profesional-, como el corte de la Panamericana por parte de los trabajadores de Mondelez, expresa las tendencias de hacia dónde vamos.

Nuevas luchas, por diferentes motivos, pero principalmente por el ajuste, harán que la calle se pueble de acciones contra el requerimiento del FMI para que la crisis la sigan pagando los trabajadores y sectores populares.

Recortar nuevos Potenciar Trabajo, como también delimitar quién pueda acceder a la moratoria, abrirá nuevos conflictos de otros sectores no mencionados. Aquí, también, como dijimos durante toda la nota, se pone en discusión la economía. Diferentes capas de la sociedad empiezan a resistir y poner en discusión este programa económico, que ya tiene como saldo 19 millones de pobres.

En los episodios que vendrán, los resultados no están escritos de ante mano. Las peleas hay que darlas, nada se pude dar por perdido y, para una salida favorable para los trabajadores y los sectores populares, es más que importante el accionar del FIT-Unidad. Como venimos insistiendo desde el MST, más allá del plano electoral, importante este año, es crucial que el frente que integramos dé un salto de calidad, para actuar de forma conjunta y consolidarse como una fuerza política y organizativa para las nuevas camadas de luchadores que saldrán a enfrentar el cogobierno con el FMI.

El desenlace está abierto, todo lo dirá la lucha de clases.


[i] El lado B del voto bronca y la última apuesta de Massa. BAENegocios (14-04-2023)

[ii] Ni devaluación, ni tarifazos, ni FMI. Página12 (8-04-2023)

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