En el fracaso del Frente de Todos la renuncia de los funcionarios del gobierno nacional no es una novedad. En del día de ayer, por la cuenta de Twitter de Alberto Fernández se anunció la retirada de Jorge Ferraresi. El ministro de Vivienda renunció a su cargo (se irá a partir del 1 de noviembre) para volver a la intendencia de Avellaneda. Uno más que se suma a la lista de los ministros en retirada y repliegue hacia sus territorios de cara a las elecciones 2023.
Jorge Ferraresi será reemplazado en su cartera por el actual secretario de Vivienda, Santiago Maggiotti. De este modo permanece la herencia de un equipo que supo pensar el ministerio bajo los lineamientos del FMI. Mientras acrecienta el número de las personas sumergidas en la crisis habitacional, este ministerio fantasma va a perpetuar la política que baja desde Washington que niega el acceso a un derecho básico.
Muchos analistas han dedicado sus editoriales para describir al gobierno de Alberto Fernández como un gobierno fallido y ahora en retirada. Pero también habría que agregar que dentro de esa crisis y la disputa palaciega del peronismo nace otro fenómeno: el “albertismo tardío”. Pensando en que su propia reelección es casi imposible, por los indicadores sociales y económicos, Alberto Fernández se va despegando de sus funcionarios más cercanos. La cartera ministerial se va vaciando de hombres y mujeres de confianza del presidente, ya que los mismos vuelven a sus anteriores funciones para ser reelegidos, en la mayoría de los casos como intendentes. El motivo de los movimientos no solo reside en las altas posibilidades de una derrota electoral para la presidencia el año que viene, sino también obturar la postulación de otra tribu peronista en los municipios que gobernaban. Juan Zabaleta y su vuelta a Hurlingham es el ejemplo más palpable buscando detener el crecimiento de La Cámpora en la localidad.
Más allá de estas internas descriptas y los movimientos, hay un elemento que sutura las internas del Frente de Todos. La totalidad de los espacios, con diferentes discursos mantiene los pies en el plato de este ajuste que está llevando el nombre, en primer término, de Sergio Massa. Acompañado por el silencio cómplice de Cristina Fernández de Kirchner y la aprobación presidencial.
Tal es el acuerdo en este punto, que el trabajo para implementar el ajuste se hace en común entre todos los espacios. La renuncia de Ferraresi se llevará el recuerdo de la represión de las familias que estaban en Guernica, reclamando tierra para vivir, que fueron reprimidas por la policía de Sergio Berni, bajo las órdenes de Axel Kicillof.
Romper con este rumbo, con el programa del FMI y el pago de la deuda externa son tareas de primer orden para poder resolver la crisis habitacional de nuestro país que impacta sobre millones de personas. El cambio de ministros del Frente de Todos, como describimos, no está para nada ligado con la intención de terminar con el fin de los asentamientos y villas. Más bien, los funcionarios que vistan la embajada de Estados Unidos, están decididos a perpetuar y profundizar las condiciones indignas de vida de las mayorías populares.