Con colapso total en camas de terapia intensiva y con el personal de salud al límite, el sistema de salud de Río Cuarto se encuentra hace semanas saturado.
Pese a que los números de contagios en estos días disminuyeron, la situación en UTI no cambió y se encuentra en un panorama dramático. En declaraciones con los medios locales, varios de los directivos de hospitales y clínicas de la cuidad expresaron la preocupación sobre la ocupación de camas y el estado de colapso del sistema de salud. Aclisa (Asociación de Clínicas y Sanatorios Privados) declaró: “Estamos en ocupación plena de camas hace dos semanas, tanto en el sector privado y público. Vamos peleando por una cama día a día”.
Con los 164 contagios del jueves 24 de junio se acumulan hasta el momento un total de 20.187 contagios por Covid en la cuidad. Se pronostica, según algunos epidemiólogos, que el pico más alto aún no llegó.
Aumentan las internaciones de jóvenes con complicaciones, como fue el caso de Noelia Mercado, estudiante de enfermería de 32 años que, tras contagiarse de Covid se le produjo una neumonía bilateral y terminó falleciendo el pasado 5 de junio. En sus redes sociales, Noelia no solo denunció la negligencia en la atención médica, sino también la situación de colapso y estrés del sistema de salud. “Esenciales para el pueblo, invisibles para el Estado” posteaba, evidenciando la crisis que sobrepasa al sistema de salud.
Desde el municipio declaran que en 15 días se verán los resultados de las semanas de restricciones y esperan que sean positivos. No obstante, desde el personal de salud piden ser cautos y fijar total atención a las medidas tomadas desde la gestión del intendente Llamosas, que hasta el momento no fueron suficientes. Las medidas llegaron tarde y solo fueron un maquillaje ante el manejo negligente que viene llevando para encarar la pandemia.
Desde Periodismo de Izquierda dialogamos con Cecilia Ferreyra, trabajadora del centro de salud municipal. Ella nos comentaba: “En varias oportunidades hemos realizado notas y pedidos, tanto al intendente como a los concejales y sindicatos, sobre las condiciones de trabajo, exigiendo su mejora.
La realización de burbujas, hisopados cada 14 días y la vacunación a aquellos trabajadores que se encuentran en atención al público o en contacto con los ciudadanos; los insumos necesarios: acrílicos, barbijos de recambio, alcohol en gel suficiente y para el área de salud que no poseemos lugar accesible para el lavado de manos. Ya que solo se acondicionó un sector en donde al principio de la pandemia se instaló el Centro de Operaciones de Emergencia (COE).
Para los trabajadores que se encuentran cumpliendo su labor en su casa, se pidió inversión en informática. Esto permite visualizar correctamente y hacer de manera más eficiente su trabajo. En todo este periodo el personal de salud no fue remplazado para su descanso, sobre todo administrativo, seguridad y salud. Todos estos reclamos nunca tuvieron respuesta desde las distintas autoridades. Desde el área de Salud se han solicitado días extra de vacaciones y que se tenga en cuenta como trabajo insalubre, pero no hay respuestas. Somos considerados agentes municipales y no trabajadores esenciales de salud.
Desde el sindicato de trabajadores municipales (Walter Carranza) no solo no hay respuesta alguna, sino que no nos representa. Nos hemos tenido que organizar como trabajadores autoconvocados para poder realizar los reclamos correspondientes. Hace años que no nos escuchan, que se encuentra vacío y con las puertas cerradas. Y en connivencia con el Ejecutivo para los acuerdos salariales que son paupérrimos e irrisorios. Estamos muy por debajo de la canasta básica. Un sueldo básico promedio de un trabajador municipal es de $ 35.000. Esto incluye adicionales de servicio, refrigerio y puntualidad, que significa un promedio de $ 260 cada uno, eso no llega a ni cubrir unos días de boleto de transporte.
Durante la pandemia no se tuvo en cuenta siquiera que no había transporte, con muchos compañeros que tuvimos que arreglarnos para llegar a nuestro puesto de trabajo.
Actualmente en el municipio prestan servicio 3.500 trabajadores, todos en condiciones de precarización. Solo 800 de planta permanente, 1.200 entre monotributistas y de servicios y 1.500 que pertenecen a fundaciones y cooperativas. Hay muchos cargos que no fueron cubiertos por concurso interno ni externo, cargos de compañeros que se han jubilado.
Con el afán de hacer la vacunación record en la cuidad, el intendente olvidó la seguridad y salud de los trabajadores que desde el día cero están al pie del cañón en esta pandemia. Desde los administrativos, seguridad, registro civil, cementerio y empleados de salud.
Hemos enviado notas al intendente y nunca tuvimos ninguna respuesta, nosotros sabemos que estamos al servicio de la comunidad y todos los días vamos a trabajar como corresponde y con la voluntad que estos tiempos amerita, nos apoyamos entre nosotros porque desde la planta política y sindical nunca bajaron a ver las condiciones de trabajo”.
Es claro que para el gobierno de Río Cuarto las prioridades en medio de una pandemia no son los trabajadores ni el sistema de salud. Hace años que la desinversión en lo público se volvió moneda corriente. Mientras se concentran los esfuerzos en pagar la enorme deuda que contrajo el municipio a espalda de los riocuartenses, son las y los trabajadores esenciales los que enfrentan la crisis.
El rumbo de las prioridades tiene que ser otro, de manera urgente deben terminar las excusas y terminar con las medidas sociales y sanitarias a medias.
Necesitamos que se sostenga esa fase 1 con medidas sociales. Un aumento general de salarios actualizados a la inflación, IFE de $ 40.000, prohibir realmente los despidos y suspensiones, entre otras.
Necesitamos que se avance a la vacunación masiva, expropiando los laboratorios de Sigman y el de Figueiras (Richmond) para disponer de las vacunas ya, liberando patentes, mientras se avanza en un plan de producción pública masiva.
Necesitamos avanzar a un sistema único de salud, con aumento de salarios, bioseguridad y reconocimiento profesional y laboral de la primera línea.