Si bien el INDEC todavía no publicó sus cifras, la mayoría de los analistas señala que la inflación del mes de enero rondará el 4%. El aumento del 9% en el precio de los combustibles va a impactar en muchos costos de la economía, en particular en los alimentos, cuyos aumentos rondan en promedio el 5%. Entre los que más subieron podemos encontrar al tomate, la papa, las verduras y frutas en general. “Estamos perdiendo la batalla con los productos frescos” reconoció Feletti. No es para menos cuando el kg de lechuga llegó a costar $ 1.100.
A esto debemos sumarle el constante aumento de los precios de la carne, ya que las ofertas que anuncia el gobierno casi no se consiguen. En dos años el kg de asado aumentó un 206%. Los lácteos y los huevos aumentaron en el 2021, muy por arriba de la inflación, un 61,3%. La reprogramación de los precios “descuidados”, que suben un 2% por mes y no se encuentran en los almacenes de barrio, o se encuentran con precios un 50% arriba del oficial, dejó afuera a muchos productos que sufrieron grandes alzas y muchos otros de almacén, que no están en este programa, sufrieron a principios de enero alzas que llegaron hasta un 20%.
Al aumento de los alimentos, podemos agregar que febrero viene con novedades: un 51% de aumento para los alquileres que se actualizan anualmente, 9% en la medicina prepaga, subas en los celulares, aumentos de hasta el 100% en los artículos de la canasta escolar. La determinación de aumentar un 20% las tarifas de electricidad y gas para todos, prometiendo una dudosa “segmentación” que le sacaría subsidios a los ricos, y que muchos analistas coinciden será el primer paso de nuevos y brutales tarifazos para cumplir con las exigencias del Fondo para achicar subsidios. En este camino se viene un importante aumento en los colectivos de CABA, si pasa el control de los mismos al gobierno de la Ciudad.
Como si esto fuera poco, para cumplir lo pactado con el Fondo, el Banco Central aumentó el ritmo de la devaluación del dólar oficial, el blue volvió a trepar, se preparan tasas de interés positivas que van a encarecer el crédito local. Mientras, las actualizaciones de las paritarias, los aumentos anunciados en las jubilaciones y la AUH, no llegan a compensar los 20 puntos perdidos por los salarios formales, los casi 30 que perdieron los estatales, el 40 % de los informales, los 14 puntos perdidos por las jubilaciones, etc. En un primer cálculo las consultoras privadas hablan de que la inflación del 2022 va a estar como mínimo en un 55 a 57%, contra un 51% del 2021.
El gobierno, los grandes empresarios, los funcionarios del FMI, los analistas y políticos de la derecha, todos hablan de que hay que bajar la inflación. Hablando para entendidos el responsable de la consultora Quantum, el funcionario de la dictadura Daniel Marx, acaba de ratificar que la alta inflación es el mecanismo privilegiado de Guzmán para bajar el costo de las jubilaciones, salarios del Estado y gastos públicos, para achicar el déficit y cumplir con las metas del Fondo. Es también el mecanismo más eficaz para bajar el costo de los salarios de todos los trabajadores que los empresarios y multinacionales que operan en la Argentina tienen.
Es la pelea por la distribución del ingreso, más allá de tal o cual discusión técnica parcial, la causal real de la inflación. No puede ser que en un país productor de alimentos, la población sufra enormes privaciones a la hora de alimentarse. No puede ser que el gobierno le eche la culpa al aumento del precio internacional de los alimentos, mientras los empresarios transgreden cualquier acuerdo de precios –con la complicidad de los funcionarios- y acaparan sumas millonarias. No puede ser que el transporte de los mismos a cientos y miles de kilómetros en camión, represente el 30% de su costo. No debemos aceptar en un país rico en recursos energéticos, el tarifazo actual y el brutal saqueo que se prepara.
Seis medidas como parte de un plan alternativo obrero y popular:
- Es necesario congelar precios de los productos de la canasta básica, eliminar el IVA de los mismos, aplicar la ley de abastecimiento a los empresarios que boicoteen no produciendo o acaparando y establecer un verdadero control social a cargo de los trabajadores de las empresas productoras y comercializadoras de alimentos y de la población.
- Establecer mecanismos imprescindibles como la nacionalización de la Banca y del Comercio Exterior.
- Una profunda reforma agraria, que ataque el carácter rentista de la producción y la propiedad terrateniente. Es necesario terminar con la estructura monopólica de la producción y comercialización responsable del precio de los alimentos y en la transición, además, generar mecanismos regulatorios como fueron la Junta Nacional de Granos o la Junta Nacional de Carnes.
- Hace falta estatizar todas las empresas productoras y distribuidoras de energía, volver a una YPF totalmente estatal y monopólica, con el control de sus trabajadores y usuarios.
- Es necesario un aumento de emergencia de los salarios mínimos, las jubilaciones y planes sociales al nivel de la canasta familiar. Los salarios, como todos los ingresos populares, deben tener cláusulas de actualización mensual automática de acuerdo a la evolución de los precios.
- Finalmente, hay que romper con el FMI y los acreedores buitres privados de la deuda, impedir que esa sangría de miles de millones de dólares de una inmensa estafa salga del país. Esa plata tiene que estar disponible para reactivar nuestra economía, los salarios y necesidades de nuestro pueblo.