El día de hoy, se conoció la noticia que el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, habría firmado un decreto municipal -521/21-, en el cual declara la educación como servicio esencial. Instruyendo a la Secretaría de Registros Urbanos (responsable de las habilitaciones en el distrito) a trabajar con la Dirección Epidemiológica de Salud Pública a seguir evaluando protocolos sanitarios para garantizar la presencialidad.
Por otro lado, la Dirección de Educación del municipio debe reunirse con las autoridades de las instituciones de gestión privada y pública para evaluar la situación y buscar garantizar la presencialidad de las escuelas del distrito.
Lo que importa es el negocio, no la educación
No son novedosas estas maniobras, ya el año pasado durante uno de los momentos más complejos de la pandemia, el intendente había redoblado los intentos de abrir las escuelas, cediendo a la presión de las instituciones de gestión privada, las cuales perdieron matrícula en pos de la escuela pública.[1]
Esta “esencialidad” de la que habla el intendente, se enmarca en los intentos de toda la oposición macrista de rechazar la suspensión de clases presenciales, no por interés real en la educación sino en la ganancia de la gestión privada. Durante todo el 2020 y 2021 el intendente no invirtió en garantizar la continuidad pedagógica de lxs estudiantes garantizando conectividad en los espacios públicos, ni en los barrios. No hubo obras de infraestructura de magnitud, ni se transparentó el gasto del Consejo Escolar, que hace años viene subejecutando las partidas de fondos que vienen de la provincia.
San Isidro es uno de los distritos con mayor oferta de educación privada del país, con ofertas más exclusivas y otras más accesibles a los sectores medios. Estas instituciones son las que presionaron durante toda la pandemia por la vuelta a la presencialidad; no para garantizar educación de calidad, sino porque durante todo el año, se dio una migración de matrícula de la gestión privada a la estatal, y muchas familias entraron en moratorias o dejaron de pagar las cuotas. Su interés en la vuelta a la presencialidad insegura, que pone en riesgo a lxs estudiantes, a lxs docentes y a toda la comunidad, es movida por el interés de garantizar sus ingresos.
La educación es un derecho, no un servicio
El intendente, en su decreto, pone los instrumentos del municipio a trabajar en “protocolos” cuando el propio municipio es uno de los que enfrenta la mayor cantidad de contagios del AMBA, fallando en la prevención en situaciones como la que se volvió viral la semana pasada: una tremenda aglomeración en la liquidación del local Falabella en el distrito, o en los centros comerciales de San Isidro, Martínez o Boulogne.
Le presencialidad en las escuelas, solo puede darse cuando bajen los contagios diarios, pero también cuando se garanticen las condiciones para todxs, dentro de la escuela, pero también en el transporte y en los lugares de trabajo de las familias.
En ese sentido, lo esencial es la vacunación. Tiene que ser la obsesión de Posse y de todos los gobiernos, y no poner en riesgo la salud de los trabajadores y sus familias en pos de la ganancia capitalista. Para ello, lo esencial no es un protocolo para garantizar sus ganancias sino la anulación de patentes de las vacunas, para universalizar su aplicación y de esta manera garantizar, la vuelta a clases.
German Gómez
[1] https://periodismodeizquierda.com/san-isidro-las-escuelas-privadas-atacan-de-nuevo/