La persecución y el hostigamiento a los pueblos originarios parecen no tener freno. La reciente detención de 7 compañeras algunas lactantes y embarazadas, se suman a la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado; los asesinatos de Rafael Nahuel y Elías Garay, las múltiples represiones a las comunidades de Cuesta del Ternero, Vuelta del Río, lof Cushamen, lof Winkul Mapu.
La represión del 4 de octubre en Villa Mascardi, desempolvó un discurso de odio que tiene décadas de instalación en nuestro país. Una represión que se desata luego de la presencia de la ex ministra de seguridad Patricia Bullrich, en una movilización de tintes patrióticos que tenía como consigna la “defensa de Villa Mascardi”. Defensa que este sector entiende como la eliminación de quienes “no son ni serán parte de la Patagonia”, así lo expresan abiertamente en un comunicado que hace pocos días hacen circular por la comarca andina desde el grupo organizado bajo el nombre de Legión Nacional Patriótica.
A esta campaña de demonización impulsada por la derecha más reaccionaria, el gobierno del Frente de Todos también la lleva a la práctica. Acá no hay grietas. Por eso es que el gobierno ha impulsado la conformación de un “comando unificado”, que se dedica a espiar, amedrentar y desalojar al pueblo Mapuche de las tierras recuperadas.
El doble discurso de los gobernadores
No es casualidad la circulación de estos mensajes de odio, cuando asistimos a la demonización de los pueblos originarios por parte de los gobiernos que dicen reconocerlos. “Una cosa es la comunidad del pueblo mapuche, reconocida por el Consejo de Desarrollo Indígena, que tiene voz en el presupuesto de la provincia, escuelas bilingües. Y otra cosa es este grupo que no le interesa el diálogo, que pone en discusión al Estado argentino y al sentido de la propiedad y utiliza la violencia” afirmó Alberto Weretilnek (ex gobernador de Río Negro) en 2017, sobre el desalojo en Villa Mascardi. Afirmaciones similares vomita Arabela Carreras (actual gobernadora de Río Negro) como la continuidad de esa política represiva en la provincia.
En Chubut también se mantiene el hilo de la violencia para con las comunidades mapuche. “Miren quiénes son y vean los que están en contra de la ley, de los mapuches, porque la comunidad mapuche está integrada, trabaja y es parte de nuestra comunidad” decía el difunto ex gobernador Mario Das Neves mientras reprimía la Lof Cushamen y desaparecía Santiago Maldonado; el sucesor Mariano Arcioni no se corre de la línea, premia a quienes reprimen, nombró como Jefe de la Policía a César Brandt condenado por reprimir a la comunidad de Vuelta del Río.
Con discursos lavados y posando de progres, los gobernadores dicen “integrar” a las comunidades originarias, cuando lo real es la negociación con los grandes magnates que tienen comprada la Patagonia como Lewis o Benetton, a quienes le garantizan las fuerzas represivas cuando se trata de desalojar a los “invasores”.
Letra muerta
Lo que los funcionarios públicos están “obligados” a decir, tiene que ver con la legislación vigente. La inclusión del idioma mapudungun, las escuelas bilingües, la personería jurídica de las comunidades y el reconocimiento de sus tierras son parte de la reforma constitucional de 1994; el artículo 75, inciso 17 señala “la propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan y la participación en la gestión de sus recursos naturales”, pero, en la práctica sucede poco y nada.
A nivel nacional con la ley 23.302 se crea el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), un organismo que debería garantizar el cumplimiento de los derechos de los pueblos originarios. En 2006 este organismo inició un Relevamiento Territorial que sólo se concretó en un pequeño porcentaje, y que no contempló la entrega de títulos de propiedad comunitarios. La ley 26.160, ahora vencida, declaraba la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias. En la actualidad no solo no se reconoce la propiedad de las tierras, sino que se profundiza la persecución, el hostigamiento y la represión.
Contra el capitalismo extractivista
Está claro que no es suficiente la existencia de las leyes si no hay una política de estado para cumplirlas. En pos de beneficiar siempre a los magnates y a las multinacionales, quienes pierden la vida defendiendo el territorio son las comunidades mapuche tehuelches. La agenda compartida por JxC y el FDT para aumentar el saqueo extractivista, requiere de una maquinaria de propaganda anti Mapuche.
Esto se debe a que son estas comunidades, junto a una creciente vanguardia joven quienes más se oponen a los proyectos contaminantes, resisten en los territorios y llevan adelante una vida que busca ser en armonía con la naturaleza (kvmu felen). La necesidad de generar dólares para pagar una deuda fraudulenta es la que marca el camino para los gobiernos de turno.
La deuda legitimada por el gobierno meses atrás, sumado a los nuevos compromisos asumidos frente a organismos internacionales, las giras por Estados Unidos de Massa, gobernadores y distintos funcionarios, responde a su necesidad de buscar inversiones para obtener dólares, a cambio pretenden entregar los bienes comunes de todo el territorio, exponiéndonos a más saqueo y contaminación.
Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad, repudiamos la represión y el comando unificado que esta actuando en la zona. Exigimos al gobierno nacional, la finalización del relevamiento que establece la Ley 26.160. Garantizar la enseñanza bilingüe e intercultural.
“En suma, como sistema económico-social lo único superador del capitalismo es la construcción del socialismo: una sociedad sin explotación ni opresión. Por eso no compartimos el indigenismo, ideología que plantea volver atrás, a modos de producción precapitalistas. Como socialistas, defendemos el derecho de los pueblos originarios a sus territorios ancestrales o suficientes, el respeto a su identidad y cultura, incluso debatir a futuro la alternativa de un Estado plurinacional democráticamente constituido, en donde todos los habitantes podamos convivir en paz” (esta es una cita de la nota: Ni terroristas ni usurpadores. Las seis claves del conflicto mapuche).
Nico Mc Namara y Emilse Saavedra