A poco más de un día para un nuevo 24 de marzo, el gobierno de Alberto Fernández le sigue condonando fraudes a organismos de créditos que funcionaron como financistas de la última dictadura. Martín Guzmán esta vez hizo gala del mote de “ministro de Deuda” en Europa al cerrar un pre acuerdo con el Club de París.
El ministro que tan eufórico se mostró por la reválida que el Congreso le dio a la deuda macrista contraída con el FMI, hoy se reunió con el presidente del Club de París, Emmanuel Moulin. En la reunión se cerró una nueva reprogramación de la deuda con este organismo, ya que el 31 de marzo de este año vencían U$S 2.000 millones. Son dos años y medio de “gracia” los que el Club de París aceptó para el pago del capital que no se concretará a fin de mes. Sin embargo, las negociaciones continuarán ya que se le exigió a Guzmán que Argentina de alguna manera siga haciendo pagos de manera “proporcional”. Los integrantes del Club de París pusieron esta cláusula para no quedar fuera de la repartija y condonaciones de fraudes financieros que el gobierno de Alberto se apuntó legalizar.
Además, el gobierno argentino solicitó continuar con charlas acerca de los mismos plazos mencionados y las tasas de interés exorbitantes que tiene este organismo. Los intereses punitorios heredados de la negociación que Axel Kicillof hizo con este grupo de acreedores (2014), dejó atado al país al pago de tasas exorbitantes del 9%.
Luego de frotarse las manos por los intereses que cobrará el organismo que preside, Emmanuel Moulin destacó el programa que Argentina logró con el FMI: “este programa con el FMI es fortalecer la estabilidad macroeconómica de Argentina y fomentar un crecimiento económico inclusivo y sostenible a mediano y largo plazo”. Se sobre entiende esta afirmación cuando uno revisa los integrantes mayoritarios del Club de París y visualiza que los mismos países imperialistas que también figuran en el mostrador del Fondo.
Herencias de la dictadura
Este gobierno no para de rifar soberanía y acosta de entregársela a organismos que ayudaron a perpetrar la última dictadura genocida que sufrió el país. El origen de esta deuda, como hace tiempo lo afirmó Arnaldo Bocco, ex director del Banco Central, proviene: “del ‘60 y del ‘70 tomada por los gobiernos dictatoriales para inversiones en empresas que eran del Estado”.
La estafa del Club de París, como sucede con la mayoría de los elementos que componen la deuda pública del país, es de carácter ilegal, ilegítimo y fraudulento. Y, además, como con todos estos crímenes, se sigue pagando y refinanciando sin ningún tipo de investigación para demostrar la estafa que es. Así como en el gobierno de Cristina Fernández, su ministro Kicillof la convalidó a la misma por una cifra cercana a los U$S 9.700 millones (en los registros oficiales de la misma deuda el monto era de U$S 6.725 millones), hoy Guzmán le hace la tarea a Alberto y continúa el sometimiento.
Ante una política clara de alineamiento y sumisión con los organismos de crédito por parte del gobierno nacional, urge seguir potenciando las movilizaciones contra el desconocimiento de esta estafa. Desde el MST en el FIT-Unidad estaremos en las calles para rechazar este nuevo acuerdo y pelear para que dejen de fugarse los dólares necesarios para resolver la verdadera interna, la deuda interna que presenta el país.