Con la aprobación del senado que estaba pendiente, fue sancionada la norma que ingresa a la carrera profesional a casi 5000 profesionales que revistaban en la ley general del empleado público de la Pcia. de Bs As.
La inmensa mayoría son licenciadas en enfermería, mujeres, que con un esfuerzo tremendo se capacitaron en servicio y pasaron a cumplir tareas profesionales incluidas en la carrera hospitalaria (Ley 10.471).
Esta conquista implica aproximadamente un 30% de aumento salarial y otros derechos laborales. Una reparación histórica para la enfermería en el camino del reconocimiento salarial, laboral y profesional que merecen y necesitan como parte del equipo de salud.
Sin dudas la lucha de años de la enfermería y el equipo de salud con CICOP a la cabeza es la razón de este triunfo que reconoce derechos en tiempos de ajuste. Supera toda utilización política del gobierno provincial que, en tiempos electorales, pretende atribuirse los logros de una pelea colectiva, y de sectores como el Sindicato de Salud Pública (FATSA) cuyos dirigentes se opusieron tenazmente a esta ley privilegiando especulaciones del su aparato y cálculos de afiliaciones y no de las necesidades de las compañeras.
La pelea fue larga. Pese a esta oposición y la barrera de los sucesivos gobiernos que se ordenaban por el ajuste presupuestario, las movilizaciones, paros y demás acciones lograron varios acuerdos paritarios hasta que se transformaron en un proyecto de ley.
La pelea tiene una historia que comenzó hace más de una década con la inclusión en la carrera de las licenciadas en enfermería. En igualdad de condiciones en salarios y derechos laborales que los demás profesionales del equipo de salud (médicos, psicólogos, bioquímicos, trabajadores sociales, etc.) y una primera ley de excepción que reconoció el derecho adquirido de todos los licenciados (en esa época menos del 10% de la planta provincial de salud). Se lograba que, a diferencia de la mayor parte del país donde hay carreras diferenciadas, dicriminación laboral y precarización indigna para la enfermería y muchas otras profesiones no médicas, se coloque en pie de igualdad a la inmensa mayoría de las profesiones del equipo de salud. Un mérito de la movilización y de la organización pluriprofesional y democrática en la CICOP, que lejos de las visiones corporativas, hizo del equipo de salud una concepción y un perfil central.
Esa conquista abrió una nueva etapa en la lucha por el reconocimiento pleno. Por conseguir vacantes y concursos en la carrera para la enfermería, concedidos a cuentagotas y a fuerza de pelea contra los gobiernos. Por conseguir una estructura orgánico-funcional para la enfermería no verticalista, democrática y jerarquizada, que aún está pendiente.
Pero al calor de las movilizaciones por profundizar y ampliar estos derechos, miles de trabajadorxs se motivaron y realizaron el esfuerzo de capacitarse. Y debieron soportar años de postergación por las políticas de ajuste.
Después de haber estado en la primera línea de la pandemia en la atención y en el reclamo, llegó este merecido triunfo. Las concentraciones frente a la Legislatura encabezadas por CICOP y en unidad de acción, dieron sus frutos. Debemos felicitarnos. Sacar algunas conclusiones para valorar este paso, para acumular fuerzas para que esta ley se aplique correctamente y para seguir peleando por lo que falta: los planteles necesarios, la recomposición salarial con cláusula gatillo y el reconocimiento pleno. Una vez más, luchar vale la pena.