Argentina, Bolivia y Chile se encuentran en lo que se denomina el triángulo del litio, los cuales tienen 68% de las reservas de este metal blando a nivel mundial. Salta, al igual que Jujuy y Catamarca, están siendo invadidas por corporaciones mineras que vienen del extranjero para saquear y provocar un desastre ambiental en la región. El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, ha promovido la mega-minería del litio en la Puna, asegurando que es la garantía de “progreso” y “desarrollo” económico para la población.
Pero la experiencia histórica de los pueblos con el extractivismo es categórica: no es cuantificable rifar nuestros bienes comunes por un puñado de dólares. Básicamente porque nuestra agua, nuestra salud y nuestra vida no deben ser mercantilizables para pagar una estafa como la deuda externa. Sin agua no se puede vivir, sin el Fondo sí.
Gran parte de la extracción del litio se realiza en la Reserva Provincial de Los Andes, la cual es hogar de vicuñas, guanacos, rana puneña y flamencos, entre otros. También contempla humedales alto andinos denominados vegas, salares y lagunas. Es decir, el gobierno de Sáenz ni siquiera respeta una reserva natural que tiene como objetivo preservar la flora y la fauna de esa región.
Si sólo tomamos a 10 empresas que están extrayendo el litio, o que están en proceso de construcción en nuestra Puna, notaremos la gravedad de la situación a la cual nos estamos enfrentando y las consecuencias terribles que tendrán para el medio ambiente.
Estos son los lugares y la cantidad de litio que van a extraer por año solamente 10 empresas mineras en la puna salteña. Aproximadamente estaríamos hablando de que van a extraer 264.000 toneladas de litio por año. Se estima que para producir una tonelada de litio se necesitan 2 millones de litros de agua. Eso significa que utilizaran 60 millones de litros de agua por hora, casi la capacidad de dos balnearos Carlos Xamena. ¿De dónde sacaran tanta agua para este ecocidio? Nuestros humedales alto andinos están en peligro. Todos nos veremos afectados por este saqueo que se está realizando en la puna salteña.
Estamos transitando la peor crisis climática, 9 olas de calor desde el inicio de año, sequía y crisis hídrica histórica. El colapso energético no es una amenaza, es una realidad. Por eso es urgente cambiar este modelo de híper producción y consumo basado en la petrodependencia y la industria agroganadera que están haciendo hervir al planeta. La transición energética empieza echando a todas las corporaciones piratas que vienen por nuestra agua y litio. Una real reconversión energética es con limpias y renovables, es posible con planificación democrática de la economía, ponderando las necesidades sociales y no la ganancia de unos pocos o los intereses de organismos buitres internacionales como el FMI. El debate de qué, cómo, cuánto y dónde se produce es decisión de las comunidades en una gran alianza transformadora con las mujeres, jóvenes, pueblos originarios y los trabajadores a la cabeza.