A raíz de la inauguración del Oleoducto Néstor Kirchner el pasado 9 de julio, la Confederación Mapuche de Neuquén, realizó la declaración que compartimos a continuación, la misma nos lleva a reflexionar sobre la soberanía, el extractivismo y el doble discurso de los “progresismos”.
El 9 de julio de 1816 se declaró la independencia de un país que era un tercio del actual territorio. Posteriormente se incorporó por la fuerza militar a toda la región sur y la región del Chaco a través de las campañas genocidas denominadas «Conquista del Desierto» y «Conquista del gran Chaco».
Doscientos siete años después escuchamos desde Saliqueló consignas que hablan de «soberanía» y de «defensa de los intereses de la Patria» que parecen panfletos al lado de una realidad que muestra un país sometido a las corporaciones extractivistas.
Un sistema cuya matriz económica está atada a destrozar la Naturaleza y apropiarse de los bienes comunes colectivos que son para ellos recursos recursos naturales a explotar.
Dos demandas mapuce tiene el ministro Massa en sus manos: el compromiso de no avanzar en planes sobre territorios comunitarios sin la Consulta y el Consentimiento mapuce, y el compromiso de ejercer control sobre las graves consecuencias en nuestra vida física y cultural, que la explotación de Vaca Muerta ha generado y generará como son: derrames, sismos , acumulación de residuos tóxicos (basura petrolera), invasión de extraños en nuestros territorios que alteran nuestra vida comunitaria, nuestros centros ceremoniales arrasados por esta ocupación ajena a nuestra vida espiritual, ingreso de flagelos de la sociedad cómo adicciones, juegos y prostitución.
¿Quien pone límites y repara tanto daño si la mirada porteñocéntrica del ministro ignoró nuestra demanda?
Cuando hablamos de un país sometido al poder de las corporaciones extractivistas es por el magro porcentaje del 12 % en regalías que se obtiene de la renta de Vaca Muerta, cuando el país vecino de Bolivia ha impuesto el 80%, otorgando a los petroleros un 18%. Se entiende así porque tenemos una provincia endeudada,mientras estamos parados sobre una de las mayores reservas de gas del planeta. A esto se suma la cruel paradoja de aplaudir un gasoducto que llevará gas a poblaciones lejanas de Brasil mientras nuestros hogares son calefaccionados o se enfrian a leña.
Estás razones nos llevan a declarar:
– No celebramos una supuesta » soberanía energética» dónde la renta se transfiere a las casas matrices de las principales corporaciones petroleras.
-No celebramos los récord de producción que dejan a su favor contaminación y muerte en nuestra MAPU.
-No celebramos que el gas llegue a millones de hogares de Brasil y el mundo mientras miles de familias mapuce y neuquinas padecen la exclusión y la carencia de gas en sus hogares.
-No celebramos la utilización de dólares producto de la exportación gasifera para el pago de una deuda externa ilegal e ilegítima.
-No celebramos y nos organizamos junto a los excluidos de este sistema entreguista para que los principios que se recitan cada 9 de julio sean de celebrar la soberanía popular y plurinacional sobre los territorios que nos ofrecen todo lo necesario para nuestro bienestar o «Buen Vivir».
-Es mentira que una dirigencia con visión entreguista y cortoplacista puedan desterrar la desigualdad y la pobreza sin nuestra participación directa.
Seguiremos luchando el Kvme Felen (Buen Vivir). La transición energética debe ser justa, respetuosa de los derechos humanos y con proyección de futuro. Si la Transición energética solo beneficiará a las multinacionales nos negamos a ser zona de sacrificio.
KVME FELEN son nuestros planes de Vida ante los planes de MUERTE que nos proponen desde Vaca Muerta.
¡Marici wew! ¡Diez veces venceremos!