Días atrás, los senadores oficialistas presentaron un proyecto para pagarle la deuda al FMI en base a un futuro impuesto a los fugadores. El mismo día, CFK se reunió con el embajador norteamericano para pedirle «ayuda» con ese fin. Para quienes se alejan de Alberto, ¿qué proyecto transformador ofrece hoy el kirchnerismo? Nuestra propuesta desde la izquierda.
El peronismo nació y creció como proyecto político en los años 40, cuando la economía nacional iba con viento en popa. Salvando las distancias, en 2003 el kirchnerismo surgió favorecido por el viento de cola de las exportaciones agrarias. Pero los ventarrones que hoy azotan nuestro país, el continente y el mundo entero son otros, muy distintos.
La crisis capitalista no da tregua y las corporaciones buscan mantener su tasa de ganancias como sea. Aumentar los precios y las tarifas, pagar menos impuestos y salarios, precarizar a los trabajadores y subir la edad jubilatoria son algunos de sus mecanismos para ese fin. Además, la Argentina está endeudada, dominada y monitoreada por el FMI.
Desde ya, en el Congreso el kirchnerismo votó en contra del acuerdo con el Fondo. Pero no lo obstaculiz ó ni llamó a enfrentarlo y sigue dentro del mismo gobierno de Alberto que aplica el acuerdo y sus condicionamientos. La Cámpora se jacta de su gran columna del 24 de Marzo, pero no sacó ni un militante a las calles en rechazo al acuerdo que critica.
Frente a una crisis económica y social que no deja márgenes para medias tintas, el doble discurso tiene cada vez menos cabida. Por eso un proyecto realmente transformador, con soberanía política e independencia económica para garantizar justicia social, debería empezar por desconocer esa monumental deuda trucha que nos dejó Macri, no pagar ni un solo peso y echar al FMI y sus monitoreos para siempre.
Pero en vez de esa respuesta soberana, los senadores ahora piden crear un fondo mediante un eventual impuesto a los fugadores y Cristina para cobrarles le pide «ayuda» nada menos que a Estados Unidos… y así seguir pagándole al Fondo hasta cancelar esa deuda impagable. Nos parece un proyecto equivocado, por varias razones:
- La deuda externa es una estafa completa por donde se la mire, una deuda odiosa, y las estafas no se pagan: se denuncian y se repudian. En cuanto al gobierno yanqui, ¡mejor que nos «ayuden» nunca más!
- De nada sirve sacarle a un chorro para pagarle a otro, encima el mismo que financió la fuga. Desde ya, desde el MST estamos a favor de gravar y recuperar los capitales en el exterior no declarados a la AFIP, abrir sus cuentas bancarias e investigar sus libros contables. Pero si se llegara a recuperar algo, se debería destinar a las necesidades sociales más urgentes y a reactivar la economía nacional, no a las arcas del FMI 1 .
- Aun con la lógica del proyecto, si de verdad buscara que sólo «paguen los que fugaron», ¡al menos debería incluir la suspensión ya mismo de todo pago hasta cobrar ese hipotético impuesto! En realidad, su objetivo político es otro: disimular que el gobierno del Frente de Todos ya viene pagando millonadas de dólares al Fondo a costa de más ajuste, más entrega y más extractivismo.
¿Otra vez «la pelea desde adentro»?
Desde hace décadas, la forma de retener a las bases peronistas que realmente quieren cambios es con la consigna de «dar la pelea desde adentro». Pero reflexionemos un poco:
- En los 70 lo intentaron los Montoneros, pero fracasaron y vino Isabel con López Rega y luego el golpe.
- Tras la derrota electoral de 1983 lo intentó la «renovación peronista», pero fracasó y terminó en el poder Menem y su neoliberalismo.
- La «década ganada», corrupción y ajuste mediante, terminó en Macri presidente.
- Y después la coalición K con el albertismo era para ganarle a Macri y aplicar otro plan económico, pero Alberto y Massa pactan con el FMI, ajustan al pueblo y se corren cada vez más a la derecha.
¿Hasta cuándo malgastar tantos sueños, tanto esfuerzo militante en un objetivo incumplible? ¿O acaso a alguien ahora se le ocurrirá prometer que «hay 2023»?
No, compañeras y compañeros. Este gobierno no va a recuperar la plata fugada, como no lo hizo con Vicentín, ni con el «aporte solidario» de los ricos ni con ninguna medida que afecte en serio los bolsillos de los bancos y corporaciones. Entre John Lennon y terapias de grupo, tampoco va a aplicar las medidas duras que hacen falta contra los grandes empresarios para combatir la inflación, que se devora los sueldos, las jubilaciones y los planes sociales.
Por el contrario, este gobierno tiene al país sumido en un 37% de pobreza -más los efectos de la inflación brutal de este primer trimestrey la política económica oficial sigue yendo en beneficio del imperialismo y el capital concentrado. Para la cúpula pejotista, hace rato que aquello de «combatiendo al capital» pasó al olvido: cuando gobiernan, lo hacen para el capitalismo y la dependencia.
Año tras año, es la decepción con toda esa dirigencia política, imposible de «cambiar desde adentro», lo que genera el legítimo desencanto y la bronca que sienten millones de trabajadores y jóvenes.
La salida es por izquierda
El gobierno del Frente de Todos ya está roto por dentro, con una evidente grieta interna. Muchos y muchas militantes y simpatizantes ya no se consideran parte de ese «todos», ya no lo ven como «su» gobierno. Y en medio de la incertidumbre, nadie sabe bien adónde desembocará semejante crisis política.
Pero más allá de que busquen encauzarla con internas para dirimir las candidaturas de 2023 o si en los próximos meses cuaja una ruptura firme, el kirchnerismo que lideran Cristina y Máximo tiene una concepción de construcción esencialmente atada a los espacios de poder, los cargos y los puestos. Por eso le será más que difícil romper sus lazos con el PJ de siempre u otro armado político similar, defensores de este sistema capitalista, semicolonial y en crisis.
En otras épocas, en algún acto Cristina sostuvo «a mi izquierda está la pared». No era cierto, aunque quizás en aquel momento convencía a muchos y muchas de sus militantes y simpatizantes. Ya no podría repetir su frase. La izquierda es una realidad política y en las calles. Es la única fuerza política que pone el cuerpo en todas las luchas sociales y no tiene doble discurso, sino un programa con propuestas concretas por cambios de fondo. Entonces cabe preguntarse:
- ¿Para qué va a seguir en el kirchnerismo un activista sindical, que en su laburo o en su gremio enfrenta todos los días a la patronal y a las burocracias de la CGT y las CTA, encadenadas a este gobierno del ajuste capitalista, la reforma laboral y la suba de la edad jubilatoria?
- ¿Para qué va a seguir allí una o un activista de los movimientos sociales, si este gobierno dijo que va a cortar los planes de ayuda, los mantiene por debajo de la canasta de indigencia y encima reprime y desaloja a familias sin techo como en Guernica?
- ¿Para qué va a seguir allí cualquier activista ambientalista, si este gobierno promueve la megaminería contaminante, el fracking, el uso de agrotóxicos para el monocultivo de soja y la exploración petrolera off shore?
- ¿Para qué va a seguir en el kirchnerismo cualquier militante antiimperialista, que anhele la liberación nacional, si este gobierno está sometido como un felpudo al FMI o, como el proyecto de los senadores, plantea seguir siendo «pagadores seriales»?
- ¿Para qué va a seguir allí unx activista feminista, LGBTI+ o anticlerical, si este gobierno creó un Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad «unicornio», vistoso pero irreal en cuanto a políticas públicas, y sigue subsidiando a la Iglesia y los colegios religiosos?
- ¿Para qué va a seguir allí unx activista estudiantil, secundario, terciario o universitario, si este gobierno para «bajar el déficit fiscal» va a recortar los presupuestos educativos y los salarios docentes y no docentes?
- ¿Para qué va a seguir allí cualquier militante por los derechos humanos, si este gobierno dejó de lado a Milagro Sala, tiene nuevos presos políticos y destina cada vez más presupuesto a equipamiento militar y policial?
La única verdad es la realidad. En todos los casos, si estos compañeros, compañeras y compañeres salen a luchar se encuentran con la izquierda, solidaria, coherente. Y en todos los casos también, las reivindicaciones de ese activismo empalman o directamente son las mismas que levanta la izquierda. Ya es hora entonces de encarar el desafío y, sin renunciar a ninguna identidad, dejar atrás los proyectos en crisis y venir con el MST y el Frente de Izquierda Unidad a fortalecer la única salida genuina; a luchar contra el capitalismo y por una sociedad nueva, distinta, realmente justa e igualitaria: el socialismo.
- Aparte de utilizar lo recuperado para pagar la deuda ilegítima al Fondo, según el art. 37º del proyecto, a los bancos, bolsas o entidades que «colaboren» en informar violaciones a las leyes fiscales o lavado se les perdona toda multa y se los premia con hasta un 30% del monto recaudado.