jueves, 19 diciembre 2024 - 15:09

Salud. Crece el nuevo sindicalismo de la primera línea

Representan a importantes sectores del equipo de salud en CABA. Una es la referente del principal sindicato combativo de ese gigante de más de 6000 trabajadores y emblema de la pediatría argentina, el hospital Garrahan. La otra es la presidenta de la emergente y dinámica organización independiente de la enfermería en CABA, la Asociación de Licenciadas/os en Enfermería (ALE). Ambas este año encabezaron listas en sus sindicatos que ganaron la conducción. En este artículo, nos dejan conclusiones del 2022 que termina y tareas pendientes hacia el 2023.

En los últimos años más allá de las particularidades de cada uno de los sectores que reflejamos, nos tocó enfrentar una orientación similar de los gobiernos de CABA –la ciudad más rica de la Argentina– y del gobierno nacional, que se presume distinto y progresista. Los cálculos de proyección presupuestaria para el Garrahan nos indican que deberíamos haber tenido un presupuesto de 40 mil millones de pesos, contemplando una actualización del 2017 atada a la inflación y tuvimos apenas poco más de 20 mil millones aprobados. Es decir, un recorte durísimo. La enfermería en la ciudad que gobiernan Larreta-Quirós, tiene salarios por debajo de la canasta de pobreza, y la marginación de la Carrera Profesional violenta con desfasajes salariales de hasta el 80% comparados nuestros sueldos con otros profesionales del equipo de salud, con equivalente formación y responsabilidades. Esa línea de ajuste a lo público, de consenso entre los gobiernos supuestamente distintos, de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, se explica por las prioridades centradas en pagar la deuda fraudulenta al FMI y reorientar fondos a campaña electoral. Las consecuencias golpean en dos sentidos a trabajadores y comunidad:

  • En el Garrahan migraron por las pésimas condiciones salariales 200 profesionales en los últimos años.
  • En enfermería, el pluriempleo es moneda corriente, como así también las enfermedades laborales de ese colectivo.
  • Lógicamente, ese panorama devalúa el servicio de salud, con profesionales que renuncian o están agotados por el estrés.
  • Desde nuestro lugar, reclamamos como trabajadoras, por nuestros derechos salariales, laborales y profesionales, pero también, en conexión con ese planteo, defendemos la salud pública de nuestro pueblo.

La experiencia de la APyT: unidad en la diversidad

La lucha del equipo de salud del Garrahan este año logró expresar un salto de calidad. En este hospital la burocracia sindical de UPCN, que cogestiona con el Consejo de Administración el ajuste, recibió un golpe muy importante, ya que el acuerdo firmado por ellos –y ATE Nacional- fue total y completamente desautorizado y enfrentado por un movimiento de protesta que combinó positivamente elementos nuevos. Junto a la APyT impulsando el reclamo salarial, se destacó un potente movimiento de Autoconvocados tanto de profesionales de distintos servicios como administrativos, que confluyó en la pelea con la Asociación y otros sectores. Pero la unidad con matices y diferencias de esta corriente de profesionales críticos de toda representación sindical a priori con nuestra APyT, logró construir en momentos decisivos una mayoría social en la base del hospital que impulsó paros, movilizaciones y el novedoso recurso del “RCP” a la salud pública, para denunciar la política nefasta de la administración política, encabezada por el kirchnerismo. Nuestra línea fue tender puentes, sin prejuicios, con paciencia, con firmeza en los debates y polémicas, pero apostando siempre a lograr síntesis superadoras para apalancar la movilización de contingentes muy representativos de todos los servicios del hospital. Esa fuerza, esa unidad en asambleas enormes y en las calles, que incluyó de manera más contradictoria a la Junta Interna de ATE, con la que tenemos diferencias de concepción por la cerrazón y ultimatismo con el que suelen actuar, fue la clave para arrancar casi un 30 % más de aumento salarial por encima de lo firmado por la burocracia, adelantamiento de cuotas del 2023 y otros ítems positivos. Obviamente, íbamos por más, pero el saldo de experiencia organizativa y confianza construida con Autoconvocados es lo que más reivindicamos.

Norma Lezana

La ALE y el meritorio proceso de empoderamiento de enfermería

Hemos escrito bastante sobre enfermería en estas páginas, en otras ediciones. Como sector masivo del equipo de salud, el 2022 estuvo atravesado de luchas importantes, aunque todavía con una participación limitada a un aguerrido activismo de hospitales y CESAC (Centros de Salud). Nuestra plataforma de reclamos, enfrentan obstáculos difíciles:

  • La conducción del sindicato municipal de CABA, SUTECBA, que se opone al reconocimiento profesional de la enfermería, por cálculos de “caja” (dejaríamos de ser empleados administrativos del escalafón municipal y, por lo tanto, tendríamos otra agremiación).
  • La corporación elitizada de médicos, que bloquea nuestro pase a la carrera para preservar el monopolio de concursos y cargos de gestión.
  • Obviamente, Larreta-Quirós que, por razones de presupuesto, deberíamos multiplicar la inversión en salud con la inclusión en la Ley N° 6035 de miles de enfermeras/os ya que nuestros salarios casi se duplicarían, habilitaríamos ingreso de personal, porque tendríamos licencias por capacitación y horario reducido respecto al actual.

Hacia esa perspectiva trabajamos. Crecemos orgánicamente en hospitales y CESAC, con nuevas afiliaciones y activismo militante. Logramos, además, encabezar paros y movilizaciones históricas de profesionales de CABA, actuando al interior de la Federación de CABA.

Con paciencia y constancia, recorriendo servicios, haciendo trabajo de base, vamos acumulando relación de fuerzas para lograr influencia hegemónica y lograr todos nuestros reclamos. Esa es nuestra obsesión.

Andrea Ramírez

Alternativa Salud – MST: un soporte clave para nuestra estrategia

La burocracia sindical, normalmente, alimenta prejuicios contra la izquierda en los sindicatos. “No hagan política”, dicen, y son oficialistas de cuanto gobierno asume y peronistas declarados. No los criticamos por eso, por hacer política, sino por el contenido de la política que defienden –siempre de ajuste- y por el método vertical y patoteril de apropiarse (y privilegiarse de las organizaciones sindicales). Nuestra visión, es que para practicar un sindicalismo independiente de todos los gobiernos de turno, democrático y combativo, formarse como dirigente y militante, es central construir un proyecto político de clase, de izquierda, antipatronal y socialista. Sin confundir que los sindicatos que coyunturalmente nos pueda tocar conducir por ser mayoría como agrupación no son “del partido”, sino del conjunto del sector obrero que representemos. Pero, vemos clave, que una izquierda como la que construimos desde Alternativa Salud-MST siga creciendo y ganando fuerza con nuevos militantes en hospitales, CESAC y toda la salud pública:

  • Para fortalecer una orientación de unidad en la diversidad, siempre combativa, siempre independiente del poder político.
  • Sin sectarismo, ni dogmatismo, pero también delimitándonos de todo apoyo a gobiernos que se dicen “progresistas” pero ajustan como Larreta y el PRO.
  • Para entender que el modelo de salud por el que luchamos, con todo el presupuesto que hace falta, sin salud mercantilizada y gestionado por el propio equipo de salud, es incompatible con un modelo de país sometido al FMI y las corporaciones. Por eso, otro modelo de salud, otro sindicalismo, para otro modelo de país.

Más que nunca, también hacia el 2023, la tarea es potenciar el desarrollo militante del MST en la salud pública de CABA y todo el país.

Norma Lezana, secretaria general de APyT Garrahan y Andrea Ramírez, presidenta de la ALE

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