Unos días después de la semana del orgullo LGBTI+ en el Estado español, la ciudad gallega de A Coruña fue escenario de un violento crimen de odio. En respuesta, en muchas ciudades del mundo se reclama justicia por Samuel.
Samuel Luiz Muñiz tenía 24 años, era auxiliar de enfermería, estudiante universitario y trabajaba en un hogar de ancianos. En la madrugada del sábado 3 de julio, en la puerta de una discoteca, fue brutalmente agredido por una patota de al menos ocho hombres. Estando él en una videollamada, los tipos creyeron que los grababa, lo insultaron, lo molieron a golpes y luego lo abandonaron en la calle. Testigos aseguran que Samuel fue asesinado al grito de “maricón de mierda”. Esa misma noche murió bajo el diagnóstico de traumatismo craneoencefálico.
La bronca inundó toda España y al otro día se realizaron grandes movilizaciones. También hubo protestas en otros países de Europa y del mundo. En Barcelona y otras ciudades, participaron nuestros compañeros de SOL y Juntas y a la Izquierda. En Madrid el gobierno mandó a la policía, contra los manifestantes culminando en una brutal represión. Pero el legado de Stonewall nos enseñó sobre resistencia y se están realizando y planificando futuras acciones.
Pulseada contra los antiderechos
No es casualidad que este asesinato suceda a poco de la semana del orgullo en España y luego de las ofensivas antiderechos en otros países europeos, sobre todo del Este.
- En Rusia, hace un par de años, Putin criminalizó la “propaganda” LGBTI y prohibió por ley el matrimonio igualitario.
- En Polonia, bajo la presidencia del retrógrado y ultracatólico Duda, se siguen estableciendo ciudades “libres de ideología LGBT”.
- En Hungría se aprobó días atrás una ley anti-LGBT que prohíbe toda “exhibición y promoción de la homosexualidad o el cambio de género”.
- En el propio Estado español hubo acciones y dichos odiantes de miembros del partido conservador VOX contra el colectivo de la diversidad sexo-genérica.
Es que con el agravamiento de la crisis económica, la desintegración social y la polarización, los sectores reaccionarios profundizan la discriminación, la opresión y la violencia buscando acrecentar su base social y de ese modo acumular poder político. A su vez, los Estados y sus instituciones (gobierno, policía, justicia, Iglesia, etc.) sostienen este orden capitalista y patriarcal cada vez más precarizador de nuestras vidas, habilitando así las conductas de odio.
Pero en la vereda opuesta, con la juventud a la vanguardia del movimiento, surge la respuesta popular. Así como ayer se solidarizaban con el cantante antimonárquico catalán Pablo Hásel y pedían su liberación, ahora salieron a las calles al grito de “justicia por Samuel”, “ni un paso atrás” y, en algunos casos, “yo también soy un maricón de mierda”.
Todo por ganar
Vivimos en un mundo convulsionado, en donde la derecha y la ultraderecha aparecen como un factor influyente pero no logran derrotar al movimiento obrero, juvenil y de masas. Es que estamos frente a una nueva generación, radicalizada y sin miedo, que no tiene nada que perder más que sus cadenas, su falta de futuro, y en cambio sí mucho por ganar.
La cuarta ola feminista internacional aparece en este escenario y junto a las disidencias LGBTI+ puso en todo en cuestión: la cis-heteronorma, los mandatos de género, el machismo y sobre todo al patriarcado como trama de opresión intrínseca al sistema capitalista.
Por más que lo intenten, el pinkwashing ante el orgullo de cada junio y el verso del “primer mundo democrático” y “lleno de oportunidades” no logran invisibilizar ni esconder bajo la alfombra los casos como el de Samuel ni la necesidad de defender cada derecho y avanzar en mayores conquistas.
Los putos y maricas, las tortas, las travas y les no binaries tenemos un norte claro. Y le hacemos frente a este enemigo multiforme con todos nuestros colores y banderas, con orgullo de nuestras identidades, de ser quienes somos. Enfrentamos las violencias, la discriminación y la explotación. Por eso te invitamos a construir un país y un mundo distintos, en donde podamos ser libres sin que eso sea causa de asesinato. En donde podamos ser socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. Es decir, un país y un mundo socialistas.
¡Justicia por Samuel! ¡Basta de crímenes de odio!
Abril Cabello y Micaela Escobar