Poco más de 3 semanas se han cumplido desde la primera gran movilización del personal de salud. Desde las masivas caravanas a casa de gobierno hasta la ocupación del Ministerio de Salud, a lo que se sumó recientemente la ocupación también del departamento de enfermería en el Hospital Regional de Río Gallegos (HRRG), marcaron un mes de pura organización y lucha obrera.
Durante todo este tiempo el gobierno se negó a recibir y reunirse con el sector en conflicto para escuchar sus reclamos, por el contrario tomó medidas para intentar ensuciar y criminalizar la protesta: acusaciones de que ponían en riesgo el plan de vacunación, tildarlos de violentos, apagar la calefacción en el edificio ministerial, sumariar y suspender a 2 camilleros en tiempo récord, e incluso enviar una decena de efectivos policiales al hospital para “realizar un inventario” en el departamento tomado. Lo cierto es que a pesar de los intentos del gobierno por demonizar el legítimo reclamo, sólo han logrado expandirlo y que la ciudadanía se vuelque en apoyo del personal de salud.
Por otro lado el gobierno se vio obligado a aceptar que había que discutir los reclamos del personal y abrió la paritaria sectorial para salud, sin embargo hace todo lo posible por dilatar la negociación. Después de pasar dos veces a cuarto intermedio, esta semana se suspendió la reunión pautada sin fecha ni horario confirmado para una nueva reunión. El argumento oficial fue “por motivos de agenda administrativa” lo que pone de manifiesto que los trabajadores de la salud no son prioridad para el gobierno de Alicia Kirchner, que no tiene decisión política para destrabar el conflicto. Lo que sí se llevó adelante fue la paritaria central, donde los gremios aceptaron la oferta del gobierno que consiste en una pauta salarial del 32,8% en tres tramos para todo el año, mientras se calcula una inflación cercana al 50%. Esto implica que el personal de salud seguirá perdiendo poder adquisitivo y gran parte con salarios de pobreza. En ese marco la lucha por la paritaria sectorial de salud cobra más importancia todavía, y fortalecer la lucha es clave para eso y para que los sindicatos no entreguen en la mesa de negociación la pelea de las enfermeras y enfermeros, cuyos reclamos principales son:
- Respeto del Convenio Colectivo de Trabajo
- Pase a planta permanente del personal
- Pago de la guardias adeudadas desde el año 2020
Desde el MST en el FIT-UNIDAD acompañamos el reclamo, pero también señalamos que el problema que están atravesando los compañeros no sólo es a nivel provincial, sino en todo el país. El COVID-19 aceleró la crisis del sistema capitalista y desnudó el desmantelamiento del sistema de salud que viene desde hace mucho tiempo. Para colmo se avecina una segunda ola y en reiteradas ocasiones los trabajadores han advertido que el sistema no está preparado para afrontarlo. Por esto sostenemos que es necesario y urgente otro sistema, uno donde quienes decidan qué, cómo y cuándo hacer sean quienes ponen el cuerpo todos los días para combatir la pandemia. Debemos avanzar hacia un sistema de salud estatal único, declarar de interés público el sistema sanitario privado y obviamente responder a los reclamos de la primera línea. También es primordial asegurar las vacunas para toda la población y acabar con los vacunatorios VIP que son otra muestra más de lo podrida que está la casta política burguesa, eliminar las patentes y aumentar el presupuesto destinado a la salud pública. Dinero para hacer frente a esas medidas hay si se aplican fuertes impuestos al juego, las corporaciones extractivistas y las grandes cadenas de supermercados. Lo que falta es decisión política y un gobierno de y para la clase obrera.
Javier Martínez