El 14 de noviembre de 2025, conmemorando los 50 años de los Acuerdos de Madrid, miles de personas salimos a las calles de Madrid y otras ciudades para denunciar la ocupación marroquí del Sáhara Occidental y exigir el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Las movilizaciones, que también se replicaron en otras ciudades de la Unión Europea (UE) reflejan la persistente lucha contra un colonialismo contemporáneo respaldado por el imperialismo dominante.
Gran manifestación en Madrid
El 14 de noviembre, miles de personas marchamos por las calles de Madrid bajo el lema “50 años de resistencia a la ocupación”. Con banderas, vestimentas típicas y por momentos bajo la lluvia, saharauis en el exilio y activistas solidarios recorrimos el trayecto que va desde Atocha a la Puerta del Sol, donde se hizo un hizo un acto con representantes políticos, sindicales y sociales solidarios con la causa. Los discursos recordaron la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid -14 de noviembre de 1975- denunciando la traición española que entregó el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania sin respetar el derecho a un referéndum de autodeterminación. Y acentuaron la denuncia al actual gobierno español de Pedro Sánchez (PSOE) por su vuelco hacia las posiciones opresoras del Reino de Marruecos.
También habló Abdulah Arabi, representante del Frente Polisario en España, quien afirmó que el pueblo saharaui mantiene una “determinación total para continuar su lucha … hasta conseguir su legítimo derecho a la autodeterminación e independencia.” También agradeció que durante estos 50 años los saharauis nunca han estado solos, sino “bien acompañados por un movimiento solidario”. Como todos los años, compañer@s de Socialismo y Libertad del Estado español, como integrantes de la Liga Internacional Socialista (LIS), participamos de la movilización.


Más protestas en la UE
Días antes de la movilización en Madrid se realizaron otras protestas. En Berlín, la Red de Solidaridad con el Sáhara Occidental y la comunidad saharaui en Alemania organizaron una manifestación frente a la embajada marroquí, con pancartas exigiendo libertad, independencia y el fin de la ocupación. En Londres, activistas saharauis y simpatizantes británicos se congregaron a las puertas de la embajada de Marruecos para exigir que se respete el derecho a la autodeterminación. En las Islas Canarias, concretamente en Tenerife, tuvo lugar una concentración multitudinaria en rechazo a la propuesta de Donald Trump, de reconocer la soberanía marroquí sobre los territorios invadidos, apoyada por Israel, en sintonía con los Acuerdos de Abraham. Estas movilizaciones unidas a las que se realizaron en los campamentos de Tinduf y en otras grandes ciudades de la UE demuestran que la causa saharaui sigue viva.



Una lucha que se mantiene en el tiempo
La historia del Sáhara Occidental está marcada por una mano de hierro colonial y muchas traiciones internacionales. En 1975, Marruecos lanzó la “Marcha Verde”, enviando a 350.000 marroquíes a invadir la antigua provincia española, mientras España, en sus últimos coletazos del franquismo, negociaba su salida. Esa maniobra no fue solo simbólica: días antes de la Marcha Verde, hubo una intervención militar. La Corte Internacional de Justicia había dictaminado que no existían lazos de soberanía entre Marruecos y el Sáhara Occidental, pero Marruecos esgrimió esos lazos como justificación para su invasión.
Los Acuerdos de Madrid formalizaron la retirada española, pero sin garantizar un referéndum de autodeterminación para los saharauis. A pesar del abandono, se estableció la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) bajo la conducción del Frente Polisario, y se desencadenó un conflicto armado que duró décadas.
Aunque hubo un alto el fuego en 1991 y la creación de la misión de la ONU MINURSO para supervisar un referéndum pactado, ese referéndum nunca se celebró. En la actualidad, Marruecos controla aproximadamente el 80 % del territorio, mientras que el Frente Polisario controla los campamentos de Tinduf, en Argelia.
Además, ante las negociaciones más recientes, ha surgido una resolución de la ONU (2797) que define la “autonomía bajo soberanía marroquí” como “la solución más viable”, lo que supone un giro diplomático muy preocupante, aunque también expresa que deberá darse con el acuerdo de la representación saharaui, algo que ha sido rechazado tanto por el Frente Polisario como por otras organizaciones saharauis.
Motivaciones geopolíticas de la opresión
La lucha saharaui no se puede entender sin observar el tablero global. En los últimos años, EE. UU. ha jugado un papel decisivo: la Administración Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Ese respaldo no es solo diplomático: refleja intereses estratégicos más amplios con el intento de crear un nuevo orden mundial que, de momento, se traduce en más desorden global. La propuesta estadounidense que ha generado indignación en las movilizaciones saharauis pretende legalizar la ocupación, borrando la posibilidad de autodeterminación plena.
Israel también está implicado en esta compleja red geopolítica, aliándose con Marruecos en varios frentes (militar, tecnológico, diplomático), lo que consolida un bloque que no solo reprime al pueblo saharaui, sino que instrumentaliza su territorio con fines de expansión e influencia en África.
Además, la realidad africana añade más capas a esta injusticia: el Sáhara Occidental es rico en fosfatos, pesca y recursos marítimos. La ocupación no solo es una negación del derecho de un pueblo, sino también un saqueo sistemático. El régimen monárquico autoritario de Mohamed VI, con el aval de grandes potencias, convierte la explotación de estos recursos en una pieza más del dominio neocolonial.
Con la causa saharaui como bandera
Ante medio siglo de ocupación, rechazamos la autonomía, que no es otra cosa que el reconocimiento de la soberanía marroquí, exigimos el respeto al derecho de autodeterminación. Desde la LIS seguiremos llamando a la más amplia unida de acción en la denuncia de la política colonial del Reino de Marruecos y la denuncia de la complicidad de EE. UU. e Israel. Denunciamos la violación de los derechos humanos en los territorios ocupados, la represión y exigimos la libertad de los presos políticos saharauis.
Es imprescindible unir la causa saharaui con otras luchas anticoloniales y de desposesión en África y el mundo, en primer lugar, con la lucha de Palestina. No es solo un conflicto local: es un caso paradigmático de imperialismo y descolonización pendiente. Todo en el camino de una salida socialista para todo el continente.
Por Santi González y Flor Salgueiro
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