Tras el cruce entre el gobierno y los representantes de la paritaria de empleados de comercio, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, confirmó en declaraciones televisivas que el Ejecutivo fija un tope a los aumentos salariales. La estrategia oficial para contener la inflación busca mantener los incrementos por debajo del 1%, tal como lo ratificó Francos.
El funcionario, con sus declaraciones dejó en claro que, sin el congelamiento de los salarios, la estructura económica impulsada por Milei podría encontrar sus límites. Así, el dólar estabilizado, los techos salariales y una economía en retroceso forman parte del conjunto de medidas que, según el gobierno, permitirían llegar a las elecciones sin un repunte en la inflación.
Francos respondió luego de la intromisión del gobierno en las negociaciones paritarias de empleados de comercio. El ministro de Economía, Luis Caputo, a través del secretario de Trabajo, Julio Cordero, intentó frenar el acuerdo del 5,4% alcanzado entre la Federación Argentina de Empleados de Comercio (FAECYS) y la Cámara Argentina de Comercio (CAC). Este porcentaje supera ampliamente el 1% establecido por el gobierno para homologar las paritarias.
Las partes acordaron incrementos escalonados del 1,9% en mayo, 1,8% en junio y 1,7% en julio, junto con sumas fijas mensuales de $35.000 iniciales, que luego ascenderían a $40.000. Sin embargo, estos ajustes no compensan significativamente un salario cercano al $1.200.000, el cual, según Armando Cavalieri (secretario general de FAECYS), acumula un retraso del 20%. Pese a ello, el gobierno considera inaceptables estas subas.
La actual coyuntura económica hace que cualquier movimiento imprevisto pueda desestabilizar el plan oficial. En este caso, los aumentos salariales, bajo la lógica económica del gobierno, dificultarían su objetivo de llegar a las elecciones sin un repunte inflacionario.
Al respecto, Francos aclaró: “Si se permiten salarios por encima de los topes establecidos, los precios luego subirían, y quienes reclaman aumentos volverían a hacerlo”. Y agregó: “Todo funciona como ancla antiinflacionaria. No se trata de recortar salarios, sino de vincularlos con los índices de inflación”.
Estas declaraciones reafirman el rumbo del gobierno. Aunque cuenta con el respaldo del Fondo Monetario Internacional y desembolsos de otros organismos crediticios, la crisis económica está lejos de estar resuelta, incluso para los sectores que el oficialismo busca beneficiar.
La bronca por la degradación de los ingresos en el conjunto de los trabajadores se viene sintiendo hace tiempo. El paro, que las bases le arrancaron a la burocracia de la UTA son una muestra del clima existente y el camino a transitar para terminar con este gobierno. Mientras nos encontremos bajo los sometimientos exigidos por la hoja de ruta fondomonetarista, el ajuste solo promete profundizarse.