La Liga Internacional Socialista, la Oposición Trotskista Internacional y la Liga por la Quinta Internacional hemos acordado iniciar un proceso de colaboración, intercambio y discusión con el objetivo de intentar llegar a una fusión de nuestras organizaciones internacionales antes de que termine el próximo año.
Esta convergencia surge de profundos acuerdos sobre la caracterización de la situación mundial, la política revolucionaria hacia los principales hechos de la lucha de clase actual y una perspectiva común sobre la necesidad de reagrupar a los revolucionarios sobre una base programática y principista y un método centralista democrático sano para avanzar en la construcción de una fuerte Internacional.
Las tres organizaciones confluimos en los Encuentros Internacionalistas de Milán, donde constatamos importantes coincidencias sobre nuestros análisis de la situación mundial, la caracterización de China, Rusia y el conflicto interimperialista, y la política revolucionaria hacia Ucrania y Palestina.
Vemos una perspectiva de profundización de la crisis sistémica del capitalismo, con una creciente polarización social y política desigual, con un ascenso de expresiones de derecha y extrema derecha incluso llegando al gobierno en muchos países, combinado con resistencia, movimientos de movilización de masas, olas de huelgas, rebeliones, revoluciones y el surgimiento de una nueva y joven vanguardia militante radicalizada en la lucha de clases mundial. Sin embargo, mientras un polo avanza en consolidar una representación política con la extrema derecha al frente, el otro lucha en las calles pero no materializa una clara representación política. La crisis de dirección revolucionaria de las masas trabajadoras y populares es más aguda que nunca. De ahí la necesidad de una nueva Internacional arraigada en las luchas mundiales de los explotados y oprimidos, que construya una dirección y un programa en base al legado de Marx, Engels, Lenin, Trotski, Luxemburgo y la experiencia de más de 150 años de enfrentamientos del movimiento obrero contra las burocracias, las burguesías y el imperialismo.
Coincidimos en la caracterización de China y Rusia como potencias imperialistas emergentes que comienzan a competir con un imperialismo occidental todavía hegemónico pero en decadencia. Vemos una dinámica de agudización de la disputa interimperialista global entre EE.UU. y China y sus respectivos aliados, que llevará a crecientes roces, conflictos y guerras regionales e indirectas. Aunque una confrontación mundial directa no sea lo más probable en el corto plazo, enfrentamos una etapa mundial donde esa perspectiva puede estar planteada en el futuro y solo el triunfo de la revolución socialista a escala planetaria lograría evitarla.
Coincidimos en la política revolucionaria hacia Ucrania, donde vemos la combinación de dos procesos: la invasión de un país por parte de la potencia imperialista que lo dominó históricamente; y el conflicto interimperialista global que se dirime también en las trincheras ucranianas. En la medida que no hay una confrontación directa entre la OTAN y Rusia, identificamos que el proceso predominante es la resistencia del pueblo ucraniano a la invasión del imperialismo ruso. Por lo tanto, la política revolucionaria implica apoyar a la resistencia para que gane y defender el derecho a la autodeterminación del pueblo ucraniano, como así también del Donbass, y a la vez enfrentar las políticas antiobreras de Zelensky y luchar por la disolución de la OTAN.
Coincidimos en que no hay solución posible para el pueblo palestino sin derrotar el Estado genocida de Israel y reemplazarlo con una Palestina única, laica, democrática y socialista en el marco de una federación libre de repúblicas socialistas de Medio Oriente. Y que la lucha por este objetivo implica apoyar la resistencia del pueblo palestino, también la del Líbano, y la de cualquier otro pueblo atacado por el sionismo, y construir una dirección revolucionaria que luche por la revolución socialista en todo Medio Oriente contra Israel, los regímenes árabes y toda dirección burguesa.
Estos puntos de acuerdo son sustanciales. No se trata de coincidir en dos o tres asuntos arbitrarios, coyunturales/contingentes, sino sobre la perspectiva global, los principales hechos de la lucha de clases y las tareas centrales de los revolucionarios en el mundo.
No es menor que también coincidimos en la necesidad de reagrupar a los revolucionarios internacionalmente en base a un programa revolucionario principista y un sano método de construcción, un centralismo democrático que permita discutir todo en un ambiente de camaradería, procesar matices y desacuerdos, intervenir en la lucha de clases con posiciones y campañas internacionales comunes y asistirnos mutuamente en la construcción de nuestras organizaciones nacionales.
De este modo creemos posible ayudar a superar los límites teóricos, políticos y metodológicos de gran parte de las actuales corrientes políticas del trotskismo, cuyas políticas y modelos de construcción vienen resultando equivocados para enfrentar la realidad mundial hace décadas, lo que ha provocado crisis y rupturas cada vez más recurrentes en las distintas tendencias.
Las corrientes de las que provenimos los que estamos en un proceso de confluencia no han estado exentas de errores que nos proponemos corregir. En base a esta evaluación crítica del pasado, vemos necesaria una paciente convergencia de experiencias diversas, tomando lo mejor que tenga para aportar cada corriente, pero al servicio de sentar las bases de una nueva tradición revolucionaria que construiremos juntos.
En una serie de reuniones en los últimos meses, la OTI, la L5I y la LIS hemos constatado que existe una base de acuerdos políticos y metodológicos suficientes para iniciar un proceso de discusiones, intercambios y coordinación con la meta de fusionar nuestras fuerzas.
Hemos comenzado un trabajo de coordinación e intervención conjunta y un proceso de debates sobre el programa, la estrategia y las tácticas para la revolución mundial con esta finalidad. Aunque desde hace tiempo en las organizaciones revolucionarias predominan las divisiones y rupturas, desde la LIS, la L5I y la OTI propiciamos una dinámica de unidad y fusión. Es un proceso abierto a la integración de otras fuerzas revolucionarias que compartan la necesidad de reagruparnos en pos de aportar a la construcción de una internacional revolucionaria que con el tiempo pueda transformarse en la representación política que necesitan las masas trabajadoras y dirigirlas hacia la revolución socialista mundial.
Liga Internacional Socialista (LIS)
Liga por la Quinta Internacional (L5I)
Oposición Trotskista Internacional (OTI)