A seis días de unas elecciones que posiblemente se perfilen como un quiebre en la situación de la gestión libertaria, el gobierno de Milei anunció la firma formal del swap con el Tesoro de los Estados Unidos por 20.000 millones de dólares.
El Banco Central, en un comunicado lanzado minutos antes de la apertura de los mercados, confirmó el acuerdo que establece los términos para operaciones de intercambio de monedas, un salvavidas financiero que busca contener la hemorragia de divisas y la presión sobre el dólar. Lejos de ser una simple ayuda, este mecanismo consolida a la Argentina, casi como un protectorado económico de Washington, un país que ya no decide su política monetaria sin el visto bueno del imperialismo.
El comunicado del BCRA es deliberadamente vago en los detalles cruciales, pero deja en claro el objetivo central: “la estabilidad de los precios” y darle al Banco Central capacidad de respuesta ante la “volatilidad en los mercados cambiario y de capitales”. En criollo, esto significa que los dólares estadounidenses se usarán para intervenir en el tipo de cambio y para afrontar los vencimientos de deuda, empezando por el masivo pago de enero próximo. Es la institucionalización de la dependencia, un marco legal para que EEUU tenga injerencia directa y permanente en las variables económicas clave del país.
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La semana pasada, las intervenciones directas de Scott Bessent, que inyectó cerca de 460 millones de dólares comprando pesos, no encontraron la calma que pretendían encontrar en los mercados. El dólar siguió su escalada, demostrando que la desconfianza es más profunda que cualquier operativo de corto plazo. Este swap llega, entonces, como el último cartucho para intentar dar una señal de solvencia de cara al 26 de octubre, Una jugada de un gobierno que transita entre escándalos de narcopólítica y coimas, donde el apoyo explícito de Donald Trump es uno de los elementos más importantes para que se siga sosteniendo Milei.
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Las declaraciones del propio Trump, diciendo que “están muriendo, están luchando por sus vidas”, en relación a la situación argentina, dejan en claro el tipo de relación que pretende tener el mandatario estadounidense con nuestro país. La condición propuesta por el presidente republicano es clara: su generosidad continuará sólo si Milei obtiene un resultado favorable en las urnas. Pero la letra chica de este salvataje ya está en vigencia. Cada dólar que ingresa por este swap consolida la dependencia y entrega la soberanía económica a los intereses del capital financiero internacional. Mientras la mayoría de los trabajadores sufre el ajuste, la inflación y la caída de sus ingresos, el gobierno se dedica a asegurar los flujos de dinero que le permitan pagarles a los acreedores y sostener un gobierno cada vez más repudiado.
Frente a esta entrega obscena, donde un gobierno de corruptos y ajustadores firma el acta de sometimiento a cambio de unos dólares, la respuesta debe ser contundente. Frente a este contexto, en las urnas, el único voto útil es el que fortalece a la única fuerza que no se ha doblegado ni ha negociado con este gobierno, el Frente de Izquierda Unidad. Necesitamos más diputados y diputadas de izquierda que lleven al Congreso la voz de la calle, para denunciar sin tregua este swap colonial y el conjunto del plan de ajuste de esta gestión. Al mismo tiempo, el desarrollo de la movilización, que una todas las luchas contra las políticas de este gobierno tutelado por capitales extranjeros, en donde se construya toda la fuerza para terminar con este gobierno de entregadores y construir una alternativa para los trabajadores, en donde la economía se ponga al servicio de las mayorías y no del FMI y el imperialismo.
