En el día de ayer la mesa nacional de Juntos por el Cambio reunida en un salón de Olivos aprobó una resolución por la que se compromete a apoyar al gobierno en la sanción de una ley que apruebe un acuerdo con el Fondo. No quieren el default, sostuvieron. Mientras, al interior del Frente de Todos siguen las negociaciones entre Alberto y Cristina; Massa ya había anunciado en forma previa a esta definición de la coalición opositora, que ya contaba con 133 votos para aprobar el acuerdo. Se alinean todos los planetas para la entrega al FMI. Solo el FIT-U y el conjunto de la izquierda lo enfrenta en las calles, como lo demostró la nueva y multitudinaria marcha del 8F.
Con la presencia de los cuatro partidos que integran la coalición opositora –el PRO, la UCR, la Coalición Cívica y el Peronismo Republicano- y 16 de sus máximos referentes: Mauricio Macri, Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Cristian Ritondo y Humberto Schiavoni por el PRO; Gerardo Morales, Alfredo Cornejo, Mario Negri, Luis Naidenoff, Maximiliano Abad y Ernesto Sanz por la UCR; Maximiliano Ferraro, Juan Manuel López y Maricel Etchecoin por la Coalición Cívica; Miguel Ángel Pichetto y Ramón Puerta por el Peronismo Republicano, Juntos por el Cambio unificó su postura frente al tratamiento del acuerdo con el Fondo en el Congreso.
En declaraciones previas contrastaban las posiciones conciliadoras de Carrió y la UCR, que sostenían que había que tener una “política de Estado” y facilitar el acuerdo, con las posturas más críticas sostenidas por Patricia Bullrich, que exigían que el Frente de Todos votara unido –en relación a las declaraciones y amenazas de Máximo y referentes kirchneristas contra el acuerdo- para darle apoyo parlamentario, planteando la posibilidad de incluso votarlo en contra si esto no sucedía.
Ahora, la resolución de garantizar la votación dando el quórum necesario y dejando la táctica parlamentaria de último momento, especulando en si se vota en forma positiva o si se opta por la abstención –la votación con el traste, como se la conoce en la jerga parlamentaria- ayuda a distender un tanto la enorme tensión política que genera este pacto con el Fondo.
Es que pese a los renovados dichos recientes de Fernández que aseguran no habrá ajuste, todos saben que con este acuerdo se viene un tremendo sacudón para los bolsillos de las mayorías obreras y populares. En medio de tensiones al interior del Frente de Todos y un panorama que preanuncia una alta conflictividad social, la actitud de Juntos por el Cambio demuestra también la decisión de los distintos sectores burgueses de cerrar filas detrás del acuerdo gobierno-FMI frente a una grave y difícil situación política y social.
Siguen las negociaciones de un acuerdo que no cierra sin un fuerte ajuste
Si bien las negociaciones de Guzmán con Kristalina y sus funcionarios son secretas, trascienden detalles de la letra chica del acuerdo que están negociándose. Es que cada vez está más claro que para reducir el déficit fiscal, la emisión monetaria, tener tasas positivas y dejar correr el precio del dólar como exige el Fondo, no alcanza solamente con que una alta inflación –que se proyecta más alta que el año pasado- licúe el gasto en jubilaciones, salarios estatales, asignaciones y gastos del Estado; hace falta además reducir sustancialmente los subsidios a la energía y el transporte, tal cual hicieron público los voceros del Fondo una vez anunciado el acuerdo.
El aumento del 20% general en las tarifas eléctricas y la segmentación presentada solo achicarían subsidios por apenas U$S 200 millones sobre los U$S 7.000 millones destinados a la generación eléctrica. Subsidios que, si le sumamos los destinados al gas trepan a U$S 11.000 millones y con los destinados al transporte redondean U$S 15.000 millones. No hay manera de achicar sustancialmente estos subsidios a las privatizadas del sector sin poder acudir a la emisión monetaria o a fuentes de financiamiento, sin un brutal tarifazo, al estilo de Macri. Para la mayoría de los analistas de la burguesía no hay otro camino que la brecha la paguen la mayoría de los usuarios, en particular la clase media.
Es interesante repasar los artículos de Marcelo Bonelli en la edición de Clarín y de Alejandro Bercovich en BAE Negocios de hoy (1), donde describen, como también lo han hecho otros medio, acerca de las peleas entre los funcionarios cristinistas de Energía, Basualdo y Bernal, con los funcionarios de Guzmán y el propio ministro por este tema.
En la nota de Bonelli además, más allá de las exageraciones e inexactitudes de un medio que es funcional a la oposición, se señalan bajo la forma de sorpresas no ventiladas por Guzmán, una serie de temas que ilustran la dureza de las condiciones exigidas por el Fondo y que se fueron conociendo paulatinamente, contradiciendo muchos anuncios del gobierno, a saber:
- se exigen tasas de interés positivas,
- se exige un ajuste fiscal más duro y más rápido que el planteado por el ministro
- no habrá eliminación de la sobretasas, el Fondo monitoreará – en realidad cogobernará- cada tres meses bajo la amenaza de no desembolsar el dinero necesario para cumplir con los vencimientos del Stand By contraído por Macri y dejar en default a la economía argentina.
- Como si esto fuera poco, no serán devueltos el total de los U$S 7.487 millones pagados por este gobierno desde su inicio, sino apenas los U$S 4.300 millones de los DEGs.
La hora de los hechos
Así, mientras Fernández se disculpa ante funcionarios de Estados Unidos por algunas expresiones- para la tribuna- realizadas en su visita a los adversarios políticos y comerciales del imperialismo yanqui; en los convenios con otros capitalistas que dirigen Rusia y China, Máximo Kirchner, después de renunciar a la presidencia del bloque oscila entre señalar “que no va a entorpecer el acuerdo” y declaraciones pseudo combativas sobre que haría abstener a 20 o 30 diputados.
La firma del acuerdo se acerca y es hora de pasar de las palabras a los hechos. Hasta la derecha le imputa al kirchnerismo su falta de coherencia al oponerse a la principal política del gobierno de Fernández y continuar siendo funcionarios del mismo. Otro tanto podemos señalar del “silencio” de Cristina, cuya supuesta oposición los medios de la derecha se encargan de resaltar todos los días; pero que no ha dicho ni mu ante la tragedia que se avecina para la inmensa mayoría del pueblo argentino.
Lo cierto es que los únicos que estamos saliendo a la calle a combatir la tremenda entrega y ajuste contra nuestro pueblo que significa el pacto con el Fondo es el FIT-U y la izquierda, ya que estamos convencidos que sobra fuerza social para enfrentarlo y derrotarlo. Llamamos a todos los trabajadores y sectores populares, muchos de ellos votantes del kirchnerismo, a acompañarnos en esta crucial pelea.
(1)Artículos Los reproches de Cristina a Guzmán tras el acuerdo con el Fondo Monetario y El malentendido millonario y el primer cortocircuito con el Fondo, publicados en Clarín y BAE Negocios el 11/02/2022.