Con el nombre de “Mesa de Encuentro Libertador General San Martín” se lanzó un agrupamiento de jefes retirados de las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales, que pretende “representar ante la dirigencia política y la opinión pública a los centenares de miles de uniformados que viven y cumplen servicio en todo el territorio nacional”. Sus objetivos, según el documento que hicieron público, serán: “Participar en el debate público y político sobre la defensa y la seguridad nacional entendidas como elementos estratégicos para el desarrollo nacional; amalgamar a la ‘familia de los uniformados’ y determinar intereses comunes y particulares” de los mismos.
Están capitaneados por el general de división Ernesto Bossi, ex jefe del Ejército bajo el gobierno de Menem, que ya intentó fundar una agrupación similar bajo el gobierno de Néstor Kirchner y hoy dirige una importante mutual militar. En la flamante Mesa además están el teniente general Claudio Pascualini, hasta hace poco jefe del Ejército; el coronel José F. Guerrero (Mutual del Personal de Intendencias Militares); el general Daniel Reimundes (titular de la Sociedad Militar Seguros de Vida, pro-genocidas), procesado por espionaje ilegal; el comandante general Ricardo Spadaro (Gendarmería); el suboficial mayor Humberto Toloza (Círculo de Oficiales de Mar); el teniente general Ricardo Cundom (Fundación Criteria), denunciado por manejar una agencia de seguridad tras esa pantalla, y el ex comisario general de la Bonaerense, Pablo Bressi, qua dirigió esa maldita policía en la gestión de Vidal, tiene aceitados contactos con la DEA yanqui y fue echado tras varias denuncias de corrupción.
En su presentación, los uniformados intentan diluir la gravedad que su Mesa implica para los derechos democráticos al señalar que tienen igual derecho a organizarse y expresarse que “los ex secretarios de energía” (sic). Y piden que se confíe en su espíritu democrático y respeto a las instituciones, ya que “es algo que no nos podemos sacar de encima desde el 10 de diciembre 1983 en adelante”.
Omiten que las instituciones que han comandado son las responsables del terrorismo de Estado y el genocidio más grave de toda la historia argentina. Cometieron crímenes de lesa humanidad, en cuyo juzgamiento se avanzó gracias a la lucha popular que logró anular las leyes de impunidad. Aun así muchos escaparon a la justicia por su muerte biológica, ya que sobre unos 600 campos de detención sólo se ha juzgado a dos genocidas por campo[1]. Además, desde la caída de la dictadura, las fuerzas de seguridad y policiales han cometido incontables represiones a luchas sociales y asesinatos por gatillo fácil.
Repudiamos el surgimiento de esta Mesa uniformada y de derecha, que intenta pesar públicamente en los temas militares y policiales, de “seguridad y defensa”. Es un grave peligro para los derechos humanos y las conquistas democráticas del pueblo argentino. Su surgimiento ahora no es casual: lejos de desmantelar el aparato represivo, el gobierno nacional lo viene reforzando.
El llamado de Alberto Fernández a “dar vuelta la página” para reconciliar al pueblo con los militares. El empoderamiento de milicos y policías al darles el control social de la cuarentena. La impunidad de la Bonaerense y Berni en el asesinato de Facundo, y el aumento salarial inmediato y sin sanciones ante su motín. El aumento de presupuesto para las Fuerzas Armadas. El brutal desalojo policial de Guernica. Son todas medidas y gestos que envalentonan aún más a los uniformados, por parte de un gobierno que gira a la derecha porque sabe que para imponer el duro ajuste que exige el FMI necesita un aparato represivo dispuesto a enfrentar las protestas populares.
Ante la Mesa, el kirchnerismo salió a quejarse. “Conspiradores”, dijo el ministro de Defensa Agustín Rossi, luego apoyado por el presidente. Hasta el genocida César Milani, ex jefe del Ejército absuelto por la justicia adicta, salió a acusar a la UCR y Cambiemos. Pero con quejas no alcanza. El gobierno debe disolver de inmediato esta Mesa y prohibir el funcionamiento de todo intento similar por parte de uniformados, sean retirados o activos.
Desde el MST en el FIT Unidad, junto a repudiar enérgicamente a esta Mesa de Enlace, seguiremos llamando a enfrentar el giro autoritario y represivo del gobierno, que es lo que habilita esos engendros.
[1] Datos del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.