Días atrás estuvo en Buenos Aires el compañero Matías Viotti Barbalato, profesor-tutor de Antropología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia y activista por los derechos humanos en el Estado español. Es parte de una campaña contra la impunidad de los crímenes del franquismo, con la cual nos solidarizamos desde la Liga Internacional Socialista y el MST. Matías visitó nuestro local partidario central, acompañamos juntos la ronda de las Madres y nos reunimos con varios organismos de derechos humanos.
¿Cuál es el objetivo de tu viaje a la Argentina y Perú?
Del 3 al 6 de agosto participo en el coloquio Violencia de Estado en el Perú. Del conflicto armado interno (1980-2000) a la ‘Generación del Bicentenario’ (2021), en la ciudad de Ayacucho, y donde habrá investigadores e investigadoras de diferentes países para analizar el impacto y las consecuencias que tuvo la violencia política peruana. Un tema que traté hace algunos años para mi doctorado en Antropología y del cual no me he desvinculado nunca. Específicamente, la criminalización de la pobreza a raíz del incremento de las políticas neoliberales y todo un discurso de la “seguridad ciudadana” exportado directamente desde los EE.UU.
Yo analizo el modo en que las políticas de mano dura de la denominada “lucha contra el terrorismo”, aplicadas por la dictadura de Fujimori, se trasladaron hacia la delincuencia común una vez neutralizados los grupos armados Sendero Luminoso y MRTA. Cuando digo delincuencia común me refiero también a las representaciones sociales de lo “delincuente” construido como sinónimo de la pobreza. Para ello me centré en dos “pandillas” de Lima: Los Chacales y Los Dioses, que llevaron a cabo una cooperativa con la idea de alejarse del mundo de la ilegalidad tal y como supuestamente la sociedad exige. Mi trabajo muestra cómo el Estado administra sobre este sector de la población pobre a través de la violencia, buscando su legitimación.
Por otro lado, hablamos de la impunidad de los crímenes del franquismo y el modo en que se construyó la denominada transición hacia la “democracia” como forma de legalidad del régimen franquista y el modo en que ésta se exportó hacia otros países latinoamericanos como un éxito de “reconciliación”. Ambos temas, el del incremento del lado punitivo del Estado neoliberal y el de la transición como triunfo de la “teoría de los dos demonios” para la legalidad del franquismo, tienen un punto en común: EE.UU.
Esta última cuestión es la que me trajo a mi tierra, Argentina -nací en Catriel, Río Negro-, en representación de las asociaciones de memoria histórica a las que pertenezco. Mis objetivos aquí son entregar documentación para la Querella Argentina, en especial de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca (ARMH Cuenca) -la cual se acaba de integrar como querellante- y entablar relación con los organismos de derechos humanos. La idea es buscar apoyo teniendo en cuenta, sobre todo, un contexto donde en todos los familiares de desaparecidos y afectados por la dictadura está muy presente la revocación del procesamiento de Martín Villa por la justicia argentina, después que fuera procesado por la jueza Servini de Cubría. Quisimos aprovechar mi viaje para buscar apoyo y generar un canal de comunicación con los organismos de derechos humanos de Argentina, que son un ejemplo a seguir en esta lucha. El proceso argentino, por primera vez en la historia, contempla la posibilidad de juzgar crímenes del franquismo y de la transición.
Contanos un poco sobre el movimiento memorialista en el Estado español…
Participo en tres asociaciones de memoria histórica en las cuales vengo trabajando activamente desde el compromiso político y como investigador desde la antropología como herramienta política. Todo un debate el del mundo académico y la participación política en movimientos sociales.
- Una es la ARMH de Cuenca, que preside Máximo Molina y está asentada en el pueblo castellano de Tarancón, aunque se trabaja en toda la región. Surgió en 2004 cuando Máximo decidió buscar a su abuelo y bisabuelo, asesinados en 1936 por el ejército franquista. Entre otras actividades de la asociación está la exhumación de cuerpos, hace ya algunos años, y todo un trabajo de recuperar y mantener la memoria de las víctimas del franquismo. La palabra víctima no me gusta porque le quita la agencia social a la persona, pero transmite mejor lo que quiero decir. Otra de las actividades fue la de recuperar el hospitalillo, espacio del compromiso de muchas personas de las brigadas internacionales en la Guerra Civil. Recomiendo que busquéis esta historia en Internet o en el Facebook del Hospitalillo de Tarancón. Este edificio fue recuperado a lo largo de varios años por la asociación hasta que el ayuntamiento, gobernado por el PSOE, decidió hacerlo un espacio de memoria tal y como la asociación venía reclamando. El problema es que no ha hecho nada al respecto y ahora nos encontramos en otra lucha: la de lograr que la municipalidad haga lo que se supone dijo que iba a hacer.
- Otra es la asociación de bebés apropiados y apropiadas por el franquismo, llamada Todxs lo niñxs robadxs son también mis niñxs. Es fundamental, porque representa una cara del franquismo bastante invisibilizada: la articulación con la derecha católica, que en el Estado español tiene una historia particular y jugó un papel en la dictadura y en la transición. Creo que el tema de los bebés apropiados no tiene la relevancia que debería. Además de participar desde el compromiso político también lo hago como investigador, tanto para realizar un informe de contexto como para una segunda tesis doctoral, basándome en el período en que continuó la apropiación de bebés: después de la muerte del dictador en 1975 hasta finales de los ’90. Es un período muy confuso, inclusive para algunas de las asociaciones de bebés apropiados, que asumieron un relato de dicha apropiación en “democracia” desligándola del franquismo. Por eso creo que queda mucho por investigar sobre el período de la España parlamentaria. Por ejemplo el gobierno español, supuestamente progresista, ha aprobado la Ley de “Memoria Democrática” -muy criticada por mis compañeros y compañeras-, mientras que ha encajonado la ley de bebés apropiados y apropiadas en la cual la asociación viene trabajando y colaborando desde el principio.
- Por último, pertenezco a una asociación muy reciente pero muy necesaria e interesante: el Colectivo por lxs Olvidadxs de la Transición (COT), creado por familiares de afectados por el franquismo durante la transición a la monarquía parlamentaria actual. Entre otras cosas, busca desmontar el relato oficial de la “reconciliación entre dos bandos” creado por el mismo franquismo y que es la base de la legalidad del régimen en la “democracia”. Esta asociación para mí es muy importante porque interpela directamente, desde los familiares de las víctimas, el relato oficial de la transición, los pactos de la Moncloa, etc., que, dicho sea de paso, fue exportada a América Latina como si hubiera sido un éxito. El papel que tuvieron las dictaduras en América Latina y en el Estado español fue crucial para consolidar el neoliberalismo en las posteriores “democracias”, naturalizando así la idea del capitalismo como sinónimo de las mismas.
El COT es importante porque cuestiona la transición como producto construido para legitimar la legalidad del franquismo, con la participación de un sector de la izquierda del momento que fue cooptado para esta función. Se señala la manera en que la dictadura y el mundo “occidental” (EE.UU., sus aliados y el Vaticano) lograron consagrar el neoliberalismo posterior. La transición logró instalar en la sociedad española una subjetividad política que permitió aceptar la idea de una “guerra entre hermanos/as” resuelta por una “reconciliación”. Eso olvida el golpe de Estado a la IIª República el 18 de julio de 1936, como si fuera posible pasar de una dictadura de casi 40 años de la noche a la mañana, sin ninguna reparación ni justicia. Todo lo contrario al caso argentino. Por eso considero fundamental al COT.
Respecto al movimiento memorialista no puedo hablar en nombre de todas las asociaciones que lo conforman, pero en líneas generales se hace un trabajo impresionante teniendo en cuenta el contexto. Hay que confortar los obstáculos del sistema judicial y también esa subjetividad política a la que hacía mención: un sentido común instalado que avala la teoría de los dos demonios. Pese a esas dificultades han hecho un trabajo importantísimo, por ejemplo la asociación de ex presos y presas del franquismo La Comuna.
¿Qué impresiones te llevás de esta visita?
Es sabido que los organismos de derechos humanos en Argentina son un ejemplo en el mundo. Además, como argentino siempre he seguido de cerca la historia de mi país, especialmente de las Madres, las Abuelas, Hijos/as de desaparecidos/as y la situación de los movimientos sociales, etc. Pero fue una sorpresa comprobar que a pesar de haber vivido la era catastrófica que supuso el macrismo, han logrado mantener una fuerza que continúa siendo digna de destacar. Soy consciente que hay quien piensa que hubo un retroceso o que antes era más difícil escuchar gente defender a los militares, pero considero que ese retroceso es una reacción de la derecha global, no solamente en Argentina sino en el mundo “occidental” en general. Es aquí donde la fuerza de los organismos de derechos humanos y movimientos sociales continúa siendo digna de destacar. Me quedé impresionado al ver la marcha del pasado jueves 14 de julio, al igual que al conocer el trabajo de los organismos de derechos humanos, los cuales a pesar de las diferencias ideológicas aúnan fuerzas cuando se trata una causa común. Creo que esto es muy valioso y no siempre ocurre. Por ejemplo, el aniversario del asesinato de Santiago Maldonado el 1º de agosto, donde participan todos los organismos, oficialistas y no. Creo que tenemos mucho que aprender de este país y Europa mucho que aprender de la lucha en los países latinoamericanos en general.
¿Qué balance hacés de la solidaridad recibida y cuáles son los pasos a seguir?
Sinceramente, no me esperaba tanta solidaridad. La acogida para mí ha sido impresionante, la manera de empatizar con la dictadura franquista y con algunos temas, como el de bebés apropiados/as, fue gratificante. Pude estar con Nora Cortiñas en la Plaza de Mayo, gracias al compromiso de Pablo Vasco, del CADHU-MST, lo que supuso para mí un día inolvidable. Haciendo un análisis de la acogida, creo que la manera en que se fue desarrollando todo tuvo que ver con la forma de empatizar que tienen los organismos con este tipo de temas, lo cual creo que es un logro que le debemos al modo en que se dio la lucha por los derechos humanos en este país.
Respecto a los pasos a seguir creo que debemos reforzar el canal de comunicación entre los organismos de Argentina y España. Por ejemplo, en el tema de la querella contra Martín Villa que se está llevando a cabo aquí, la cual está ahora en suspenso debido a los grupos de presión españoles, como me comentó uno de los abogados. Por eso es importantísimo que ahora los organismos de derechos humanos presionen aquí, precisamente para contrarrestar la presión que viene del Estado español. Ahora mismo, creo que la presión argentina es casi más importante que la que podamos hacer desde el Estado español. Nunca se estuvo tan cerca de juzgar un funcionario de la dictadura franquista y mucho menos teniendo en cuenta los crímenes que continuaron durante la transición. De ahí que tenga todo el sentido levantar las banderas contra la impunidad de los crímenes del franquismo en este país. Además, la relación de estos países en términos de lucha social esta históricamente unida y no lo debemos olvidar. Creo que la solidaridad internacional es un deber de la lucha social, como lo hicieron los y las brigadistas que dejaron su vida por la lucha contra el franquismo. Esta relación podría ser muy beneficiosa para los organismos en ambos países.