Cómo salir de la trampa de la deuda eterna fue el nombre de la charla que se llevó a cabo ayer por la tarde en el Centro Cultural Kirchner, organizado por la revista Crítica. El panel estuvo compuesto por el ministro de Economía, Martín Guzmán, el ex ministro de Economía griego, Gianis Varoufakis, y el ex ministro Conocimiento y Talento Humano ecuatoriano, Andrés Auraz.
Los análisis plausibles de ser compartidos, chocaron con estrategias políticas que no alcanzan a responder el disparador del conversatorio. Posturas que no sobrepasan los límites de la institucionalidad imperialista.
Definiciones ilusorias
El ministro aprovechó la charla para dar las primeras definiciones sobre la negociación de la deuda con el FMI, luego de haber estado en Washington.
Como es costumbre en el oficialismo, pero esta vez con un poco más de profundidad, se aludió a lo fraudulento que fue el préstamo Stand By de U$S 44.000 millones que recibió Juntos por el Cambio. Guzmán, además, agregó que fue el ex director por Estados Unidos en el FMI, Mauricio Claver Carone, quien reconoció que ese préstamo fue en “apoyo político” a la campaña electoral macrista y que es “ahora el pueblo argentino el que lo está pagando”.
Sin embargo, lejos de ofrecer una respuesta que responda al eje de la charla, el encargado del Palacio de Hacienda recalcó que están “tratando de refinanciar esa deuda en cuotas, de modo que no impida el desarrollo de las oportunidades de nuestro pueblo”.
Como siempre, a pesar de las denuncias efectuadas sobre lo que significó la monumental deuda tomada por Macri, utilizada para pagar más deuda con los acreedores privados o fugar capitales, -algo que rompió hasta con los estatutos del propio Fondo-, el gobierno se empecina en honrar las cuentas con el imperialismo.
Ser “soberano” sin patear el tablero
En un momento, Guzmán fue interpelado por Luci Cavallero y Mario Santucho, moderadores del evento, que le preguntaron si existe la responsabilidad de romper con el Fondo. El ministro respondió: “¿Se puede patear el tablero?, ¿decir la deuda se acabó, fuera el FMI? Hay que entender que el rival también juega y estamos hablando de una relación entre un Estado nación y el resto de los Estados nación del mundo, de la integración de la Argentina al mundo, que favorezca las oportunidades de desarrollo de nuestra economía real”.
Contradictoriamente, luego afirmó que “Acabar con la dependencia del FMI es un acto de soberanía. Que esté el FMI en la Argentina es un gran problema desde la construcción de la política económica desde la soberanía. Por eso negociamos una solución de una forma que ese principio sea absolutamente innegociable”.
Estos zigzagueos constantes que se muestran en los discursos de los funcionarios del Frente de Todos no muestran ser más que maniobras ante un hecho prácticamente consumado que despierta temor y bronca popular. Se sabe que el acuerdo post elecciones se firmará y, como lo solicita el propio Guzmán, con el apoyo de todo el Congreso. Algo que implicará una unión de todo el régimen político para volver legal algo ilegítimo para quienes la deuda se traduce en hambre y desocupación.
No existen buenos o malos acuerdos con el Fondo, la dependencia y sumisión que genera el mismo es algo imposible de reformar. Que el Fondo esté en un país, como lo recalcaron los tres expositores, significa pérdida de soberanía. Por lo tanto no hay chances de combinar pagos de deuda que someten poblaciones enteras a la pobreza más cruenta y el crecimiento económico de un país.
Andrés Arauz fue el único en esbozar la posibilidad de una auditoría ciudadana. Algo que, como viene reclamando el MST en el FIT-Unidad, se vuelve imprescindible. Pero contrariamente a lo que sostiene el ecuatoriano, no es necesariamente para conocer el ilícito y negociar “mejor”, sino para romper con los organismos de crédito por medio de un default soberano y no destinar un dólar más a este mecanismo de saqueo.