miércoles, 18 diciembre 2024 - 19:57

The Fabelmans y Babylon. El cine como industria o como arte

Este año se estrenaron dos películas que, desde ópticas distintas, hablan del séptimo arte. The Fabelmans, la última película de Steven Spilberg, nominada al Oscar como mejor película, es un homenaje del director a su amor por el cine. Por otro lado, Babylon, dirigida por Damien Chazelle, es un análisis satírico del cine como industria con mucha crítica social.

Los autores

Los dos directores -de generaciones muy distintas- son creadores que han generado revuelo.

En la filmografía de Spilberg encontramos los debates políticos que atravesaron su vida (su antinazismo histórico, el antibelicismo y su humanismo) y con ellas han marcado a fuego a generaciones. Para graficar podemos mencionar algunos títulos, como: Salvando al soldado Ryan, La lista de Schindler, Múnich y la terminal, que tiene un fondo claro en los refugiados políticos y las crisis de los países del este, post caída de la Unión Soviética. Y, sin dudas, en otro plano, en el trabajo de este director, figuran películas exitosas como: ET, Jurassic Park, Indiana Jones y algunas de las más políticas

Damien Chazelle, por su parte, es un nuevo director que está obteniendo mucha popularidad por la calidad de sus películas en varias temáticas. Entre ellas destacan: Whiplash, La La Land o El primer hombre, films que obtuvieron varias premiaciones y mucho reconocimiento en taquilla.

The Fabelmans

Es la autobiografía, con toques ficcionales del director de ET. Una historia de vida, un recorrido por la pasión de un niño que, después de ver una película en la gran pantalla, descubre su deseo y la magia de filmar. Muestra el fanatismo por la innovación del personaje principal, los conflictos en su familia y las dificultades para familias judías en Estados Unidos. Además tiene un doble homenaje casi al final, con otros autores, ya que, David Lynch, un reconocido director, interpreta a Jhon Ford un importante director de cine que marcó época en Hollywood.

Babylon

La película de Chazelle es una historia ficcional, que arranca en la época del cine mudo y muestra el paso de este al sonoro.

Muestra el ascenso y caída de varias figuras del cine en ese lapso de tiempo. Es una crítica al funcionamiento del Star system, que endiosa y permite hacer lo que quiera al que llega a ese lugar y luego lo desecha cuando ya no sirve.

La fotografía y la puesta en escena como herramientas

Son dos películas con una estética y un despliegue (delante de pantalla) muy distinto. La película de Spilberg es limpia, prolija y con una colorimetría que nos transmite el amor y la pasión que impulsa a la película. Además, tiene guiños a los primeros efectos especiales en post producción. Por ejemplo, cuando Sammy pincha un film para generar la sensación de disparos en una película del oeste que hace con sus compañeros.

En un camino distinto, Babylon, en los momentos de fiestas e impunidad de las estrellas y los poderosos prima el amarillo, de los colores favoritos en la paleta del director de Whiplash, y, después, (salvó cuando muestra imágenes de las películas que se crean dentro del largometraje) son más bien limpias, tratando de poner un paño de neutralidad al frenesí que muestran los movimientos de cámara, reflejando y acentuando con estos la presión que es sacar adelante una producción fílmica.

Un arte. Un sistema

En las dos películas vemos el deseo de ser parte de la creación del séptimo arte, como dice Manuel, el personaje de Diego Calva en Babylon, “algo grande, algo importante”. El cine es visto como algo mágico, aunque también como vía de escape. En The Fabelmans es una forma de acercarse a la gente y de comprender la realidad de su familia por parte de Sammy.

Ahora, por ser historias distintos y reflejos distintos, Babylon nos muestra desde el inicio lo diferente que es la vida de una estrella y un obrero, se ve cómo se ataca una huelga de extras y luego cómo una estrella puede ser desechada cuando ya no genera ganancia para el gran estudio.

El cine como arte, como forma de expresión, es algo maravilloso, pero en el sistema capitalista, que busca sacarle ganancia a todo, se convierte en una picadora de gente que tiene que hacer cualquier cosa para sostener su posición. Y, además, un sistema de trabajo brutal con jornadas larguísimas, que nunca se sabe cuándo puede volver a llegar, produciendo una carga mental muy dura en sus trabajadores sobre cómo pasar el siguiente mes. Un reflejo claro son los primeros momentos en una locación en Babylon, dónde primero se frena una huelga, después se lastima a actores y técnicos mientras se filma una pelea.

En este punto nos debatimos ¿Es crítico al cine Babylon? La realidad es que no. El amor por el cine como arte cómo se muestra en las dos películas, es centro en el cierre de ambas, y nos hace sentir lo hermoso que es este medio de expresión y lo necesario que es alejarlo de la lógica de ganancia que tiene hoy.

Pedro Pallero

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