El aberrante suceso ocurrió en una zona protegida y sin ningún tipo de habilitación. El daño provocado es irreparable para el ecosistema de la región.
Según trascendió de las autoridades del Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, un hombre usurpó un campo ubicado dentro de la reserva natural de Punta Tombo, Chubut y provocó la destrucción de 140 nidos de pingüinos con una topadora con el objetivo de abrir un camino directo con bajada a en la playa. Además, delimitó el camino con un alambrado que luego electrificó.
La primera persona en dar aviso a las autoridades de guardafauna fue el dueño del campo, para luego dar aviso a las máximas autoridades de áreas protegidas y radicar la denuncia pertinente.
En dialogo con la prensa local, la fiscal que actúa en la cusa, Florencia Gómez, manifestó: “Por ahora no cabe la detención de esa persona, por lo pronto la ley que se violó fue la de maltrato animal. El delito es provisorio porque ahora los biólogos van a hacer un informe con la precisión del impacto ambiental y el delito y la pena pueden ser más gravosas”.
Según los trascendidos, se trata de una persona relacionada a la ganadería y actuó de manera impune; lo cual hace sospechar si este tipo de prácticas no son más habituales de lo que realmente podemos llegar a imaginar, ya que según dieron a conocer los doctores en Biología Pablo García Borboroglu y Laura Reyes, los conflictos entre los propietarios son numerosos, pero nunca habían visto algo similar en sus vidas.
La noticia rápidamente se viralizó en las redes sociales y se transformó en noticia nacional. Uno de los mayores pedidos es que se tomen todas las medidas necesarias para evitar que este tipo de situaciones trágicas vuelvan a suceder. Zonas como Punta Tombo son clave para la procreación de los pingüinos.
Dicha situación abre un extenso debate sobre el tipo de emprendimientos que se realizan en zonas protegidas o en ecosistemas claves para la vida humana y animal en el planeta, como por ejemplo los humedales. La declaración de este tipo de zonas como intangibles se impone cada vez más en la agenda de debate socioambiental. El solo hecho de que este tipo de zona adquiera esa etiqueta implicaría la prohibición de cualquier tipo de actividad privada, ya sea para uso individual, especulativo, inmobiliario o cualquier otra práctica extractivista.