Foto de portada. Alejandro Wall
En una nueva sesión del Senado, el Congreso posiblemente, muestre otro escenario de derrota del gobierno de Javier Milei. En paralelo, las acciones contra los vetos del presidente ya se hacen sentir.
Por un lado, los trabajadores del Hospital Garrahan, en medio de un paro de 24hs, movilizaron hacia el Congreso. En cuanto a los universitarios, confluyendo con los trabajadores del hospital pediátrico, realizarán una radio abierta en la Plaza Congreso. Estos sectores le exigen a los Senadores que conviertan en ley los proyectos de financiamiento universitario y emergencia pediátrica, que el presidente había vetado bajo el argumento del bendito “déficit cero”.

La sesión avanza con Victoria Villarruel al mando del recinto, pero los números son contundentes: el oficialismo cuenta con apenas siete senadores y todo indica que sufrirá un nuevo revés parlamentario.
La ley de emergencia pediátrica busca recomponer los salarios de todo el personal del área de salud infantil, eliminar el Impuesto a las Ganancias sobre guardias y horas extras, habilitar compras directas de insumos esenciales y garantizar financiamiento con fondos de contingencia. Mientras tanto, la norma universitaria establece la actualización automática por inflación de los gastos de funcionamiento con retroactividad a 2024, un aumento salarial inicial del 40,8% y paritarias trimestrales. Ambas leyes buscan atacar el ajuste salvaje que viene aplicando el gobierno.

Este nuevo golpe parlamentario se produciría en otro día complicado para Milei. El escándalo por los vínculos entre José Luis Espert y el empresario Fred Machado, acusado de narcofinanciamiento en Estados Unidos complica aún más al oficialismo. A esto se suman las recientes declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, quien aclaró que sólo contemplan un swap y no un préstamo directo que tanto festejaba el gobierno. La crisis política se profundiza mientras la economía no da tregua, con los dólares financieros superando los $1.500 y el BCRA interviniendo desesperadamente para contener la corrida cambiaria.
Si el Senado aprueba la insistencia, como todo indica que sucederá, sería la tercera vez que el Congreso le impone su voluntad a la Casa Rosada. Claro que esa voluntad se entiende por el proceso de movilización de los sectores afectados por estas leyes. Sin la lucha que viene dando el Garrahan, como los universitarios, o como ha sucedido con los jubilados y discapacidad, la discusión parlamentaria, probablemente tendría otro tinte.
Para el gobierno, esta sesión, se trata de otra batalla que parece perdida de antemano, en una guerra política que se le escapa de las manos. Con cada nueva derrota parlamentaria, la imagen de un Ejecutivo acorralado se consolida, mostrando los límites de los libertarios. La calle, una vez más, demuestra que la lucha contra el ajuste sigue viva y se fortalece.