sábado, 16 noviembre 2024 - 18:13

Sobre la serie de Fito Paéz. Hablemos de revolucionar el amor

Hace tan solo una semana salió la serie de la biografía de Fito Paéz y ya es primera tendencia en Netflix. El detrás de la creación del disco de rock nacional más vendido de la historia argentina, la emoción y el perfume del dolor.

Me fui de casa a tocar rock and roll y no volví nunca más

En la ciudad de Rosario se cría Fito junto a su padre y sus tías. Un niño influenciado por su papá quien lo llevaba todas las semanas a la disquería Oliveira Musical. Un día encuentra un CD de Serú Girán. La locura empieza cuando su padre le da a Fito las llaves del piano de su madre, ya fallecida. Porque “una foto de los Rolling Stone, mi vieja nunca los escuchó y no me puse a llorar”, no porque ella fuera una conversadora que solo escuchaba a Beethoven, sino porque ni siquiera llegó a la presentación del primer disco de esa banda. Desde ese momento, todo son lágrimas en los ojos.

La dictadura eclesiástica-cívico-militar no solo iba en contra de militantes y activistas obreros, también contra quienes hacían rock. La trova rosarina no iba a dejar que unas botas le pisarán la guitarra, cada noche se juntaban con la banda liderada por Baglietto, quien en esta serie tenemos el gusto de verlo transformado en su hijo. Fito, aún menor de edad, actuaba con su piano desde la clandestinidad. Si hay algo por el cual Paéz se convierte en lo que es, es por el coraje en todo momento. Aún la dictadura no había acabado, aunque ya era débil, cuando a Fito lo llaman para tocar en Buenos Aires. No volvió nunca más.

No me dejes caer en las tumbas de la gloria

Contradiciéndome un poco con lo que decía al principio, esta serie no habla sobre la vida de Fito; sino del amor. Su padre, quien fue el empuje de sus deseos, sus tías con el tuco más rico de su vida. Fabi Cantilo, el amor vuelto en la corista más linda del mundo y que hoy en día vive en amistad. Charly, quien lo saca del pozo luego del femicidio de sus tías con un ataque de risa. Spinetta, quién empezó siendo su maestro y terminó siendo un gran hermano. Cecilia Roth, su gran musa de uno de los hits más escuchados. El amor después del amor es la revolución del amor. En facetas, en distintas personas, diferentes afectos, trascendentes del tiempo, variado en gestos y acciones.

En momentos de capitalismo decadente, de poco tiempo de ocio y autosuficiencia obligatoria, esta serie vuelve a refundar los lazos fuertes, elaborados, el estar presente y escuchar para sobrevivir. Hoy cuando el descarte y ghosteo son la regla, entender que la diferencia y la falta en el otro también son un cable para conectarse se vuelve difícil. El amor después del amor es revivir. Y Fito pudo hacerlo luego de los distintos sucesos de su vida gracias a la gente que lo acompañaba. Porque al final, nadie puede (ni debe) vivir sin amor.

Si un corazón triste pudo ver la luz…

A lo largo de la semana vi como muchos de los que vieron la serie comentaban que no paraban de llorar. Y es así. La serie es nostálgica, alegre. Nos recuerda a lo más rebelde de nuestro rock, a la belleza de encontrarlo en una de las épocas más terroríficas de nuestro país. Además de que las emociones están muy bien transmitidas, con actores que se tomaron en serio el papel de sus personajes. Si nuestro pueblo tiene resguardo de lucha y rebeldía, también es porque hoy podemos seguir escuchando música de artistas como Fito que nos recuerda que pudimos amar a pesar de todo.

Y yo, entendí mucho porque mi vieja decidió levantarme cada domingo con este CD al palo en cada capítulo, y tampoco pude parar de llorar.

Julieta Luna

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