domingo, 28 abril 2024 - 10:44

Repercusiones de los datos del EPH. Salarios más baratos y aumento de la pobreza

En tiempos electorales en las que el gobierno hace promesas de mejoras en el deteriorado salario y en los ingresos de la población, distintos analistas afirman que el fuerte ajuste fiscal realizado por Guzmán permitiría ahora abrir la mano. Las paritarias se reabren. Los datos hablan de un deterioro histórico del salario y de un aumento incesante de la pobreza. ¿Se cumplirán las promesas del gobierno?

Los datos duros

Aunque faltan unos días para que se publiquen los datos de la inflación de junio, los analistas especializados señalan que se ubicará en un índice similar al de mayo, un 3,3%. Con esa cifra la inflación acumulada del primer semestre se ubicaría en un 25,5%. Muy cerca de la que Guzmán planificó para todo el año (29%). Si este nivel de inflación se repite en el segundo semestre, la inflación anual treparía “al 57,5%, la tasa más elevada para un año desde la híper del 92”[1]. Una cifra sensiblemente más baja que el 40% o 45%, que ahora proyectan el gobierno y los sindicalistas en la apertura de paritarias.

Según los últimos datos proporcionados por el INDEC, hay en el país 18,3 millones de pobres. En la proyección inter anual suman 2,7 millones de nuevos pobres en relación a los 15,6 millones que había en el primer trimestre de 2020. Cifras que, seguramente cuando se conozcan los datos del semestre en curso, van a aumentar.

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Los funcionarios y economistas ligados al gobierno hablan de una “desaceleración del ritmo inflacionario. Sin embargo, el reajuste del dólar en 8% de alza en estos días, como consecuencia de la calificación de standalone[2] de la economía del país, es una  muestra de la fragilidad en que se basan las proyecciones del gobierno.

En un panorama donde el valor de la divisa norteamericana se encuentra retrasada con respecto al resto de los demás precios de la economía, y en el cual muchas proyecciones están contaminadas por el discurso electoral, llamó la atención el pronóstico de una devaluación del 15% al 20% para luego del proceso electoral que hizo Juan Carlos Fábrega, ex presidente del Bco. Central en el segundo mandato de Cristina. Una proyección cuidadosa, si se tienen en cuenta las previsiones de la Banca Morgan o la “explosión devaluatoria”, que previene el ex ministro Domingo Cavallo en sus recientes declaraciones.

El ajuste del gobierno

Muchos economistas ultra liberales han felicitado a Guzmán por el manejo del superávit fiscal primario[3] en estos primeros meses del año. Esta semana le tocó a Mingo, quien elogió al ministro  por el ajuste en curso: destacó que el déficit fiscal primario ascendió a sólo $ 192.000 millones, siendo que para todo el año había sido presupuestado en $ 1.568.000 millones. “Es decir, entre enero y abril, el déficit fue apenas el 12% de lo presupuestado”. Señaló también queestos números “son consecuencia de un gran aumento de la recaudación impositiva y de un atraso importante de las prestaciones de la seguridad social y de los sueldos públicos, en comparación con el resto de los gastos”[4].

El salario, el precio más barato de la economía

El salario, tanto de los trabajadores formales como informales, viene en picada en los últimos tres años. Según el cálculo de la economista Victoria Giarrizzo sobre la base de los datos del último informe Evolución de la distribución del Ingreso” (EPH) del INDEC: “Entre el primer trimestre de 2018 y el mismo periodo de este año, los ingresos del promedio de los ocupados -incluye a asalariados, independientes e informales- cayeron 22% en la Argentina. La situación es peor para quienes se encuentran en el estrato más bajo en ese segmento, que perdieron hasta un 27%”[5].

Para el economista Jorge Colina de Idesa, “cuando no hay inflación, la retracción de la inflación impacta en los empleos, porque no hay baja del costo laboral, que se mantiene fijo, y el ajuste viene por el empleo. El que vivimos es un ajuste clásico por inflación”. Entre las explicaciones de los monetaristas, que dicen que la inflación tiene que ver con la desmedida emisión monetaria como centro, o de la que sostienen una “multicausalidad” que diluye lo central entre distintos factores, como sostiene Guzmán, este enfoque explica claramente la esencia del fenómeno inflacionario: es la herramienta privilegiada de la burguesía argentina para reducir los salarios.

Los análisis en curso señalan que el mayor sacudón en el salario se dio con la mega devaluación de Macri. El gobierno del Frente de Todos, sin embargo, no solo no detuvo el deterioro, sino que lo aumentó. Veamos:

  • Los salarios subieron en abril apenas un 36,5% interanual, 10 puntos menos que el IPC y un deterioro real del 6,5%.
  • Para recuperar los niveles reales de febrero de 2020, último mes sin Covid, el índice de salarios tiene que trepar por mes 4,4% hasta octubre, siempre y cuando la desaceleración de la inflación tenga lugar. Algunas previsiones esperan una caída real para este año de hasta el 5%[6].

Luchar para recuperar el salario

Más allá de tal o cual concesión coyuntural para mejorar los meses previos a las elecciones, y de la demagogia nacional y popular” del Frente de Todos, lo cierto es que el centro de la  política económica de este gobierno ha sido en este año “ajustar” sueldos estatales, jubilaciones y gasto social para cumplir con el Fondo y el Club de Paris los requisitos para refinanciar la deuda. Además, mientras habla de la “distribución de la riqueza”, ha garantizado  grandes ganancias para los empresarios y multinacionales de la industria, el agro y las finanzas sobre la base de salarios deprimidos. En esto, más allá de tal o cual matiz, no hay diferencias con las políticas de Juntos por el Cambio. Ambos gobiernos han contado para esto con la inestimable cooperación de la burocracia sindical cegetista y ceteista.

Frente a la convocatoria a paritarias para actualizar los salarios y la posible reunión del Consejo del Salario para discutir el salario mínimo, los socialistas del MST en el FIT-U llamamos a pelear por un salario básico que cubra la canasta familiar, actualizado mensualmente por inflación que, como plantean los compañeros de la Bordó de Sanidad, hoy se ubica en $ 95.000. Hace falta también un IFE de $40.000 para todos los trabajadores informales o subocupados mientras dure la pandemia.

Plata hay, tiene que salir de las grandes ganancias empresarias, un impuesto mensual a las grandes fortunas y que no salga un peso para pagar la fraudulenta deuda externa mientras la mitad de la población viva en la pobreza y 7 de cada 10 niños no tenga lo imprescindible para vivir.


[1] Artículo Otro golpe a los salarios: por qué en junio se volverán a resentir los bolsillos, publicado en El Cronista – Economía y Política,  30/06/2021.

[2] (1)        Standalone es una calificación, con que la calificadora Morgan Stanley Capital International (MSCI), calificó a la deuda externa del país. Estos buitres de los fondos de inversión imperialistas,  bajaron en dos posiciones la calificación de deuda. Estaba en la de países emergentes, se esperaba que descendiera a fronterizo, para terminar al fondo de la tabla, con lo que el crédito internacional se encarece a niveles súper usurarios.

[3] Superávit primario: superávit de las cuentas fiscales sin considerarse los pagos de la deuda externa.

[4] Artículo Cavallo advierte que podría haber una ‘explosión devaluatoria’ antes de fin de año, publicado en iProfesional, 01/07/2021.

[5] Artículo En casi tres años, los ocupados perdieron el 22% de su ingreso, publicado en La Nación Ed. Impresa del 29/06/2021.

[6] Datos el artículo Otro golpe a los salarios

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